Las changas hacen que la desocupación se mantenga en un dígito

En 8 años, la proporción de "subempleos inestables" pasó de 9,7 a 18,6 % de la población económicamente activa, según relevó la UCA.

En 8 años, la proporción de «subempleos inestables» pasó de 9,7 a 18,6 % de la población económicamente activa, según relevó la UCA.

Los trabajos temporarios de baja remuneración, más conocidos como “changas”, mantienen el porcentaje de desocupación en un sólo dígito en la Argentina. Entre 2010 y 2018, la proporción de «subempleos inestables» pasó de 9,7 por ciento a 18,6 por ciento de la población económicamente activa.

El dato se desprende del informe Heterogeneidad y Fragmentación del Mercado de Trabajo que presentó este lunes el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Según los resultados de la encuesta, referidos al tercer trimestre de 2018, sólo el 44,1 % de la población económica activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos, mientras que el 9,9 % se encontraba desempleada y el 18,6% sometida a un subempleo inestable.

Al mismo tiempo, el 27,2% contaba con un empleo regular pero precario, es decir, con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia, pero sin afiliación alguna al Sistema de Seguridad Social.

Sobre la proporción de «subempleos inestables», el incremento de 8,9 por ciento en tan sólo 8 años, permitió «compensar el comportamiento de la desocupación (la cual disminuyó de 11,4% a 9,9%) en un contexto persistente de falta de inversión productiva y de ausencia de creación de empleo pleno», según precisan en el informe.

Se entiende por subempleo inestable al «porcentaje de personas ocupadas en trabajos temporarios de baja remuneración o changas, trabajadores sin salario y beneficiarios de planes de empleo con contraprestación laboral».

En cuanto a la variación del porcentaje, desde la UCA especifican que la fuerte suba se originó principalmente «por las políticas contra cíclicas de generación de trabajos vinculados a un mercado interno de consumo de bajos ingresos y/o a programas de empleo».

Fuente: Los Andes