Las exuberantes ecosendas de Tucumán

Tucumán obliga a visitar la Cuna de la Independencia, las ruinas de los Quilmes, Tafí Del Valle y comer una rica humita con empanadas de carne cortada a cuchillo. Pero completa el viaje calzarse las zapatillas

Tucumán obliga a visitar la Cuna de la Independencia, las ruinas de los Quilmes, Tafí Del Valle y comer una rica humita con empanadas de carne cortada a cuchillo. Pero completa el viaje calzarse las zapatillas y recorrer a pie las Ecosendas, que la provincia más pequeña del país tiene para sorprender al más experto de los excursionistas o hasta a los más chicos de la familia.

“En Tucumán la naturaleza manda y hay que aprovechar”, dijo Hugo Olgiati, uno de los responsables del Ente Tucumán Turismo desde donde relevaron numerosas Ecosendas, un producto turístico que ofrece senderos con distintas dificultades para que puedan acceder desde familias con niños, hasta los visitantes más experimentados.

Virginia Zerrizuela, referente de Turismo Activo del Ente, destacó las variadas opciones que la provincia ofrece para disfrutar del aire libre, en entornos verdaderamente privilegiados por la naturaleza, con diferentes niveles de dificultad, en su mayoría aptos para recorrerlos durante todo el año según las expectativas y condiciones físicas.

“Es muy diferente caminar dentro del ecosistema de los bosques subtropicales de montaña denominados Yungas, a recorrer los valles Calchaquíes”, explicó la licenciada en Turismo.

En la provincia más pequeña de la Argentina hay senderos sencillos dentro de áreas protegidas como es el caso de El Funicular, en la zona de Horco Molle-Yerba Buena y con 45 minutos de duración y dificultad baja; u otras de largo recorrido como son los de Tafí Del Valle, La Ciénaga o Río Grande, donde se aconseja ir acompañado con un prestador activo.

Áreas protegidas ubicadas a muy pocos kilómetros de las principales ciudades ofrecen al turista deseoso de conocer algo nuevo y diferente la oportunidad de disfrutar de caminatas y conectarse con la naturaleza en medio de exuberantes selvas, baños en pozos de aguas cristalinas, cascadas, cañadones o ríos.

En su mayoría, se llega en auto hasta el punto de inicio y están dotadas de señales e infraestructura para que el caminante pueda interpretar qué está viendo y disfrutar con un conocimiento más completo de toda la flora y fauna lugareña.

Dentro de los numerosos recorridos para hacer a pie, el Ente de Turismo ofrece seis circuitos de larga extensión, que son los tramos de Tafí Del Valle-La Ciénaga; La Ciénaga-Anfama; Anfama-Rio Grande; El Telégrafo; 33 Viviendas, y Puerta del Cielo, todas etapas que van desde los 7,5 kilómetros y hasta una elevación máxima de 2733 metros sobre el nivel del mar.

Se trata de las “Eco Sendas”, cuyos tramos, dificultades y recomendaciones pueden encontrarse en la web www.tucumanturismo.gob.ar donde se detallan otros variados circuitos por las Yungas como los de El Nogalito, San Javier o El Taficillo (de la Nina Velárdez); los valles Calchaquíes, por el cerro El Mollar; o los de la zona sur, por el Parque Nacional Campo de los Alisos.

Estos variados senderos, “forman una red donde es posible recorrer una diversidad de escenarios, desde la selvática vegetación de las yungas hasta los pastizales de altura de las cumbres, resguardando sitios arqueológicos y conviviendo con una cultura ancestral latente”, promocionan los prestadores.

“Somos el corazón del norte”, repiten los tucumanos y como buenos anfitriones no mienten.

Llegar a la capital, conocida como el “Jardín de la República” por su vegetación abundante, la yunga y las 5.200 plantas de naranjos que embellecen todo el centro de la ciudad le permite a uno llegar en pocos kilómetros a Salta, Catamarca o Santiago del Estero.

Conocer Tucumán es llenarse de Cultura (herencia precolombina y protagonistas de la historia del país con la declaración de la independencia); sabores (las más ricas humitas, tamales, empanadas y locros con dulces y quesos caseros); conectividad aérea (ya llegan varias aerolíneas low cost), y variedad de paisajes con sus valles calchaquies, cumbres montañosas que superan los 5.000 metros y la selva exuberante manifestada en sus célebres Yungas.

Fuente: Patagónico