«Las medidas que Macri anuncia, son las que dan miedo»

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“… Lo que espanta de los 90 es la desolación de las fábricas cerradas…” expresa Claudio Leoni, Secretario General de la FESTRAM Santa Fe y Secretario Adjunto de la Confederación Argentina de Trabajadores Municipales

EN UN REPORTAJE ANTERIOR, UD HIZO MENCIÓN A NO VOLVER A LA DÉCADA DE LOS 90. NOS PARECE UN CONCEPTO QUE ES NECESARIO PROFUNDIZAR.

Cuando se habla de No Volver a los 90, muchos dan por supuesto que todos entienden de lo que se trata. En realidad hay una generación, por lo menos, que no sintió el impacto que significaron esos años en la vida cotidiana de la gente.

Por ejemplo, el cierre de los talleres ferroviarios de San Cristóbal o la reducción de trabajadores que se vivió en Laguna Paiva, no sólo fue tremenda en esos lugares, sino que dio de lleno en varias localidades de la Provincia.

Recuerdo la situación que se vivió en Rafaela, por ejemplo, donde muchas de esas familias  – en unos pocos años entre 5000 a 6000 personas- se fueron a vivir allí, con la expectativa de volver a conseguir un trabajo. Hubo un crecimiento poblacional enorme y  los sistemas de salud y  el educativo tuvieron que hacerse cargo de una situación para la cual no estaban preparados.

En realidad existió, también, un proceso migratorio interno de proporciones, donde familias que por años habían residido en una ciudad o un pueblo, debían emigrar, muchas veces sin nada más que lo puesto a otros lugares en busca de una nueva oportunidad. Es muy difícil, a veces, describir estas situaciones. Pero existieron en numerosas localidades de todo el territorio provincial.

Otro hecho, que demuestra la descomposición social que se vivía en esos años, fue la actitud de algunos intendentes y funcionarios provinciales, inclusive, que frente al proceso migratorio; en vez de discutir o plantear alguna propuesta de contención o de solución al tema, optaban por pagarle el pasaje a los coprovincianos para que sigan viaje a otra ciudad o comuna, o bien a otra zona del territorio nacional. No hay que olvidarse  de eso tampoco.
¿Y EN EL SECTOR PRIVADO PARTICULARMENTE?

Hay muchos ejemplos, cada vez que vamos a Rosario, y tomamos contacto con los compañeros; retornan las imágenes de las fábricas cerradas desde Puerto General San Martín en adelante, de los cortes de ruta, de las ollas populares. Los municipales también estábamos allí, pero en otros gremios el panorama era muy delicado.

A veces, me parece, que un buen ejercicio es comparar. Digo esto en referencia a una gran parte de la región centro y suroeste de la Provincia de Santa Fe. La agroindustria entornaba sus puertas, sus históricos galpones de maquinaria agrícola quedaron casi abandonados. Esto no fue una casualidad, un negocio mal hecho, sino una política que definió que en ese rubro específicamente, se debía priorizar ese sector industrial en otro país, en detrimento del nuestro.

Esto también hay que decirlo, porque si no parece que hay cosas que se recuperaron por esfuerzos individuales o en un segundo de magia. Aquí existió, después de 2003 un Estado presente y políticas activas para reactivar ese rubro, como tantos otros en la Provincia. También es cierto que aparecen coyunturas complicadas pero sin el Estado, la pequeña y mediana industria – y fundamentalmente sus obreros- quedan totalmente expuestos, frente a otro tipo de políticas e intereses.
TAMBIÈN ESTUVIERON LAS LUCHAS POR EL BANCO, LA EPE, LA CAJA DE JUBILACIONES.

Fueron momentos muy fuertes. Hay que reconocer que los compañeros y compañeras de Luz y Fuerza lograron sostener la empresa en el ámbito provincial, pero las presiones eran enormes, no sólo aquí, sino también en otras provincias hermanas, por ejemplo Córdoba. Era una política global, que fue muy evidente en el sector bancario. Se querían destruir las herramientas financieras que los distintos niveles del Estado tenían para financiar sus propios proyectos de desarrollo, todo debía manejarlo la banca privada.

Lo del concesionamiento del servicio de agua potable y cloacas fue otro regalo que se le hizo a las multinacionales. Las consecuencias de la falta de planificación de todo ese proceso se están viviendo hoy todavía. Hay localidades en el norte santafesino que aún no tienen agua potable.

Lo que sí fue muy valioso es que el conjunto de los gremios estatales pudimos frenar la transferencia y posterior privatización de la Caja de Jubilaciones de la Provincia, como, efectivamente, ocurrió en otras provincias argentinas.
¿Y EN EL ÁMBITO EDUCATIVO?

Decía en esa entrevista anterior, precisamente, que en este nivel las medidas fueron brutales pues desde el gobierno nacional se dispuso el traspaso de las escuelas nacionales a las provinciales sin darle recursos a los gobernadores para sostener esa decisión y ese ajuste, claramente, lo sufrieron los docentes.

La situación era tan patética, que teníamos un Ministerio de Educación Nacional sin escuelas a su cargo, con una clara desfinanciación de la educación en general y de las universidades en particular; la resistencia de los docentes fue otro punto muy alto en la construcción de consensos para evitar que el neoliberalismo triunfe en ese frente. La Carpa Blanca fue una expresión muy concreta de esa resistencia al modelo de los 90.

Por eso, creo que hay que tener la actidud, además de una dosis de memoria –fundamentalmente de aquellos que sufrieron todas esas medidas, tanto en lo público como en lo privado- de contarle a los más jóvenes que implicó todo lo que estamos señalando, pero también el costado humano, social. Miles de familias enteras sin trabajo, cuyos hijos crecieron yendo a comedores comunitarios porque sus padres no tenían que poner en la mesa todos los días; hombres y mujeres que tenían un empleo estable y de un mes al otro se quedaron sin nada. Esa imagen no era sólo la de la ciudad de Santa Fe, toda la Provincia estaba igual, el país en su conjunto.

Eso después cuesta décadas recuperar porque se instala una cultura de mendicidad frente al Estado y a cierta dirigencia política. Eso comenzó a revertirse, paulatinamente, en la última década.
LUEGO DEL ÚLTIMO PLENARIO, ¿CÓMO SE ESTÁ TRABAJANDO EN LA FEDERACIÓN?

Desde FESTRAM estamos advirtiendo lo que sucedió, una vez,  cuando se aplicaron las medidas que hoy todo el equipo que rodea a Mauricio Macri vuelve a anunciar, a mostrar como la solución a problemas puntuales del país. No quieren mejorar lo que no está bien, corregir errores o carencias, pretenden modificar nuevamente la estructura productiva y deslegitimar el rol del Estado.

Nosotros como dirigentes, no estamos sólo para reclamar en una paritaria, o para denunciar una situación en un  municipio o comuna; hay que advertir la gravedad de lo que se está planteando. Esto no es recurrir al miedo. En verdad lo que da espanto es recordar en los 90, las caras de los hombres parados en las esquinas sin laburo –esperando que alguien los pase a buscar para una changa-, de las mujeres llevando, día por día, a sus chiquitos al comedor del barrio, o la desolación de las fábricas, todas cerradas.

Los trabajadores municipales y comunales estamos militando en las ciudades y pueblos, en los distintos departamentos, con una convicción muy fuerte –y esto deseo resaltarlo-, pues fuimos víctimas de esas políticas y no queremos que la historia se repita.