Las principales ciudades desalientan el ingreso de vehículos particulares al centro

En Córdoba hay avenidas donde sólo acceden colectivos, Buenos Aires amplió la zona vedada a los autos y en Tucumán cazan infractores con GPS

En Córdoba hay avenidas donde sólo acceden colectivos, Buenos Aires amplió la zona vedada a los autos y en Tucumán cazan infractores con GPS

Areas vedadas a la circulación de autos particulares, zonas calmas, calles exclusivas para el transporte público o un férreo y ostensible control de infracciones. A estas medidas apelan las principales ciudades del país para evitar la congestión de vehículos que afecta sus áreas centrales. En Córdoba capital hay zonas restringidas desde mediados de los 70, donde los frentistas deben abonar un permiso especial para ingresar con sus automóviles. En Tucumán, tres motos equipadas con cámaras y GPS salen desde este año a la caza de infractores, sobre todo del estacionamiento en lugares prohibidos o la doble fila, y los inspectores usan megáfonos para advertir las malas mañas al volante.

Como en Rosario, la mayoría de los centros urbanos del país desarrollan políticas para desalentar el uso del automóvil en el área central, evitando así el congestionamiento en las calles de acceso al centro y la polución producida por el crecimiento de la circulación de autos particulares.

Esta semana, Buenos Aires amplió la zona vedada a los autos. A las 86 cuadras del casco histórico prohibidas hasta el lunes pasado, se incorporó la zona de Retiro. Gradualmente se sumará también el barrio de Tribunales, hasta alcanzar 259 cuadras. Para no aislar la zona, se exceptuará de esta prohibición a las avenidas.

La Capital Federal no es la única metrópoli del país donde el crecimiento en el uso del automóvil resulta insostenible. A pocos kilómetros, en La Plata siguen con atención la experiencia. «Tenemos el desafío de minimizar el uso del auto y avanzar hacia una ciudad más sustentable», señala el subsecretario de Movilidad Urbana del municipio, Juan Francisco Martínez Mendioroz.

Con un parque automotor de unos 300 mil vehículos, la capital de la provincia de Buenos Aires no tiene aún zonas de restricción de autos particulares en el casco histórico. Si, en cambio, se realizaron distintas intervenciones en las diagonales principales para favorecer la peatonalización. También se proyecta la delimitación de carriles preferenciales para el transporte público, ampliación de veredas y creación de bicisendas para fomentar el uso de formas de movilidad más sustentable.

En este marco, que desde el municipio presentan como «plan de movilidad urbana segura», se aplicó también a principios de marzo un fuerte aumento en las tarifas del estacionamiento medido. Pasaron de 6 a 15 pesos entre las 7 y las 14, y de 4,50 a 11 pesos, de 14 a 20.

Mendoza

La ciudad de Mendoza tiene un parque automotor propio de 110.000 vehículos, pero a diario se suman otros 270.000 automotores que ingresan y egresan permanentemente a la jurisdicción que concentra la principal actividad administrativa y comercial. Los mendocinos describen a su área central como «una jungla motorizada».

Hace dos años, se plantearon distintas estrategias para vedar el acceso de automóviles al microcentro, incluso se proyectó el ingreso diferencial según el número de patente, como en Santiago de Chile.

Sin embargo, «las iniciativas quedaron en la nada», explican desde la Dirección de Tránsito del municipio. Y advierten que permanentemente la calles de llegada y salida del microcentro se realizan operativos para regular la circulación. «En esos momentos está todo el personal en la calle», ilustran.

Las medidas de fondo, confían, llegarán con la puesta en marcha del nuevo sistema de transporte público, que incluye la construcción de carriles exclusivos, similar al Metrobús. El sistema contempla redes troncales y la refuncionalizar viejas estaciones de trenes y grandes terrenos en puntos estratégicos como estaciones multimodales que, alejadas del centro, funcionen como grandes playas de estacionamiento en los que la gente pueda dejar sus automóviles y subirse a los colectivos o bicicletas.

Córdoba

El municipio de Córdoba presentó en febrero pasado su plan «Tránsito calmo». Desde mediados de los 70, en la capital cordobesa existen «vías selectivas», avenidas donde sólo ingresan colectivos y algunas cuadras del área central restringidas a los autos particulares.

Para transitar con vehículos por esa zona, los frentistas tienen que tramitar un permiso especial que cuesta 830 pesos al año. «Prácticamente, el 70 por ciento de las calles del casco céntrico tienen restricción para el tránsito de autos particulares», explica Adrián Cena, responsable de movilidad sustentable del municipio de Córdoba.

El parque automotor de la ciudad mediterránea alcanza el millón de vehículos, de los cuales 800 mil son automóviles y de las ciudades satélite ingresan unos 250 mil coches por día. «Por eso estamos acotando la oferta de vías para que los automóviles puedan ingresar al centro porque la zona se está tornando irrespirable por la contaminación del aire y auditiva», asegura Cena y explica que, como parte del programa en el centro, ya no se habilitan más playas de estacionamiento por más de cuatro años.

La iniciativa se completa con mejoras en el transporte público donde «comienza a incrementarse el corte de boletos», afirma.

Tucumán

La ciudad de Tucumán tiene calles angostas y un parque automotor de 360 mil autos, 140 mil motos, 1.200 colectivos y 5.850 licencias taxi, según enumera Enrique Romero, secretario de Tránsito del municipio.

Como forma para ordenar la circulación en el área central se proyecta la construcción de carriles exclusivos para colectivos. Mientras tanto, señala Romero, se desarrolla una política muy fuerte de educación y sanción a las infracciones viales.

Por ejemplo, se dotó a los inspectores de tránsito de megáfonos desde donde advierten a los conductores si cometen alguna infracción, por ejemplo estacionando mal o sin cinturón de seguridad.

Actualmente se sumó un «vehículo pedagógico» desde donde los inspectores notifican con cartelería las faltas que comenten los conductores y otro agente labra las actas de infracción pertinente. Y tres motos que, 45 minutos por día, todos los lunes, miércoles y viernes circulan con un sistema de cámaras y GPS detectando las infracciones que más obstaculizan la circulación: mal estacionamiento y doble fila.

«De tres mil actas por mes pasamos a 17 mil», apunta Romero y confía: «El problema del tránsito es un tema cultural y hay que trabajar para educar a los conductores. No queda otra».

Fuente: La Capital