Los pedidos de ayuda social en Córdoba crecieron 20 por ciento

Los termómetros con los que el Gobierno provincial mide la fiebre social empezaron a marcar las primeras líneas: en las últimas semanas, miles de cordobeses se sumaron al Paicor o solicitaron ayuda extra para comer, comprar alguna garrafa o pagar el alquiler.

Los termómetros con los que el Gobierno provincial mide la fiebre social empezaron a marcar las primeras líneas: en las últimas semanas, miles de cordobeses se sumaron al Paicor o solicitaron ayuda extra para comer, comprar alguna garrafa o pagar el alquiler.

En el Ministerio de Desarrollo Social, que ejecuta los programas de emergencia y la tarjeta alimentaria, las alarmas están encendidas: “Sin dudas, hay un agravamiento del contexto social, lo que implica una mayor demanda en todos los programas. Los reclamos a la Dirección de Emergencia Social crecieron un 20 por ciento respecto del año pasado”, dice a La Voz Sergio Tocalli, responsable de esa cartera.

Los gastos del Gobierno provincial para atender la emergencia social van en aumento este año. De seguir este ritmo, las partidas presupuestarias destinadas a la asistencia de personas en situación de vulnerabilidad (no de organizaciones sociales o municipios) van a quedarse cortas.

Del Presupuesto para Emergencias Sociales, la Provincia ya gastó en los primeros cinco meses del año el 50 por ciento de los fondos: 29,5 millones de pesos están comprometidos, sobre un total de 58,7 millones previstos. Además, ya se asignaron 38,2 millones de pesos de los 51,6 millones presupuestados para Ayudas Sociales a Personas; es decir, una ejecución del 74 por ciento.

Durante todo 2017, Desarrollo Social destinó 116 millones de pesos a la asistencia de personas. Entre enero y mayo, la Provincia debió desembolsar para el mismo fin 75 millones. Es decir, en los primeros cinco meses de este año, ejecutó el 64 por ciento de todos los fondos que utilizó en 2017 para contener la emergencia.

Todos los datos surgen del portal Transparencia.cba.gov.ar, que actualiza la ejecución del presupuesto. Tocalli anticipa que el de este año fue reforzado y que, en caso de ser necesario, habrá reasignaciones para atender la creciente demanda.

“Se nota que cada día hay más hambre. El año pasado, dábamos viandas a 61 personas. Hoy tenemos 87”, dice Gladys Magallanes, del comedor Ayúdanos a Ayudar, enclavado en Cooperativa Los Andes. “Hay un grupo, cada vez más grande, que está sobreviviendo”, coincide Silvia Quevedo, referente de Barrios de Pie.

Así lo explica el ministro Tocalli: “Sin dudas, hay un agravamiento de la situación durante los últimos meses, que se ve reflejada en los pedidos de asistencia de personas y comedores. El padrón de niños que recibe el programa ‘Más leche, más proteína’ creció un dos por ciento. En el último trimestre, las consultas de personas que quieren recibir la Tarjeta Social (700 pesos para compra de alimentos) crecieron un 25 por ciento; es decir que hay más interés de la población en recibir esta ayuda. Y hay un incremento del 20 por ciento en los pedidos de ayudas sociales para atender emergencias, personas que no estaban en una situación estructural de pobreza y que reclaman ayuda”.

En ese marco, Tocalli advierte que los municipios del interior y las organizaciones sociales conforman una primera red de contención; una red que solicita más alimentos al Ministerio de Desarrollo Social. “Hay una mayor demanda de alimentos en comparación con el año pasado. Y en segundo lugar, la asistencia financiera para el pago de alquileres o servicios”.

El intendente de Río Segundo, Javier Montes, coincide en que hay más pedidos de asistencia por parte de sus vecinos para afrontar el pago de servicios y garrafas. “El deterioro económico genera otras situaciones graves, como la violencia y el consumo de drogas”, dice al advertir del deterioro del tejido social en el Gran Córdoba.

Otro de los termómetros es el Paicor, que administra la Secretaría General de la Gobernación. Durante los últimos dos años, se agregaron 28.588 beneficiarios, casi la mitad de los 59.580 que fueron excluidos en 2016, cuando se depuró el padrón y se dejó, únicamente, a los niños y adolescentes que vivían en hogares bajo la línea de la pobreza. Entre noviembre y abril se sumaron más de seis mil raciones en las escuelas públicas.

Ayuda, Cocineras voluntarias de un comedor comunitario popular de Ampliación Yapeyú. (Facundo Luque)

El foco de la pobreza, en mil manzanas

Un relevamiento del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación determinó 123 zonas de la ciudad con pobreza estructural: villas y asentamientos informales. La superficie equivale a mil manzanas en el área metropolitana. Según datos del segundo semestre de 2017, viven unas 485 mil personas, incluyendo a la población indigente, estimada en 70 mil personas.

Fuente: La Voz