Mendoza: Dan la merienda a 70 niños todos los días y sólo reciben 1 caja de leche por semana

En los hornos de ladrillos de Las Heras, a muy pocos kilómetros del centro de Mendoza, la cuarentena pesa. Pesa tanto que la ayuda que antes podían dar los comedores comunitarios, hoy no alcanza.

En los hornos de ladrillos de Las Heras, a muy pocos kilómetros del centro de Mendoza, la cuarentena pesa. Pesa tanto que la ayuda que antes podían dar los comedores comunitarios, hoy no alcanza.

Esta es la situación del merendero Horita Feliz, en el que se ha duplicado la cantidad de niños y niñas que van a diario a buscar su copa de leche y sus tortitas.

Este emprendimiento, pertenece a una ONG llamada Casas de Encuentros, pero su mentora es Jésica Lucero, una vecina del Algarrobal, que hace un año abrió las puertas de su hogar para que los chicos fueran a tomar la media tarde, todos los días.

«Al principio teníamos 35 niños en la merienda. Hoy tenemos 70 y también muchos adultos que no pueden alimentarse por sus propios medios».

Pero la necesidad supera ampliamente los recursos para afrontarla: la única donación fija para este comedor es una caja de 800 gramos de leche en polvo, un kilo de azúcar y un kilo de harina por semana para que 70 niños y niñas merienden todas las tardes.

La cuarentena duele
Mientras para la clase media y alta los problemas del aislamiento tienen que ver con la falta de espacio físico o el agotamiento mental que provoca el encierro, para las personas con necesidades básicas insatisfechas, la cuarentena es equivalente al hambre.

«Imagínese que con la construcción parada, nadie vino a comprar ladrillos. y tampoco hay changas. Hay muchos adultos que están viniendo a buscar algo para comer ahora»
En Horita Feliz trabajan todos los días 8 personas que voluntariamente preparan la merienda y atienden a los niños.

«Pero no damos abasto, tenemos una donación fija de una caja de leche, un kilo de harina y un kilo de azúcar por semana para los chicos. Esto nos alcanza para diez niños, pero ¿qué hacemos con los otros 60 que nos piden la merienda?»

Además de la leche y las tortitas o tortas fritas que entregan todas las tardes, el hambre que no puede saciarse de las personas adultas los llevó a realizar una olla popular todos los viernes. Para este alimento, Jésica recibe de una ONG 10 paquetes de fideos y 5 cajas de salsa por mes.

Esta situación se complica conforme la cuarentena se va extendiendo.

«El viernes pasado, tuvimos que dejar a 80 personas esperando comida, no pudimos darle a todas»
Además, como la necesidad es tan grande, están intentando hacer dos ollas populares por semana, en lugar de una. Pero no les alcanza el alimento.

Piden colaboración

El comedor funciona en una habitación contigua a su casa, levantada por la misma gente del barrio. En su hogar, conviven Jésica, sus cuatro hijas de 3,5,7 y 10 años y su marido, a quien ella ayuda en la construcción.

«Los días que yo no puedo cocinar, cocina mi mamá, que es no vidente. y también las demás personas que vienen voluntariamente a ayudar».
Pero para poder dar una respuesta a los niños y niñas que se agolpan en la puerta de su casa, Jésica, en representación del merendero, necesita ayuda también.

Quienes quieran colaborar, pueden comunicarse al teléfono celular de esta referente social. El número es 2614663642 o a su facebook https://www.facebook.com/jesica.lucero.397

Fuente: Uno