Miles de brasileños volvieron a las calles a pedir la renuncia de Dilma

San Pablo fue nuevamente el epicentro de las marchas. Unas 100.00 personas coparon el centro

San Pablo fue nuevamente el epicentro de las marchas. Unas 100.00 personas coparon el centro

Las marchas en un centenar de ciudades reunieron unas 680.000 personas, muchas menos que el 1,6 millón que salió el 15 de marzo

Por lo menos 680.000 brasileños marcharon nuevamente por San Pablo, Brasilia, Río de Janeiro y decenas de otras ciudades contra la presidenta Dilma Rousseff y reclamaron su destitución o renuncia. Pero claramente fueron menos que el 15 del mes pasado, cuando salieron a las calles al menos 1,6 millón de personas. Igualmente el descontento con el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, combinado con la baja de la economía, llevaron al 63% de los brasileños a opinar en un sondeo nacional que la presidenta debe renunciar. Rousseff asumió por un segundo mandato el pasado 1º de enero.

Sin contar a San Pablo, epicentro de la vida económica y de las protestas contra el gobierno, al menos 585.000 personas manifestaron en más de cien ciudades del país según la policía. Los organizadores calcularon un número casi idéntico, 582.000 manifestantes. En cuanto a San Pablo, había una puja de números, como era de prever.

Según la policía, hubo unas 275.000 personas. Los organizadores no dieron estimaciones oficiales, pero hablaron informalmente de entre 600.000 y un 1,2 millones de manifestantes. Una exageración evidente: según el portal del dario Folha de Sao Paulo, en esta ciudad se reunieron apenas 100.000 personas en la céntrica avenida Paulista. Tomando por bueno este cálculo, el total nacional no llegaría a las 700.000 personas, una cantidad igualmente impresionante pero claramente por debajo del 1,6 millón reunido en la pasada marcha nacional, el 15 de marzo último.

Como sea, es un hecho que los brasileños, o un amplio sector de ellos, está muy descontento con su gobierno. “Queremos abrir un lugar a la indignación del pueblo brasileño. Nuestro foco es que Dilma salga del poder con un proceso dentro de la ley. Puede ser su renuncia o un impeachment (juicio político), pero que salga. Fue elegida en octubre, sí, pero ahora el pueblo quiere su salida”, dijo a la agencia de noticias AFPJanaina Lima, portavoz del movimiento Vem Pra Rua (Ven a la calle),  desde lo alto de un camión de sonido que avanzaba por una repleta avenida Paulista.

Lucimar Penteado, una psicóloga de 57 años, explicó que protesta “contra la corrupción, contra el caso de Petrobras. Yo no voté por ella, tampoco quiero que sea destituida, pero sí hago una oposición para que el gobierno mejore o para que construyamos alternativas”, dijo.

En Brasilia marcharon unas 25.000 manifestantes en clima festivo y familiar, entre skaters y vendedores ambulantes con carros de comida humeante. La multitud era prácticamente la mitad que en la marcha anterior, estimó la policía militar, aunque los organizadores aseguraron que eran unos 50.000. En Río de Janeiro, la multitud frente a la soleada playa de Copacabana parecía ser menor que los 15.000 manifestantes del mes pasado. La policía y los organizadores se negaron a arriesgar una cifra, pero la prensa brasileña dio cuenta de unas 10.000 personas. En San Pablo, el respetado diario Folha de Sao Paulo calculó en 100.000 los reunidos en la avenida Paulista. La suma final daba así algo menos de 700.000 manifestantes a nivel nacional, número igualmente muy respetable.

“Vinimos por todo lo que está sucediendo en Brasil y este gobierno no está haciendo nada. El pueblo tiene que mostrar persistencia y manifestar su indignación, su insatisfacción”, dijo una de las manifestantes en Brasilia, Dianira Loubet, una instructora de yoga de 75 años.

Sondeo alarmante.Tal vez el dato reciente más impactante sea un sondeo del instituto Datafolha —del mismo grupo que el diario Folha— que mostró que el 63% de los más de 2.800 consultados en todo el país estaba a favor de abrir un juicio político contra la presidenta por el caso Petrobras, aunque también una mayoría (64%) cree que, aún en ese caso, Rousseff no sería apartada de su cargo. Los sondeos de Datafolha gozan de alta credibilidad en Brasil.

Pero los expertos jurídicos aseguran que no hay elementos que permitan iniciar el proceso de destitución de Dilma Rousseff , y además y ningún partido político de peso lo está impulsando.
“Basta de robos”, “Fuera Dilma”, “Fuera PT”,  rezaban algunas de las pancartas que recorrieron ayer Brasil.

Es cierto que también hubo grupos de extrema derecha que reclamaron una intervención militar, tal como ocurrió el 15 de marzo. Pero claramente eran grupúsculos  muyminoritarios, que lograron visibilidad solo gracias a lo chocante de sus pancartas.

“Es muy difícil sacar una multitud a las calles todos los meses. No es algo menor y la falta de liderazgo lo dificulta aún más”, explicó André Cesar, analista político de Brasilia, sobre el descenso del nivel de manifestantes. “Entre la marcha del 15 de marzo, que fue interesante y potente, y esta de hoy, el gobierno consiguió frenar algunas hemorragias. Debe estar respirando”, observó.

Trece senadores, 22 diputados, dos gobernadores, el tesorero del PT y varios ex funcionarios son investigados por la corrupción en Petrobras, que movió unos 4.000 millones de dólares en la última década. Rousseff, con la popularidad por el piso, enfrenta asimismo dificultades con una economía casi estancada y una inflación que alcanzó el 8,13% anual.

Fuente: La Capital, Rosario