Miles de migrantes atrapados en Grecia por el cierre de frontera
09/03/2016 EL MUNDOCrisis de los Balcanes. Ocurre tras el bloqueo del paso por parte de gobierno de Macedonia. En los centros de refugiados reinan el caos y la desesperanza.
Las esperanzas de miles de refugiados que esperan cruzar el paso fronterizo de Idomeni, en Grecia, para poder llegar a Europa central, se derrumbaron ayer luego de que las autoridades de Macedonia bloquearan el paso y prohibieran la entrada incluso al reducido grupo diario al que le estaba habilitado el paso. Desde hace tres semanas, cientos de personas que llegaron a Grecia por el mar Egeo se han ido amontonando en la frontera con Macedonia, luego de que Austria cerrara su frontera y provocara un efecto dominó en los países de la ruta de los Balcanes. Unas 14.000 personas quedaron atrapadas en el campamento de Idomeni, mientras que alrededor de 30.000 están en el resto del país a la espera de una decisión que los deje seguir avanzando, una esperanza que han visto caer luego de que la Unión Europea (UE) acordara ayer devolverlos a Turquía a cambio de 3.000 millones de euros.
«La gente está cansada». La noche del lunes, cuando la lluvia no daba tregua, el campamento de Idomeni fue un verdadero caos: oscuridad total, personas corriendo por el barro con niños en brazos buscando refugio, solo reservado para los que tienen algo de dinero y pudieron comprar carpas a la mafia. «La gente está cansada y desesperada, pero tampoco tiene otra opción más que la de esperar», señaló Jan Vandlam responsable de Médicos sin Fronteras (MSF) en Idomeni. Los primeros de la fila, que durmieron cerca del puesto fronterizo, despertaron con la esperanza de cruzar pero en cambio se encontraron con la imagen de un grupo policías que devolvían a Grecia, a cuatro afganos que habían sido atrapados, aparentemente, cuando intentaron cruzar ilegalmente. Un vocero policial confirmó que en las últimas 24 horas ni una sola persona cruzó la frontera hacia Macedonia mientras que en Grecia, el flujo migratorio no se detiene.
En el otro extremo del país, en el Puerto del Pireo, cientos de personas siguen llegando cada día y han comenzado a utilizar las cuatro terminales y el exterior como un campamento improvisado. Allí, el número de refugiados nunca baja de las 2.000 personas, pese a que las autoridades helenas realizan traslados a los centros de refugiados.
En los centros de recepción de la capital, por su parte, hay unas 8.300 y otros 19.000 en las diversas instalaciones en el norte de Grecia. A su vez, en las islas del Egeo, otras 6.900 personas esperan a ser trasladadas a Atenas o al puerto de Kavala, en el norte del país. Los afganos, a quienes hasta hace algunas semanas se les reconocía el estatus de refugiados automáticamente, protestaron ayer en el recinto del puerto al grito de «somos seres humanos, abran la frontera». «Sí a los sirios, no a los afganos… No a las diferencias. Afganistán lleva 30 años en guerra, Siria cinco», corearon los manifestantes. En el acuerdo alcanzado por los líderes de la UE y Turquía distinguen entre «inmigrantes irregulares» y refugiados sirios, pero no se menciona a los afganos o a los iraquíes.
El responsable de Acnur para Europa, Vinccent Cochetel, criticó ayer a los Veintiocho por hacer esa distinción cuando en realidad «el 91 por ciento de los que llegan a las costas griegas son sirios, iraquíes y afganos que están huyendo de un conflicto y no están solo buscando una vida mejor, por lo que tienen derecho a protección internacional».
Negativa de Bruselas. En la cumbre de Bruselas, los líderes de la UE dejaron claro su postura: «Los flujos irregulares de inmigrantes a lo largo de la ruta de los Balcanes occidentales llegaron a su fin», incluso para quienes escapan de conflictos armados en sus países. Sin más explicaciones, todos los migrantes que vendieron hasta sus casas para escapar de la guerra y arriesgaron sus vidas cruzando el Egeo a bordo de frágiles embarcaciones, se quedaron sin opciones
Grecia, que parece estar marginada de la UE, sigue construyendo centros de recepción para anticiparse a los cientos de refugiados que siguen llegando y quieren trasladarse a Idomeni.