Mujeres: militancia en política y sindicalismo

Cinco siglos igual, en donde el patriarcado digita, orada, maltrata casi o permanentemente a las mujeres que sobresalen tanto en la política como en el sindicalismo.

Mujer… ¡qué difícil en este siglo intentar llegar o permanecer en los lugares de poder!

Cinco siglos igual, en donde el patriarcado digita, orada, maltrata casi o permanentemente a las mujeres que sobresalen tanto en la política como en el sindicalismo.

Nos llaman intensas, locas, inmanejables, quilomberas, insoportables, infumables, boconas, emocionalmente inestables… con esa violencia los varones pretenden aleccionarnos y preparan el terreno para que te enfermes, te mueras, te echen, o lo que es peor, te vayas y muchas veces con la complicidad de nuestras congéneres, que avalan estas situaciones mientras (de forma incongruente) levantan las banderas del feminismo.

A los varones que se creen los dueños de los espacios de poder les molesta que se los disputemos. Les molesta que las
mujeres levantemos la voz, les discutamos con fundamentos, que argumentemos y peleemos por lo que consideramos justo, que no nos callemos, que no seamos obedientes y no nos encuadremos… y además no soportan que seamos coherentes con lo que decimos y hacemos…

El “callate, obedecé y encuadrate” ya no va más. Los varones que no quieren perder sus ancestrales privilegios tienen que entender que tenemos derechos políticos conquistados a partir de nuestras luchas. La Ley Nº 13010, anunciada su promulgación por Evita el 23 de septiembre de 1947, (hace más de 70 años) instaura el sufragio femenino que no solo consagra el derecho a votar, sino también el derecho a ser elegidas para desempeñar cargos públicos.

Muchos predican el feminismo y levantan sus banderas porque es “políticamente correcto” hacerlo… pero silenciosamente (y no tanto) todavía relegan a las mujeres y personas no heterosexuales a puestos secundarios de poder; basta hacer un recorrido por las instituciones y comprobaremos quiénes ocupan los altos cargos.

En Río Negro, de 39 municipios, solo 9 son liderados por mujeres. En los Organismos Públicos en su gran mayoría, están liderados por varones, secundados algunos por mujeres. En el Congreso Nacional el 83% de todas las listas de Diputados/as y Senadores/as Nacionales, el año pasado, fueron encabezadas por hombres. En el Congreso, el 38% de las bancas es ocupado por mujeres y el 62% por varones. En Senadores es más equitativo pero todavía no alcanza la igualdad.

Si hablamos de sindicalismo en Río Negro, solo tres mujeres ocupan el cargo de Secretaria General, mientras que en el resto de los sindicatos, los cargos mayores son ocupados por varones, también secundados por varones, salvo algunas excepciones.

De 171 sindicatos a nivel Nacional, sobre 2526 cargos de comisión directiva, eran 2019 varones y 507 mujeres, o sea solo 20% de mujeres. Este trabajo lo hizo la compañera Maria Laura Lastres, trabajadora judicial, afiliada a AEJBA, abogada de la UBA e integrante de la ONG “tejiendo redes contra la Violencia de Genero”, estamos muy lejos de lograr la paridad.

Las centrales obreras nunca fueron lideradas por mujeres.

En política, las mesas chicas (conformadas por varones) que arman las listas de candidatos/as, “nos colocan” en segundo lugar, cumpliendo con el 50%, pero haciendo un “como si”, a sabiendas que no llegaremos. Hay mujeres que aceptan esa imposición de manera sumisa, callada y obediente y si a alguna de nosotras se nos ocurriera hablar, seríamos castigadas con el ninguneo. Ni hablar de las personas trans que por romper la heteronorma, son condenadas a la invisibilización.

Nada se nos hace fácil…tenemos que luchar por nuestros lugares, tal el caso de Ayelén Spósito en Río Negro y ahora recientemente Asunción Miras Travalon en Neuquén… parece mentira que todavía haya que pelear por la ley de cupo y aun cuando esta no existiera, los hombres deberían ceder esos lugares, para construir verdadera igualdad entre hombres y mujeres…

Rita Segato dice “que las mujeres somos moralmente vulnerables”, que esta violencia está incrustada y enquistada en la sociedad.

El 27/8 y el 03/08, la Defensoría del Público y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) realizó un Seminario sobre “Experiencias y estrategias contra la violencia política por cuestiones de género en los medios”, cuyas conclusiones son espeluznantes; son relatos en primera persona de muchas mujeres políticas electas y funcionarias, académicas, periodistas e investigadoras que han sufrido violencia política en ámbitos públicos como el Congreso y legislaturas, en sus partidos políticos, los sindicatos, las empresas, en los medios de comunicación, en organizaciones y redes sociales.

Según ELA, una encuesta demostró que las incidencias en porcentajes en la violencia política primero son psicológicas, simbólicas, y luego económicas. Es común que nos corten, retaceen o no nos otorguen los recursos financieros ya que ellos manejan la toma de decisiones. Nos quieren disciplinar ya que “hemos usurpado el espacio propio de los varones, porque cuestionamos y atacamos al patriarcado, porque los varones no toleran que las mujeres seamos una voz autorizada, porque según los patriarcales machistas, no podemos, no sabemos, no nos corresponde, no servimos”.

La Diputada Ofelia Fernández manifestó en dicho seminario “pretenden anularte, sacarte de la escena, que no avances, que no se discuta lo que queremos, quieren inhabilitarte, destruirte y que terminemos yéndonos por autocuidado. Estamos preparadas para la política, pero no para soportar esta violencia”.

A la comunicadora Agustina Kampher le dijeron “no tenes autoridad para estar en un panel, no tenés derecho a la pantalla”.
Estela Díaz, Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, aportó “los medios construyen sentidos, estigmatizan a las mujeres, por machonas, por no binaries, por romper moldes y por ser brillantes como Evita y Cristina”.

Cristina Fernández, en una intervención que hizo en el Parlamento europeo manifestó: “Creo que parte de la inmensa violencia que se ejerció contra mi persona cuando era Magistrada, es por mi carácter de mujer, porque el patriarcado ha formateado un tipo de mujer que no se corresponde con el tipo de mujer de quien habla, no porque sea una heroína ni muchos menos, sino porque me salgo del formato de la mujer que tiene que ser, hablar, o mostrarse pero que no puede pasar a ejercer el Poder, no se tolera a una mujer con formas de mujer, que se peine como mujer, que se pinte como mujer, que se ponga tacos aguja y que
además se atreva después de todo eso a dar órdenes y ejercer el Poder. Esa es violencia simbólica del hombre contra la mujer que se atreve y que va por el lugar que es de ellos y lo que es peor aún que muchas congéneres, que también formateadas en este patriarcado, consideran una adversaria o a alguien peligroso o una enemiga casi de género o de sexo, que una mujer, se atreva a lo que ellas consideran que no pueden, por lo tanto debe ser eliminada porque es una competencia que no es buena.”

Todavía estamos lejos de alcanzar la igualdad, pero cada vez menos…

Hay tiempos de cambios en las y los jóvenes dirigentes y en muchas y muchos que abrazaron la lucha feminista y lo que
predican con su boca, lo llevan adelante con sus hechos. Hay esperanza en la construcción colectiva de una sociedad
en la que haya verdadera igualdad entre varones, mujeres y disidencias. Tenemos derecho a desarrollarnos, a crecer políticamente a partir de nuestra militancia, honestidad, compromiso y valor… los varones no pueden maltratarnos;
como iguales que somos debemos ser respetadas, escuchadas aun en las disidencias, valoradas y acompañadas.

Solo así erradicaremos la violencia política y colaboraremos para construir entre todos, todas y todes una verdadera Justicia Social en donde estemos todos, todas y todes contenidos y contenidas.

(Por Adriana Saber*)

*Secretaria adjunta de la CTA de los Trabajadores de Río Negro

Fuente: ADN