Neuquén: ¿Cuántos salarios necesito para comprar un departamento?

El mercado no funciona desde hace años. La compra de un departamento en Neuquén está cada vez más cerca de ser una utopía, sin crédito ni capacidad de ahorro.

El mercado no funciona desde hace años. La compra de un departamento en Neuquén está cada vez más cerca de ser una utopía, sin crédito ni capacidad de ahorro.

Ahorrar en la Argentina es complicado. Si no son los bajos salarios -una constante en la mayor parte de los trabajadores- es la inflación que termina por pulverizar cualquier sueño. Este contexto, no solo afecta nuestros bolsillos, sino también genera la sensación de un futuro incierto.

La opción que aparece es -para quien puede hacerlo- incrementar su nivel de consumo, un sedante en medio de esta enorme incertidumbre que nos asfixia mes a mes. Es lógico. Existe una correlación directa entre la inflación y las tasas de ahorro: cuando se aceleran los precios, las personas tienden a ahorrar menos.

Y en este turbio escenario, la vivienda propia queda cada vez más lejos, por no decir que es ya un bien inaccesible para cualquier asalariado medio. Los últimos números reflejan cuán lejos está de este sueño un joven trabajador.
Tomemos un haber neto (bolsillo) medio de 400.000 pesos mensuales, y supongamos que este asalariado de 26 años -que ponemos como ejemplo- vive con sus padres. Es decir, que podría tener una capacidad de ahorro de unos 200.000 pesos por mes, computando la ayuda natural de los progenitores en todo aquello que son alimentos y servicios de la vivienda.

Un departamento medio de 60 metros cuadrados en la ciudad de Neuquén, dos ambientes, antigüedad de 15 años, radio céntrico, sin cochera y una calidad estándar, cotiza en la actualidad a un promedio de 65.000 dólares. Pasando ese valor del inmueble al cierre de la divisa paralela en el día de ayer (1.100 pesos por dólar), estaríamos hablando de unos 71,5 millones de pesos. Si el joven en cuestión destina todos los meses esos 200.000 pesos para comprar la vivienda mencionada, necesitará cerca de 360 sueldos -el equivalente a unos 30 años- para cancelar el pago y poder contar con las llaves para habitarla.

Es decir, a los 56 años de edad, el joven neuquino ingresará finalmente al departamento, que claramente no le servirá porque ya seguramente estará en pareja con un par de niños, familia que no podrá vivir hacinada en los 60 metros del departamento que proyectó en su momento comprar.

Este simple ejemplo muestra la incompatibilidad que existe hoy en el mercado entre la demanda y la oferta inmobiliaria.

La mayor parte de los jóvenes que acceden hoy a una vivienda, lo pueden hacer porque sus padres los ayudan con el aporte de parte o la totalidad del capital para su compra. Estas operaciones se hacen por lo general de contado, ya que no existe la posibilidad de gran cantidad de cuotas en aquellas operaciones de viviendas usadas.

Otra alternativa para llegar al sueño
Otra de las alternativas de compra, siempre hablando de viviendas de propiedad horizontal, está en las “operaciones en pozo”. En esta opción, el joven comprador firma un acuerdo con la desarrolladora, que es la que financia la vivienda mientras está en construcción. La empresa exige, en promedio, un 30% del valor final de departamento. Tomando la cotización de una vivienda de 65.000 dólares, el comprador deberá adelantar 19.500 dólares al contado y la cifra restante se cancela en pesos, en 36 cuotas mensuales y variables de 1,4 millones de pesos, que son actualizadas por índices relacionados con los costos de la construcción que, en general, van en línea con la inflación. ¿Qué joven hoy cuenta con 1,4 millones por mes disponible para este tipo de inversión? El segmento de demanda para este mercado también es muy acotado, por no decir casi nulo.

El mercado inmobiliario en la Argentina no está funcionando desde hace ya más de una década. La inflación es clave en todo este retroceso que está sufriendo el sistema. Con los actuales niveles de precios corriendo a tasas de dos dígitos es imposible, para cualquier asalariado, llegar a la compra de su vivienda. Este escenario inhibe la oferta de crédito hipotecario, una variable que es determinante para poder desarrollar el mercado en cualquier país capitalista.

De ahí la importancia de eliminar la inflación de nuestra economía. Los efectos colaterales de esta cruda realidad también llegan a los alquileres que, en los últimos meses, han sufrido enormes ajustes de precios y muchos inquilinos se vieron obligados a dejar las viviendas ante la imposibilidad de poder pagarlos.

Corregir los serios desvíos que presenta el mercado inmobiliario dependerá de cómo piensa el Gobierno frenar los actuales niveles de inflación. Por ahora, prima la incertidumbre.

Fuente: La Mañana Neuquén