«No estás deprimido, gobierna Milei»
De pronto hay un cartel en la multitud: "No estás deprimido; es que gobierna Milei".Preciso, brillante, un acierto que genera sonrisas. Tan necesarias porque gobierna un chiflado, un loco a contramano, uno que quién sabe qué ensalada de resentimientos tiene encima.
11/03/2024 OPINIÓNDe pronto hay un cartel en la multitud: «No estás deprimido; es que gobierna Milei».Preciso, brillante, un acierto que genera sonrisas. Tan necesarias porque gobierna un chiflado, un loco a contramano, uno que quién sabe qué ensalada de resentimientos tiene encima. Un pobre hombre, en esencia, y de cuya prosapia se ignora todo.
Y es que en el gobierno hoy sobra lo oscuro y la inteligencia es de la mala, para melonear a un pueblo enervado, resentido y sin esperanzas.
Pero una cosa es una cosa y otra es otra, y la locura nunca es lógica, siempre está más en duda que certificada. Y en este caso hay un quiebre que no han definido los médicos, que se sepa. Tremendo calvario que sentirá en su corazón y sobre todo en su cabeza, su cerebro alterado, confuso, vaya uno a saber el tormento interior que ha de ser la locura.
Pero no la presidencial, y ahí está la posible explicación a la impotencia cívica que sentimos y vivimos ante la marea humana que mostraron las fotos aéreas y de drones varios pero no mostraron las tapas de los grandes diarios ni la telebasura.
Claro que en un caso clínico convencional el camino no sería otro que exigirle al enfermo la renuncia inmediata, o inducida. Que quizás no sea el caso todavía, pero a este paso va a llegar y quizás convenga hacer una campaña nacional y mundial para que esto termine porque la Argentina por historia, tradición y cultura no merece esto y el mundo lo sabe.
A la vez y con el debido respeto a muchos colegas, corresponde aquí decir que es desgastante tanta lamentación, tanto denunciar el inútil diálogo con un necio que además es sordo. Porque este tipo no escucha ni parece interesarle nada que no sea autoadorarse. O quizá sea esa su desdicha mayor, quién sabe. Pero en cualquier supuesto habrá que imaginar formas de resistencia más inteligentes, y entre ellas generalizar denuncias y movilizaciones como las del 24 de enero y la fenomenal marea femenina del 8 de marzo.
Y es que está claro cuál es el camino: resistir, pero sin violencia. La PAZ es siempre mejor sendero, y eficaz sobre todo sosteniendo grandes campañas internacionales, que es lo que parece faltar. Porque apoyos locales y solidaridades textuales no alcanzan. No mientras en el mundo se vea al proceso político argentino como «extraño», «sorprendente» o «asombroso», y al Gran Colifato lo muestren caricaturesco y necio, como es.
Y además habrá que decirle a las juventudes que se cuiden, pero luchen. Que no se vayan y militen la reconstrucción de la Patria, que es de ellos aunque la dejen arruinada y sometida los dizque «libertarios» que son en realidad mafia y bandidaje organizado para destruir lo mejor de la Argentina. Hay Blackrockes de sobra que se relamen por nuestros bienes naturales.
De modo que ni alegría impostada ni negación de dolores. No se puede vivir de espaldas a la realidad, que a eso sólo pueden hacerlo los muy ricos. A quienes la voracidad margina y por eso viven en jaulas de cristal de las que sólo salen para ir a sus estancias o navegar yates de lujo. Quizás no todos, pero en general son insensibles, ignorantes, quidams de hecho.
En semejante escenario, es difícil inventariar el optimismo. Pero es parte de la tarea porque habrá que recuperar alegría militante e incluso prepararse para futuras batallas electorales en las que los sectores populares, lo que quede del pueblo trabajador y la intelectualidad politizada de esta república, tendrán que marchar solos, o sea independientes como fuerza política, o quizá en alianzas claras y precisas porque no es seguro que desde ahora en la Argentina sea sencillo generar colectivos confiables.
Al menos así fue como los traidores en la política argentina llegaron a ser legión, y algunas dirigencias peronistas dejaron a compas dignos y decentes en segundos planos. Por eso es duro, pero hay que decirlo: es inexplicable el silencio de los responsables del desastre.
¿O no fue un desastre el traspaso del FdeT a la UXP? Más de lo mismo, fue. Espejitos de colores para la gilada, que eran los militantes rasos, los de hacer la venia y callarse la boca. Por eso ahora fastidia ver cómo siguen ahí algunos que chuparon las medias de «La Jefa» descaradamente y tanto se plegaron a Alberto Fernández y a Sergio Massa como aplaudieron a chorros y chantas. Y lo más grave es que eso no parece haber sido un problema moral e íntimo de cada un@, sino una tara de la política argentina, y tara que hay que denunciar, repudiar y corregir porque es imperativo un sinceramiento moral.
La tarea urgente es marcar huellas diferentes, aunque sean pequeñitas y modestas al principio. Porque si no se moraliza todo en una familia, y no hay liderazgos respetados también por transparencias y coherencias de vida, todo proyecto en algún momento se derrumba. Y eso está pasando en esta grave hora: tras el espantoso programa y pacto que propone Milei, la propuesta que se le ocurre a la UxP es un «acuerdo parlamentario». Increíble pero dolorosamente cierto.
Y mientras tanto los propósitos del Loco (Ley Ómnibus, Pacto de Mayo, liquidación feroz de bienes nacionales) van en una misma y obsesiva línea: cambiar de régimen dentro del actual sistema capitalista pero sin democracia ni mediación política. Esa es la revolución dizque libertaria, en esencia otra canallada cipaya que busca el miserable cobijo de gigantescos fondos de inversión tipo Blackrock, que ya están instalados aquí y al aguardo del desastre total.
Imposible y necio no advertir que es por eso que el desguace democrático demuele una por una las garantías del Estado Nación. Ese mal que desde el menemismo de los ’90 contamina la política argentina, la corrompe y la degrada y así destruye la República y condena a millones de compatriotas a la miseria, mientras desde el poder –incluído el peronista– se consiente de hecho la entrega de la Soberanía y se condena al unísono a YPF, Aerolíneas Argentinas, las industrias extractivas de nuestro riquísimo subsuelo y los puertos y astilleros y tanto más.
En esa línea, esta columna confiesa su infinito dolor por la cancelación cipaya del Canal Magdalena primero, luego la cesión gratuita al puerto de Montevideo y ahora la entrega del río Paraná al control estadounidense esta misma semana.
Cómo no sentir rabia ante tanto fracaso, si todas las buenas ideas, sueños y pensamientos fueron expuestos en inútiles artículos desdeñados por compatriotas que votaron primero a Scioli, después a Alberto Fernández y últimamente a Massa. Véase dónde está hoy cada uno y confírmese que el estilo vertical de la política nunca dejó de albergar corrupciones, microbianas en el mejor de los casos, pero cuya suma de yerros e indolencias hizo estragos y preparó el campo para mileyes y otros mercaderes.
Y encima tenemos que soportar el estridente silencio de las dirigencias peronistas que, colmo de los colmos, proponen pacto de «gobernabilidad» con la Bestia Destructora.
Por eso fue importante la marcha de las mujeres. Corajudas, valientes, fueron millones en las 23 provincias, ruidosas y magníficas. Y a tenerlo en cuenta porque ahora viene el 24/3 y después el 25/5, seguro que con fanfarrias militares. Y con aviones en formaciones como cuando bombardearon BA el 16 de Mayo de 1955 y mataron cientos de niños y ciudadanos.
Cómo no sentir enojo con quienes se aprovecharon del peronismo combativo, trabajador y patriota, y lo anestesiaron hasta convertirlo en desangelado y en proceso de que lo liquiden otros peronistas.
Si hasta pareciera que se hizo verdad, nomás, la amenaza del Loco a los gobernadores: «Los voy a mear a todos». Y lo hizo.
Por Mempo Giardinelli