“Si no hay igualdad no hay libertad”

Cristina Kirchner reiteró su convocatoria a construir un frente ciudadano “para defender a los trabajadores”. Criticó al gobierno de Macri por sus anuncios de posibles inversiones: “La teoría del derrame no existe, lo que ponen arriba se va a Panamá”, dijo.

Cristina Kirchner reiteró su convocatoria a construir un frente ciudadano “para defender a los trabajadores”. Criticó al gobierno de Macri por sus anuncios de posibles inversiones: “La teoría del derrame no existe, lo que ponen arriba se va a Panamá”, dijo.

Cristina Fernández de Kirchner sigue construyendo su nuevo rol político. Después del acto multitudinario en Comodoro Py la semana pasada, y de sucesivas reuniones con diputados, intendentes, artistas y figuras de la cultura, ayer la ex presidenta dio un discurso en el teatro ND Ateneo del centro porteño, un espacio muy vinculado a la memoria emotiva del kirchnerismo. La platea y el pullman estaban repletos de representantes de más de 400 organizaciones sociales y políticas de todo el país.

En algo más de una hora de discurso, CFK no solamente avanzó en la descripción de su diagnóstico de esta etapa política y de su idea de construcción de un frente ciudadano, que ya había esbozado el miércoles pasado bajo la lluvia, sino que también atacó con dureza al gobierno nacional por su vinculación con el escándalo de los Panamá Papers y por los efectos que su gestión está teniendo en la economía nacional.

“Quiero convocarlos a construir un frente ciudadano, que no es un término liberal como algunos me dicen”, definió, plantándose ante las críticas, ya que “si no hay igualdad no puede haber libertad”. Para la ex mandataria, el deber de quienes se oponen a las políticas del PRO es “el de la organización y la unidad entre todos los movimientos sociales y políticos” para lograr “la libertad de todos los argentinos de elegir su propio destino”.

Para Fernández de Kirchner, “no es tiempo de enfrentamientos ni diferencias porque la gente está en problemas y cuando la gente está en problemas los dirigentes no pueden darle más problemas”. En ese sentido, advirtió que todos los políticos opositores “tienen la obligación de deponer sus diferencias y colaborar para ayudar a sus compatriotas” a través de “programas alternativos de gestión y de soluciones de los pequeños y grandes problemas” que surgieron desde diciembre.

“El pueblo siempre vuelve. Sólo se sigue al frente si se toman las banderas y se marcha con la gente. Los que somos peronchos tenemos el deber de marchar con el pueblo”, volviendo a definir su identidad política como en cada aparición pública que hizo esta semana, dato no menor. En otro pasaje, sin embargo, advirtió: “Tenemos que aprender a aceptar, peronistas, que no somos los únicos que aportamos a esta construcción”.

Aunque volvió a tender la mano al sindicalismo, al que destacó como una parte necesaria en la construcción de un frente como el que imagina, fue sumamente crítica con su conducción, a la que le dedicó algunos de los pasajes más fuertes de la tarde, como cuando recriminó que antes “paraban con cualquier excusa” y ahora “no hacen nada” mientras “se destruye el empleo y el poder adquisitivo” de los trabajadores. “Yo no quiero que defiendan a mi gobierno ni a los últimos doce años. Defiendan a sus representados”, los interpeló.

Un poco más tarde, agregó: “La primera regla es no creerse el ombligo ni la columna vertebral de nada. Con la columna vertebral sola no alcanza para nada. Hace falta una cabeza. Hacen falta pies y piernas. Y después otra cosa que hay un poco más arriba. Y también espalda y brazos. Y la cabeza y también el corazón”. En cambio, hizo un llamado a la participación de “las fábricas, los talleres, los dirigentes de base, los dirigentes regionales” porque “es necesario volver a tomar el contacto en la puerta de las fábricas y adentro de las fábricas”.

También criticó fuertemente al gobierno de Mauricio Macri, a quien acusó de mentirles a los argentinos diciendo que las inversiones que llegan a partir del acuerdo con los fondos buitre van a derramar, generando empleo y producción. “La teoría del derrame no existe, lo que ponen arriba se va a Panamá”, denunció. Luego, al anunciar que esta tarde regresará a El Calafate, hizo la salvedad: “Si Dios, Bonadio o el Gobierno quieren. Bueno, Bonadio y el gobierno últimamente son lo mismo”.

A continuación hizo referencia a la causa iniciada por los entonces diputados Federico Pinedo (PRO) y Mario Negri (UCR), que denunciaron ante el juez Claudio Bonadio que la ex presidenta había beneficiado a “terceros inescrupulosos” a través de la venta de dólar futuro. “Cuando averiguamos quiénes fueron los terceros inescrupulosos resulta que son funcionarios y familiares del Presidente de la Nación”, agregó. “Esto pasa por hacer de la denuncia y la judicialización de la política una práctica común.”

Finalmente retomó su hilo inicial, y reclamó a los militantes que la escuchaban que redoblen el esfuerzo en el territorio para paliar las consecuencias de las políticas económicas del gobierno neoliberal. “Trabajemos todos juntos. Es hora de hablar, de convencer, de persuadir. No hay que reprocharle nada a nadie. Los que estamos aquí somos un pedacito pequeñito y acá hacen falta muchos más. Lo importante es la humildad de aceptar que nadie es el todo, que todos somos parte. La riqueza de eso radica en la suma de todas las partes”, dijo.

Los dirigentes políticos deben, a su vez, hacer un “un ejercicio fuerte de representación”, completó, ya que “lo peor que podría pasar es que la gente sienta que ni siquiera se puede construir una alternativa que los ayude a mejorar o a superar lo que están pasando”. Por eso, la única pregunta que hay que hacer al convocar al frente ciudadano es “definir para qué hay que estar unidos”, agregó. “La unidad por la unidad no es un valor en sí mismo. ¿Para qué queremos la unidad? Para defender a los trabajadores, para defender los intereses para los cuales la sociedad los eligió. Esa es la unidad que me gusta.”

Fuente: Página 12