Nueva estación en Rosario: confían en que la fase inicial de la obra concluirá en diciembre
30/09/2014 MUNICIPIOSTren a Retiro. Avanzan a buen ritmo los trabajos en la zona sur de la ciudad destinados al reactivado corredor ferroviario con la Capital Federal. En tres meses llegará el primer nuevo tren a Buenos Aires.
Todavía nada cambió demasiado en el barrio de la futura estación Rosario Sur, adonde en tres meses llegará el primer nuevo tren a Buenos Aires, si se cumplen los anuncios nacionales. Por ahora, dicen los vecinos, no llueven interesados en comprar locales comerciales (de hecho, muchos de ellos vacíos) para aprovechar lo que se espera traerá un importante movimiento de pasajeros a la zona, pero la expectativa de que el ferrocarril dinamice el área se mantiene en pie. Lo que sí transformó ya la fisonomía barrial es la obra que avanza a toda máquina para llegar a diciembre con el andén, un módulo de sanitarios, un núcleo de servicios listos y la cerca perimetral, actualmente con una ejecución del 60 por ciento, mientras continúa también a buen ritmo la segunda etapa de la estación, hoy con un avance del 15 por ciento. Entre las dos trabajan hoy al menos 50 operarios, de 7 a 18. Nadie lo duda: llegarán a tiempo, o incluso antes.
Hace siete meses, cuando se acababa de decidir que el viejo Apeadero Sur se transformaría finalmente en el punto de arribo y partida para los flamantes trenes a Buenos Aires, La Capital recorrió la zona de Batlle y Ordóñez y relevó la ilusión que la noticia había despertado entre los vecinos, confiados en que que el ferrocarril trajera reactivación comercial y mayor seguridad.
Desde entonces, sin embargo, la fisonomía del barrio casi no ostenta cambios. Eso, claro, sin contar el desembarco del obrador de la unión transitoria de empresas que ganó la licitación para construir la nueva estación de trenes Rosario Sur, Depaoli y Trosce-Prat, cuyos operarios trabajan sin parar en los dos tramos de la obra.
La primera, ejecutada ya en un 60 por ciento, consiste en el tendido de un andén de 300 metros y su cubierta, sostenida por más de 90 columnas o pórticos metálicos que ya se ven en pie, sanitarios públicos (cinco para hombres y cinco para mujeres, con un servicio para personas con discapacidad), una oficina de guardia y depósitos, un núcleo de equipamiento y la reja perimetral de cerramiento, cuyo tabique también está en ejecución. Tras esa cerca, por el pasaje Pineda, luego estará el estacionamiento.
El jefe de obra la primera etapa, Juan Ignacio Ballerini, recorrió el sector junto a este diario y mostró los diferentes avances. Frente al andén, íntegramente construido, la hilera de casas precarias que se erguía hasta hace unos meses ya no existe: las cerca de 20 familias que las habitaban hoy reciben un subsidio para pagar un alquiler y más tarde serán relocalizadas.
Las columnas luego sostendrán una cubierta metálica y el piso tendrá las baldosas reglamentarias. Entre otros requisitos, serán antideslizantes y tendrán indicaciones para ciegos.
Durante el recorrido, varias decenas de obreros rigurosamente ataviados con indumentaria de seguridad no pararon de trabajar. Muchos de ellos lo hacen en lo que ya corresponde a la segunda fase de la obra, la estación propiamente dicha (denominado «edificio cabecera»).
Hoy por hoy, esas tareas muestran un avance del 15 por ciento: ya se concretó la compactación del suelo, se instalaron todos los pilotes y se están comenzando a levantar las columnas y tabiques de hormigón.
El resto de los trabajos para esa cabecera incluirá la construcción de una explanada y hall de acceso, boleterías, oficinas de guardia, sanitarios para el personal y el público, así como escaleras mecánicas y de emergencias, sala de espera, cafetería y depósitos.
Cada una de las obras tiene un plazo de ejecución de ocho meses (240 días corridos), pero las autoridades estiman que podrían estar listas antes.
Al respecto, la secretaria de Obras Públicas del municipio, Susana Nader, se mostró más que conforme con los avances.
«Todo marcha sobre rieles», bromeó, recurriendo oportunamente a la jerga ferroviaria.
La funcionaria dijo además que en el proyecto se trabaja «muy bien y en forma articulada» con los distintos estamentos de gobierno «y más allá del signo político, como debería ocurrir siempre si lo que se intenta es mejorar la calidad de vida de la gente».
La idea de Obras Públicas es, al terminar estas dos primeras etapas, sumar otro tramo de trabajos denominado «completamiento del entorno»: pavimento definitivo y mejora de calles transversales, alumbrado público, ejecución de veredas y rampas de acceso, señalización horizontal y vertical y desagües pluviales en los alrededores de la estación. Esa nueva inversión rondaría los 18 millones de pesos.
Pero, por fuera de las obras de la estación, hasta ahora poco ha cambiado en el entorno. «A lo mejor nos habíamos ilusionado demasiado, pero por ahora todo está igual que siempre: en el barrio todos seguimos expectantes, pero inversiones en negocios nuevos, por ejemplo, no se ven», contó Dora, la dueña de una fábrica de pastas ubicada en la esquina.
La visión fue compartida por el propietario de Parada 19, único bar en la zona.
«Habrá que esperar a que las obras vinculadas al tren estén más avanzadas, pero la esperanza de que haya más movimiento en el barrio continúa firme», sostuvo Luis Monserrat.
Compás de espera. Otras que se habían ilusionado, pero por ahora no tendrán novedades, son las familias del asentamiento ubicado a un metro de las vías, de San Martín al noroeste.
«Nos dijeron que nos iban a censar, pero no vino más nadie», contaron varios.
Es obvio por qué: por ahora, los trenes que lleguen y partan a Retiro se detendrán en la estación Rosario Sur, pocos metros antes de las casitas precarias.
Si algún día el tren avanza hasta Rosario Norte, otra será su suerte.