Otro día de huelga del transporte en Francia contra la reforma previsional

Miles de parisinos recurrieron a sus autos y bicicletas para llegar al trabajo. La CGT francesa promete continuar con sus medidas de fuerza.

Miles de parisinos recurrieron a sus autos y bicicletas para llegar al trabajo. La CGT francesa promete continuar con sus medidas de fuerza.

La lucha contra la reforma del sistema de pensiones que impulsa el gobierno del presidente Emmanuel Macron tuvo ayer un nuevo capítulo, con una huelga que paralizó la mayor parte de los servicios en el transporte público y afectó las actividades en las principales ciudades de Francia. El éxito de la huelga, sin embargo, sólo refleja la capacidad de los sindicatos de los servicios públicos, y no implica que la lucha contra la reforma tenga el mismo nivel de respaldo popular. De hecho, puede ser que las continuas pérdidas de tiempo y horas de trabajo en el sector privado causen mayor rechazo a la causa de la reforma.

La quinta jornada de huelga se cumplió con altos niveles de adhesión en trenes y subterráneos, mientras los sindicatos en lucha aspiran a continuar con el cese de actividades por «tiempo indefinido». En promedio, circuló 25 por ciento de los trenes, mientras 10 de las 16 líneas del subterráneo parisino estuvieron inactivas. En una jornada lluviosa, muchos franceses optaron por asistir a sus trabajos en autos, motos y bicicletas, lo cual generó gigantescos embotellamientos en los ingresos a París y otras ciudades.

La Confederación General de Trabajadores (CGT) y otras organizaciones sindicales invitaron a seguir hoy con las medidas de fuerza, mientras se espera que primer ministro, douard Philippe, presente formalmente hoy el proyecto de reforma previsional del gobierno, del cual ya se conocen los lineamientos generales.

El punto que más inquieta a los sindicatos es el que procura crear un único régimen de pensiones, contra los 42 que existen en la actualidad y que tienen en cuenta ciertas particularidades de los oficios o actividades. Pero esos regímenes especiales han derivado en privilegios que causan buena parte de la inequidad entre jubilados y el déficit fiscal previsional.

Los sindicatos también resisten a un artículo según el cual el cálculo de las pensiones se hará por puntaje, en virtud de los ingresos obtenidos durante toda la vida laboral, algo que es norma en la mayoría de las naciones, y la suspensión de los planes de prejubilación para agentes del transporte público y personal médico.

Macron afirma que se trata de un régimen más justo, pero los sindicatos de estatales y la izquierda dicen que es una «precarización» de los jubilados «encubierta bajo una supuesta modernización del sistema». El dato ineludible es que casi toda Europa ha reformado sus sistemas previsionales, bajo la presión de una creciente edad de la población, que deriva en una mala proporción entre activos aportantes y pasivos jubilados. Es un tema muy sensible y los opositores más radicales están preparados para hacer durar la movilización «el tiempo que haga falta» y a paralizar el país, como ya ocurrió en diciembre de 1995. Ese año, la huelga duró tres semanas y obligó al gobierno a dar marcha atrás. Pero desde entonces ha pasado mucho tiempo y Francia solo ha envejecido y empeorado su problema jubilatorio. Los sindicalistas no aportan ninguna solución alternativa. Desde el gobierno, varios ministros defendieron la necesidad de cambiar el sistema de jubilaciones y pensiones. «Creo que la CGT defiende más a sus gene que a los franceses», sostuvo el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, mientras que la responsable de Transportes, Elisabeth Borne, criticó que ese mismo sindicato entorpezca encontrar una salida al conflicto. «Nos mantendremos firmes hasta que la reforma sea retirada», replicó Philippe Martinez, secretario general de la CGT. El sindicalistas no presentó ninguna reforma alternativa. Los economistas coinciden en que la reforma previsional es ineludible para lograr que Francia vuelva a la senda del crecimiento.

Fuente: La Capital