Paraná: Ante la suba de alimentos más gente se acerca a pedir ayuda

Agrupaciones solidarias trabajan para poder brindar un plato de comida a numerosas personas y familias que necesitan alimentos

Agrupaciones solidarias trabajan para poder brindar un plato de comida a numerosas personas y familias que necesitan alimentos

Ante la suba galopante de los alimentos este mes, generada por la devaluación de 22% impulsada por el Banco Central, más personas se acercan a pedir ayuda a alguna parroquia o a grupos solidarios. Así lo confirman los voluntarios que, en un contexto en el que las necesidades se multiplican y la vulnerabilidad social se expande, redoblan hoy sus esfuerzos para acceder a los recursos que precisan para que mucha gente no pase hambre.

En Paraná son cuantiosas las manos solidarias que se tienden para brindar a diario o periódicamente un alimento. Enriqueta Torné es integrante en la ONG Suma de Voluntades y contó a UNO que a base de donaciones logran llevar una vianda en las recorridas nocturnas que hacen para acompañar a personas en situación de calle, y alimentos a cuatro barrios postergados de la capital entrerriana, como Mosconi Viejo, Antártica Argentina, San Martín y Villa Huesito. No obstante, a la vez hay más las personas que llegan en busca de alimento. “Está difícil. Siempre seguimos con las donaciones de particulares y de instituciones que nos ayudan para las recorridas nocturnas y para los comedores de los barrios que tenemos. Lo que notamos es que estamos cada vez con más gente: por ejemplo en las recorridas entregamos entre 120 y 150 platos de comida todas las noches. Es un montón, comparado con el tiempo de la pandemia, cuando habíamos estado entregando de 40 a 50 porciones. Ahora más personas empezaron a venir, y no son solamente quienes duermen en la calle, sino gente de diferentes barrios a comer a la plaza porque tal vez no tiene en su barrio alguna contención o no le alcanza lo que le dan en los comedores barriales. Hay familias completas, el esposo y la esposa con cinco gurises, por ejemplo”, explicó.

“A los barrios vamos una vez a la semana y son alrededor de 9.000 porciones de comida mensualmente”, comentó sobre una obra que contempla a muchos chicos a los que no sólo se les brinda el alimento, sino contención para que puedan creer que un mundo mejor es posible gracias a la solidaridad, el amor y el compromiso social de los voluntarios.

En este marco, señaló: “Para las recorridas hay familias que preparan la comida en su casa, nosotros la buscamos y repartimos, y por ahí nos pasa que tenemos 100 porciones y hay más gente, así que nos desesperamos. Llegamos a la última parada con siete u ocho porciones y hay 20 personas esperando. En ocasiones nos ha pasado que tenemos que salir a comprar unas empanadas de imprevisto, o los otros voluntarios salen y compran para compartir algo”.

Con el precio actual de la carne vacuna hay días que quienes cocinan en su casa y donan para distribuir entre quienes lo necesitan preparan guiso de arroz o fideo con algo de carne o pollo, aunque también están los que todavía pueden preparar hamburguesas o milanesas. “Cuando pasa eso es un lujo. A veces nos hacen pizzas, tartas, empanadas, y a la gente le encanta porque es algo diferente”, celebró Enriqueta, quien destacó el trabajo mancomunado de los colaboradores y de otros grupos que se suman a esta loable tarea: “Desde Suma de Voluntades tenemos grupos con los que cubrimos la noche de los lunes, jueves, viernes y domingos; los martes sale el grupo Un Cielo Nuevo, de la parroquia La Piedad; y los miércoles y sábados otro grupo del refugio municipal. Además, los jueves nos ayuda el padre Miguel, de la parroquia del Carmen, que asiste en la plaza Alberdi y nosotros vamos a las demás plazas ese día. Un lunes nos ayuda la filial de River, otro lunes nos cocina una gente de una parroquia de Crespo, que vienen y nos traen todo, y hay otras instituciones que también colaboran”, subrayó.

También a los comedores del centro comunitario Solidaridad Luis Pacha Rodríguez, en barrio Belgrano, y Los Gurises, en barrio Presidente Perón, llegan más vecinos solicitando un plato de comida. En el primer caso entregan 470 viandas para el almuerzo de lunes a viernes a los más carenciados; y en el otro la cena a 370 personas. Liliana Barrios es la coordinadora y contó a UNO: “La verdad que todos los días tenemos que hacer malabares, porque tampoco nos podemos pasar de presupuesto, y estamos batallando para que a nadie le falte nada. Se ha acercado mucha gente que nos pide aunque sea para sus hijos”.

“En barrio Belgrano el cupo que tenemos es de 390 personas, pero hoy son 470 las que vienen. Tenemos ayuda de Nación y a las supervisoras les explicamos que no podemos negarle el alimento a quienes llegan. La Municipalidad nos da un refuerzo una vez por mes y de ahí cubrimos lo que nos falta. Para que sea un menú nutritivo trabajamos mucho con la nutricionista del Centro de Salud, preguntando cuáles alimentos son adecuados para cada familia y cada chico, para que lleguen bien a ellos. A veces hacemos guiso con lentejas, que tienen muchas proteínas, arroz y distintos tipos de verduras, y ahí no utilizamos carne. Las donaciones son bienvenidas también si alguien nos puede ayudar aunque sea con un paquete de arroz, fideos o latas de tomate. Así vamos juntando para que esto se sostenga a diario”, precisó.

En el grupo Padre Pío, integrado por fieles solidarios de la parroquia Santo Domingo, también ayudan a familias que lo precisan con un bolsón de alimentos una vez al mes, gracias a donaciones que la gente lleva al templo. Cecilia Pedemonti es una de sus integrantes y observó: “Se ha acercado más gente y se siente como un clima de desesperación, de mucha preocupación porque no llegan con los alimentos básicos. Este mes entregamos bolsones a 105 familias y nos quedaron cinco o seis familias a las que no llegamos a ayudarlas”.

“Rezamos mucho para que se puedan conseguir donaciones. Sabemos que no le podemos solucionar las necesidades del mes a las familias, pero es un pequeño gesto y también un medio para que lleguen al templo. El día que pudimos hacer la entrega de los bolsones nos juntamos en la iglesia, festejamos el Día del Niño, y nos donaron algunos pares de zapatillas nuevas, en sus cajas. Eran pares sueltos y no sabíamos cómo repartirlas, porque no alcanzaban para todos, pero Dios nos muestra quién tiene mayores necesidades y había una nenita que estaba de medias y de ojotas. Así que se fue contenta con sus zapatillas puestas”, concluyó, dando cuenta del valioso aporte que tienen las agrupaciones solidarias en un contexto en el que crece la pobreza.

Fuente: Uno