Parque Nacional Ansenuza: del agro y el tambo, a pueblos turísticos

Esta nueva área protegida- la primera en el departamento San Justo- abrió un abanico de oportunidades para los pueblos con ADN agropecuario quienes caminan hacia una nueva industria: la turística con el objetivo de generar nuevas divisas para las economías regionales.

Esta nueva área protegida- la primera en el departamento San Justo- abrió un abanico de oportunidades para los pueblos con ADN agropecuario quienes caminan hacia una nueva industria: la turística con el objetivo de generar nuevas divisas para las economías regionales.

Este año fue histórico para nuestra región que logró la creación del Parque Nacional Ansenuza, convirtiéndose así en el primero del departamento San Justo, el tercero en la provincia de Córdoba y el número 41 bajo esta categoría en el país.

El 30 de junio, el Congreso de la Nación aprobó el proyecto de ley de creación de la mencionada reserva natural, que quedó oficialmente inaugurada el 6 de agosto con shows en vivo, ferias y propuestas gastronómicas, actividades que fueron públicas y gratuitas.

Poner en valor esta área protegida abre un abanico de oportunidades que van del lado del desarrollo, de la conservación y del cuidado. La necesidad de pensar en nuevos desafíos, como por ejemplo, el de industrias limpias como el turismo.

Si bien Miramar de Ansenuza es el centro turístico por excelencia, los pueblos con ADN agropecuario, que tienen cercanía a la laguna continuaron un camino sólido hacia su transformación turística con el objetivo de generar nuevas divisas para las economías regionales.

La Paquita es un buen ejemplo de ello. Una localidad rural de apenas 1.000 habitantes que recibe turistas todo el año de la mano de dos propuestas más que atractivas a pocos metros de la laguna.

La familia Maranzana se agotó del tambo y decidió reconvertirlo en «El Bajo Lpq», un espacio bien campestre donde los turistas pueden entrar en contacto con la vida agrícola de la zona. El visitante puede recorrer la granja, hacer cabalgatas o caminatas hasta la laguna y disfrutar de un rico asado de campo.

A pocos metro de «El Bajo», la casa de té que armó Melina Ghersi en su lugar de residencia: Chacra Rosa Amarilla, con todas las recetas que recuerdan a los abuelos piemonteses.

Un emprendimiento de similares características tomó impulso en la ciudad de Brinkmann de la mano del establecimiento «Don Silvino», un proyecto familiar rural apuntado a preservar la naturaleza autóctona, mostrando costumbres ancestrales. Está ubicado a 15 km al oeste de la ciudad donde el turista puede disfrutar de una granja con patios materos, asadores, huerta orgánica y todas las comodidades para disfrutar el día.

En Morteros, el Bajo de Ansenuza logró posicionarse como uno de los destinos turísticos naturales de la Provincia y ya figura dentro del sitio que la Agencia Córdoba Turismo promociona.

Este es sólo el puntapié inicial de lo que puede ofrecer la región, abriendo camino hacia un nuevo perfil productivo que ya no se limitará sólo al agro, el tambo y la ganadería.

Miramar: La «perla» de Ansenuza que no para de crecer

El coronavirus «le cambió la cara» al turismo regional. Desde el verano de 2020, la localidad de Miramar de Ansenuza registra un notable crecimiento de su ocupación durante los fines de semanas largos y temporada invernal, pero la declaración del Parque Nacional fue un punto de inflexión: «las reservas crecieron exponencialmente también el origen de los visitantes que antes estaba concentrado en vecinos de las provincias de Córdoba y Santa Fe y hoy se extiende a todo el país con presencia de extranjeros. Esto es lo que genera un parque nacional», destacaron desde Parques Nacionales.

«Estamos tratando de que esta realidad se plasme en los municipios que están alrededor del parque, porque Miramar va a colapsar en algún momento por la capacidad para recibir gente y eso va a hacer que el resto de las localidades reciban turistas, también en busca de otras alternativas de turismo naturaleza», agregaron.

Fuente: La Voz de San Justo