Política Justicialista: Táctica

Como buen militar, Perón pensaba a la política en termino tácticos y estratégicos. Carl von Clausewitz entendía a la estrategia como la visión general de los asuntos, la planificación a largo plazo y la táctica como la ejecución de esas definiciones en el campo político de disputa

A Willy

Mea Culpa

Civitas peccat, cum facit aut patitur ea quae ad ruinam suam spectant

Baruch Spinoza

TESIS
Como buen militar, Perón pensaba a la política en termino tácticos y estratégicos. Carl von Clausewitz entendía a la estrategia como la visión general de los asuntos, la planificación a largo plazo y la táctica como la ejecución de esas definiciones en el campo político de disputa. El ¿qué hacer? estratégico ya lo hemos planteado, es el obrar virtuoso en todo momento en cada lugar en solidaridad con el destino de la comunidad, trabajar para el bien común. Solo se llega al Bien a través de la virtud que ejerce un hombre vertical, que es aquel que piensa primero en la Patria, luego en el movimiento, y recién ahí en sí mismo. La ética entonces encarna la estrategia, el que hacer, la política debe dictaminar como hacerlo. Es decir, la política debe definir las herramientas que conduzcan la comunidad hacia su destino en el Bien, en la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria. Pero para el justicialismo, la política no se aprende, se comprende, lo que implica que no hay nada nuevo por adquirir en términos de conocimiento, sino que se trata de capturar ampliamente la naturaleza de la comunidad y lograr realizar sus designios. Como decía Perón bajo el seudónimo de Descartes en 1951, “el justicialismo, es una acción destinada a la dirección común en forma de posibilitar que cada uno se realice a sí mismo, al propio tiempo que todos realizan la comunidad”.

ANTI TESIS
La política justicialista no solo se ciñe a las tres banderas, soberanía política, independencia económica y justicia social, si bien estas son fundamentales para entender y aplicarla. La política justicialista es sobre todo la tercera posición, el equilibrio entre opuestos, la superación de las antinomias. Como venimos desarrollando en este querido periódico hace algunas semanas ya, recordamos que lo que se está buscando aquí es la unificación del pensamiento justicialista, su sistematización, ordenar las ideas que inspiran la eterna encarnación de este movimiento que siempre vuelve. Si tuviera que arriesgar un principio recurrente, como un mecanismo interno del funcionamiento de dicho movimiento seria sin duda la tercera posición pues funciona como un posicionamiento existencial, es decir, abarca todas las dimensiones de la vida de la comunidad. En términos éticos es el áureo y justo medio entre el exceso y la deficiencia, pero también la tercera posición se puede aplicar entre el individuo y el colectivo esta la comunidad, entre el mercado y el estado están las organizaciones libres del pueblo que deben limitar al mercado e inspirar al estado, entre la materialidad de la voluntad instintiva y la forma que le dan las ideas al obrar común. La tercera posición ideológica es también la equidistancia de los imperios (ni yanquis ni marxistas) de tal manera que establece los parámetros del socialismo nacional. Este ultimo responde al principio fundamental de la política anti imperial del justicialismo, cada uno en su casa (nacional) y dios en todas partes (socialismo). Solo se puede lograr la coexistencia pacífica entre las naciones a través del respeto de la libre determinación de cada pueblo.

SIN TESIS
Organizar el pensamiento justicialista no pretende detenerlo ni conceptualizarlo hasta su extinción. No. Se trata de descifrar su funcionamiento para poder referirnos a el con facilidad, para no perdernos en el laberinto de su historia ni caer en falsas predicciones trágicas, o cómicas, para evitar las profecías nihilistas y los estratagemas digitales del establishment sobre el agotamiento del justicialismo. La filosofía justicialista no responde a la rigidez categórica de la historia, la desborda, no muere con el tiempo. Porque su temporalidad es circular, siempre vuelve, no tiene comienzo ni final. Ud. me dirá, pero ¿el 17 de octubre? Pues claro, esa es la fecha del acontecimiento originario, pero todos sabemos que empezó antes. Es que las ideas no mueren, no sufren la suerte de los partidos políticos, las elecciones y los dirigentes, que tarde o temprano, dejan este plano para convertirse en un grano de polvo de la historia. La filosofía justicialista trata de la manera de ser de lo argentino, y por qué no también, de lo americano. Es una melodía que se repite como un estribillo infinito, la más maravillosa música se esconde en esa melodía.

Por Santiago González Casares *
* Doctor, Magister y Licenciado en Filosofía por la Universite de Paris IV-Sorbonne

Fuente: Página 12