Potenciar Trabajo: Mayoría de mujeres con tareas sociocomunitarias

Un informe del Renatep describe cuál es el perfil de los beneficiarios, quiénes son y qué hacen. La mitad trabaja en comedores populares y en gran medida son jóvenes menores de 24 años.

Un informe del Renatep describe cuál es el perfil de los beneficiarios, quiénes son y qué hacen. La mitad trabaja en comedores populares y en gran medida son jóvenes menores de 24 años.

El número de inscriptos en el Registro de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep) superó las 3.400.000 personas. De ellas, un millón completan sus ingresos con un plan Potenciar. ¿Cuál es su perfil? ¿Quiénes son y qué hacen? La respuesta es que son, en su mayoría, mujeres (63 de cada cien). La mitad de los Potenciar son trabajadoras de comedores populares y merenderos. Otra característica es la marcada presencia de jóvenes, un espejo invertido de lo que sucede en el mercado laboral, donde los menores de 24 años son una proporción mínima. Estos datos son parte del último informe del Renatep, elaborado en base a datos actualizados a octubre de 2022. El análisis hace por primera vez un perfil de los beneficiarios del Potenciar, comparando a los trabajadores de la economía popular que tienen este ingreso con los que no lo tienen. Aparecen dos grandes diferencias: los primeros han ido organizando su trabajo con forma colectiva (en cooperativas, movimientos, con emprendimientos productivos familiares), mientras que en el resto prima el trabajo individual. Por otra parte, los trabajadores que han sido incluidos en el Potenciar tienen una mayor formalización fiscal, ya que se han inscripto en mayor proporción como monotributistas.

El relevamiento realizado por el organismo que dirige Pablo Chena indica, por otra parte, que pasaron a ser diez las provincias con más trabajadores inscriptos en la economía popular que en el sector privado. En los últimos cuatro meses se sumó al listado Corrientes (las que ya estaban son en su gran mayoría del NOA y NEA: Santiago del estero, Chaco, Salta, Formosa, Jujuy, Misiones, Tucumán, Catamarca, Corrientes y La Rioja).

El informe 
El Potenciar Trabajo es el programa de mayor tamaño del Ministerio de Desarrollo Social, el que más beneficiarios tiene, y su sentido no es unívoco. En su definición juegan muchas voluntades: hay organizaciones que lo toman como un salario complementario y construyen trabajo, y hay organizaciones que piden cupos para engordar y volver por más. Hay funcionarios que los reparten a cambio de paz social -esta ha sido la función tradicional de todos los planes-, y hay funcionarios que van construyendo un andamio para que los trabajos en la economía tengan mayores ingresos y derechos; no es raro que una u otra cosa dependa del momento, de la coyuntura, más que del funcionario. Hay contados casos -muy excepcionales- en que alguna empresa toma beneficiarios del Potenciar y convierte un plan en empleo; una gota en el mar.

Por eso se escribe tanto, y de tantos sentidos diferentes, sobre los planes. Lo que no se puede decir, como instaló falsamente el informe de AFIP con el que los medios de la derecha montaron una campaña (ver aparte), es que el Potenciar sea un programa que lo cobran 250 mil personas que declararon Bienes Personales, o 35 mil que compraron dólares ahorro, o 10 mil que tienen autos 0 km. Fue una burrada que se sostuvo porque el estereotipo del «planero» -el vivo que no quiere trabajar- en Argentina es muy fuerte. Y al revés: porque los trabajadores y Trabajadoras con Potenciar pertenecen al sector social de los invisibles.

La mayoría de los trabajadores con Potenciar son mujeres que trabajan en comedores populares

La mitad de quienes tienen un plan hacen trabajos sociocomunitarios, y de esa mitad el 70 por ciento sostiene comedores y merenderos. Sucede así porque el Potenciar nació en la pandemia; en la salida de la pandemia se agravó la suba en el precio de los alimentos.

La mayoría son jóvenes
En los sectores populares, el ingreso al mundo del trabajo se está dando a través de la economía popular. Esa es su entrada. Si los pibes y pibas de 18 años antes tenían su primer laburo en un taller, ahora lo hacen como vendedores ambulantes, juntando cartón, limpiando veredas o en obras de mejoramiento de barrios.

Esto se ve en el siguiente cuadro: la presencia de trabajadores/as de entre 18 y 24 años es significativamente mayor en la economía popular que en el empleo privado (23,8 por ciento en el Renatep contra 6,7 por ciento en SIPA).

Hay diez provincias con más trabajadores de la economía popular que del sector privado

En los últimos cuatro meses se sumó Corrientes. A este dato hay que mirarlo con dos aclaraciones: el número de trabajadores privados que sale del SIPA es una cantidad incuestionable: contabiliza los empleados privados en blanco, con aportes jubilatorios registrados en Anses. Por otro lado, los trabajadores de la economía popular que se inscriben en el Renatep lo hacen voluntariamente: no todos están inscriptos. La estimación es que falta todavía la mitad. Y por otro lado, no todas las bajas pueden ser informadas. Pero, sin dudas, la comparación sirve para mostrar los enormes cambios que sigue sufriendo el mundo del trabajo, su deterioro incluso en épocas de crecimiento económico, de aumento de las ganancias de las empresas disociado de la suerte de los trabajadores.

Trabajadores de la economía popular con o sin Potenciar

Entre quienes tienen un plan Potenciar hay más trabajadores organizados de manera colectiva: en movimientos, cooperativas, emprendimientos o núcleos de la agricultura familiar. Esta es una nítida diferencia entre quienes, trabajando en economía popular (es decir, por su cuenta, sin patrón), no tienen un Potenciar.

El contraste es grande: entre las personas con Potenciar 6 de cada diez trabajan de manera colectiva, mientras que entre los trabajadores de la economía popular sin Potenciar pasa lo opuesto: 6 de cada diez trabajan de manera individual.

Acá hay que hacer un obligado link, recordar que la economía popular es producto del neoliberalismo: en lo macroeconómico, de la destrucción del proyecto de país industrial por sustitución de importaciones y la masiva privatización de las empresas estatales; en lo cultural, del discurso pro emprendedurismo que todavía sigue reinando.

Los movimientos sociales portan valores opuestos (“Nadie se salva solo”). En el Potenciar se ve esa traza, un modo de construir que excede ampliamente al pedido o manejo de planes de empleo. Como ejemplos cercanos: en este momento, los cartoneros organizados están peleando en el Congreso para que se sancione la ley de Envases. Los vendedores ambulantes organizados impulsan un proyecto de Ley Nacional de Trabajo en Espacios Públicos. La Utep viene de acordar con el gobierno un cupo de participación de cooperativas de la economía popular en las obras públicas con presupuestos de hasta 300 millones. Las cooperativas de urbanización de barrios populares vienen de conseguir la prórroga por 10 años del Programa de Integración Sociourbana. En cada uno de estas ramas -cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, trabajadores de la construcción- hay algunos trabajadores de la economía popular con Potenciar, pero el armado que van haciendo los que se organizan es mucho más amplio: hay organización, comunidad, y por eso trabajo. Eso es lo que se filtra al interior del Potenciar.

Como base de datos, el Renatep es la primera herramienta que tiene el Estado para ver qué hay dentro de la economía popular, que se superpone a la economía de los trabajadores informales sin ser exactamente lo mismo. Es una fuente de información valiosa, pero aún insuficiente: el Indec debería empezar a medir estas actividades que no forman parte de la economía estatal ni de la privada, aunque tengan comunicación con las dos.  Y de la que obtienen sus ingresos un tercio de los trabajadores del país. Es un tema que excede a la asistencia social para ser, claramente, parte del orden económico.

Fuente: Página 12