Proponen modelo chileno para los residuos del Gran Córdoba

El destino de los residuos sigue siendo un problema grave para el Gran Córdoba y, a la vez, un asunto irresuelto.

El destino de los residuos sigue siendo un problema grave para el Gran Córdoba y, a la vez, un asunto irresuelto. Desde que en 2010 se concretó el cierre definitivo del controvertido enterramiento en Bouwer, las casi 800 mil toneladas anuales de desechos urbanos que generan la Capital y una veintena de municipios vecinos se entierran precariamente en Piedra Blanca. Ese destino es provisorio, pero desde hace ocho años.

El proyecto de crear una nueva megaplanta con un tratamiento final más sustentable quedó empantanado entre conflictos y expedientes judiciales. Con aval provincial, el municipio capitalino y otros 20 crearon Cormecor, un ente intermunicipal que se haría cargo de gestionar la basura del área metropolitana.

 

El sitio elegido, al sur de la Capital, generó un conflicto con los vecinos de Villa Santa Ana, el pueblo más cercano. Varios amparos judiciales, aún irresueltos, trabaron el proyecto. La inundación que hace un año afectó esa zona, y generó alarma al arrasar el predio vecino al de Cormecor que operaba la empresa Taym para residuos peligrosos, acentuó la movilización pero también las dudas sobre la conveniencia de esa ubicación.

Desde Cormecor aseguran ahora que no evalúan otras alternativas y defienden el proyecto. Mientras, desde la Defensoría del Pueblo de la Provincia aparece una sugerencia que puede entrar en debate: llevar la planta de tratamiento a un sitio alejado de la Capital, en zonas de muy escasa población. Esa mirada apunta al noroeste cordobés. Como la logística y el costo del transporte serían una obvia traba, la idea se complementa con el uso del ferrocarril.

Ese modelo sería similar al que se aplica en Santiago de Chile. ¿Es acaso posible adaptarlo al Gran Córdoba? Días atrás, un equipo de la Defensoría del Pueblo visitó el sistema de tratamiento de esa ciudad. Por invitación del organismo, La Voz participó de ese recorrido, que permite trazar similitudes, diferencias y comparaciones con Córdoba.

Allá y acá

El Gran Santiago suma unos siete millones de habitantes. Para cuatro millones, una empresa privada –KDM– tiene la concesión para la recolección y el tratamiento final de los residuos. Es más del doble de los 1.500.000 habitantes de los 21 municipios que integran el proyecto de Cormecor en Córdoba.

Una similitud es que en ambos conglomerados la separación en origen y lo que se recicla es mínimo: menos del uno por ciento en el Gran Córdoba y menos del tres por ciento en Santiago. Otra, es que ambos generan similar volumen de residuos por habitante: alrededor de 1,2 kilos por día.

Hoy, al enterramiento de Piedra Blanca el Gran Córdoba envía unas 2.300 toneladas diarias. En el de Lomas Coloradas, la chilena KDM deposita más de cinco mil toneladas por día.

¿Qué innovación supone lo que se hace en Santiago? La empresa KDM (integrada por la española Urbaser y la norteamericana Danner) tiene en las afueras de Santiago una planta de transferencia que, a la vista, luce eficiente. Uno tras otro, durante las 24 horas, llegan los camiones recolectores a un galpón de dos mil metros cuadrados donde descargan los residuos sobre silos (tipo contenedores), y mediante prensas se los compacta. La carga completa de cinco camiones llena un contenedor, que lleva unas 26 toneladas de basura compactada.

El paso inmediato es que un vehículo carga ese silo sobre un tren, a pocos metros. En apenas 15 minutos se completa ese proceso, sin dejar basura en la planta.

El tren hace la otra parte: lleva esos contenedores en varios viajes diarios hasta el enterramiento de Los Colorados, un área poco poblada a 60 kilómetros de Santiago. Directivos de KDM marcaron que el costo del tren representa un cuarto del flete en camiones.

Bajo tierra

Según KDM, ese relleno sanitario con tratamiento sustentable es el mayor de Sudamérica. Trabajan ahí unas 250 personas. Del tren se descargan los contenedores a camiones, que los llevan y vacían en los gigantes pozos abiertos en la tierra, que antes fueron impermeabilizados con varias capas. Se suma un sistema de recuperación de lixiviados (líquidos altamente contaminantes), que en forma directa bombea 400 mil litros diarios desde los rellenos a las piletas de tratamiento.

En los rellenos, todos los residuos urbanos terminan mezclados. Ese punto es una de las patas flojas: el porcentaje que se separa y recicla es más alto que en Córdoba, pero aún muy bajo (en Santiago no pasaría del tres por ciento).

Los residuos compactados arrojados se van tapando con tierra. Cuando se llega al tope, sobre la última cobertura de tierra crecen pastizales (la empresa está comprometida a forestarlos) y una larga serie de tubos y caños. Esa instalación, en los rellenos ya cerrados, es la que genera biogás con base en el metano, para alimentar una usina eléctrica de 22 megavatios, que sube (y vende) esa energía al sistema nacional.

En el enorme predio no se ve basura desperdigada.

Fuera de cada “pozo” en actividad, casi que no parece lo que es.

¿Imitable?

¿Serviría ese esquema para el Gran Córdoba? Mario Decara, defensor del Pueblo en la provincia, plantea que al menos debería discutirse: “Nosotros creemos que la ubicación que eligió Cormecor no es aconsejable. Están demostrados los riesgos de inundación y hay un conflicto abierto con la sociedad que, aunque haya fallos judiciales a favor, no será sencillo cerrar. Hay que evitar acentuar ese conflicto. Proponemos debatir esta alternativa de llevarla lejos de la Capital”, planteó.

Decara sugirió evaluar sitios del norte cordobés, a más de 100 kilómetros de la Capital, a los que lleguen las líneas ferroviarias existentes. “Tenemos potenciales ubicaciones, en zonas muy postergadas, donde una planta con buen tratamiento podría ser un aporte para generar trabajo”, sostuvo. Interpretó que el modelo de Santiago “es adaptable a Córdoba”, aunque consideró que no debería ser una empresa privada la operadora sino un ente estatal, como Cormecor.

Daniel Di Giusto, actual director del Instituto del Ambiente de la Defensoría del Pueblo, admitió que no tienen un proyecto definido: “No somos un organismo ejecutivo para eso. Pero podemos sugerir, proponer. La nuestra es una idea para que se discuta”. Opinó que el sitio elegido por Cormecor al sur de la Capital “tiene problemas”, y recordó que “hace un año se comprobó el riesgo de inundabilidad, además del costo social que implicará hacerlo ahí pese a la oposición de la gente del lugar”.

Di Giusto, que fue secretario de Ambiente de la Provincia y vicerrector de la Universidad Nacional de Córdoba, también consideró que “el principal dilema de llevar la planta más lejos es el costo del transporte, y con el tren eso se solucionaría”.

Cormecor, a la espera de fallos judiciales

La firma, creada en 2012, tiene su proyecto parado.

El proyecto de su planta de tratamiento, sobre 500 hectáreas de campos que expropió la Provincia a cinco kilómetros al sur de la Capital, prevé una planta de separación mecánica de residuos reciclables y otras de neumáticos, de compostaje, de residuos áridos y de valorizables, además de un enterramiento sanitario. Está proyectada para que funcione por 30 años, recibiendo unas dos mil toneladas diarias de residuos.

Lejos de tener todo solucionado

Luces y sombras, según las regiones chilenas.

No significa que Chile haya solucionado el problema del destino final de su basura. La capital, Santiago, luce un centro urbano limpio, pero conserva microbasurales en diferentes zonas, visibles cuando uno se aleja hacia las periferias. Otras regiones del interior tienen agudos problemas, como ocurre en amplias zonas de Córdoba, por carencia de sistemas de tratamiento medianamente adecuados. Además, la tasa de reciclaje es baja, aunque mayor que en Argentina.

Fuetne: La Voz