Punilla bajo tierra: en las profundidades de Ongamira

Un valle dentro de otro exhibe las huellas de la historia. Grutas, aleros y excavaciones con miles de años de presencia humana en plena serranía cordobesa.

Un valle dentro de otro exhibe las huellas de la historia. Grutas, aleros y excavaciones con miles de años de presencia humana en plena serranía cordobesa.

En un rincón de Punilla, Córdoba cuenta con una gran opción en materia de turismo alternativo y arqueológico. Se trata del valle de Ongamira, un paisaje surgido hace aproximadamente 120 millones de años, con más de un misterio escondido entre sus cuevas.

“Para llegar a visitarlo, hay que recorrer unos 17 kilómetros por un camino de tierra de la ruta provincial 17, pasando por Capilla del Monte. Una vez que se llega al valle, existen interesantes lugares para visitar en relación a los hallazgos arqueológicos”, comparte Roxana Cattáneo, doctora en Ciencias Naturales y licenciada en Antropología del Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR)-CONICET.

Con la fuerza del viento y el desgaste de la lluvia, en Ongamira se crearon inigualables esculturas naturales en la roca, una serie de aleros y pequeñas grutas que fueron cavadas por la erosión.

Históricamente, este lugar fue investigado por Aníbal Montes y Alberto Rex González en los años \’40. El sitio se designó con el nombre de Deodoro Roca, en honor a quien alentó los estudios en la zona. Actualmente, los investigadores del Proyecto Ongamira del IDACOR-CONICET llevan adelante diversos proyectos en la región.

A cielo abierto
La primera parada recomendada por la antropóloga Roxana Cattáneo es el Almacén y Hotel Supaga.

“Allí se puede visitar un sitio arqueológico que está siendo excavado en este momento. También se puede conocer el Museo Viajero, una sala móvil que cuenta con la muestra ‘Secretos bajo el alero: arqueología en el valle de Ongamira’, donde se pueden observar algunas de las colecciones y un mapa que muestra dónde están distribuidas actualmente las comunidades de pueblos originarios de la provincia de Córdoba”, afirma la especialista.

Al recorrer la región, sorprende el contraste de la arenisca roja de las formaciones con el verde del paisaje serrano. Aseguran que este territorio estuvo antes bajo el océano, hasta que se formó la cordillera de los Andes y el terreno se elevó. Por eso, se pueden encontrar caracoles de mar entre las capas de tierra. Los investigadores del IDACOR mencionan que con la colaboración de paleontólogos se vienen realizando estudios de distribución y adaptación de los caracoles a los climas cordobeses.

Entre aleros y grutas
Se accede a la segunda parada, siguiendo unos 800 metros a mano izquierda. “Allí se encuentran las grutas, donde se pueden visitar varios aleros”, recomienda Cattáneo. Recorrer Ongamira es un viaje en el tiempo que ayuda a comprender la vida de las comunidades originarias que habitaron allí. A través del trabajo de los arqueólogos, tanto de campo como de laboratorio, es posible interpretar su modo de organización a partir de los restos materiales de sus actividades, que se han conservado hasta la actualidad.

“A través de dataciones radiocarbónicas pudimos determinar ocupaciones de 3.000 años de antigüedad en estos aleros. Eran ocupados por sociedades cazadorasrecolectoras muy móviles, que vivían en el valle y se trasladaban. Las comunidades que habitaban la región, utilizaban la piedra para realizar armas para la caza del guanaco, el venado y otros animales”, afirma la antropóloga.

Ongamira es un lugar único para estudios arqueológicos que nos ayudan a entender cómo ha vivido la gente en los últimos 6.000 años. Pero también, el cambio climático y sus modificaciones. Dra. Roxana Cattáneo, del Proyecto Arqueológico Ongamira.

La investigadora recomienda visitar, además de las grutas, el Museo Deodoro Roca. Allí, en el mes de julio, se inaugurará un nuevo pabellón dedicado a la arqueología.

Conocer el trabajo de los investigadores y especialistas deja en evidencia 6.000 años de adaptación del ser humano a las modificaciones del ambiente. “Nos encontramos realizando estudios físico-químicos que nos permiten comprender el cambio climático y cómo este paisaje fue modificado de un bosque nativo con grandes poblaciones de guanacos a lo que vemos hoy”, finaliza Cattáneo.

Energía de todo lo creado
Es el significado del nombre “Ongamira”, según la comunidad originaria comechingona. Otros afirman que deriva del cacique Onga (o Unca), fallecido en combate contra los españoles. Aquí, los arqueólogos e investigadores encontraron vestigios de presencia humana de varios miles de años de antigüedad.

Proyecto Arqueológico Ongamira
Desde 2010 un grupo de arqueólogos, geólogos, biólogos y otros epecialistas investigan en el Valle de Ongamira. Su objetivo es entender la relación entre la sociedad y los paisajes para poder conocer el vulnerable patrimonio de la región.

Fuente: Voy