Recolección de residuos en Mar del Plata: un servicio caro y que no cumple las expectativas

Los vecinos de distintas zonas denuncian que no se cumplen las frecuencias y que hay calles por las que dejaron de pasar. También hay malestar con el barrido. La ciudad paga 45 millones de pesos por mes por este servicio.

Los vecinos de distintas zonas denuncian que no se cumplen las frecuencias y que hay calles por las que dejaron de pasar. También hay malestar con el barrido. La ciudad paga 45 millones de pesos por mes por este servicio.

El servicio de recolección de residuos volvió a estar en el ojo de la opinión pública esta semana, cuando sorpresivamente y por quinta vez en poco más de seis meses, la ciudad amaneció llena de bolsas de residuos, debido a un paro de los trabajadores del sector, en reclamo por sus salarios.

La situación, como cada vez que se repite, generó importante malestar entre los vecinos, instituciones y funcionarios, sobre todo por dos cuestiones básicas: Por un lado, la enorme suma de dinero mensual que el Municipio paga a la empresa concesionaria por el servicio y, por otro, debido a las grandes falencias que los vecinos -sobre todo de los barrios más alejados, pero también de zonas céntricas- observan, tanto en la frecuencia y cumplimiento de la recolección, como el barrido y mantenimiento de las calzadas.

Justamente en una nota publicada ayer por este medio, vecinos de los barrios más al norte de la ciudad, se quejaban por la falta de cumplimiento de la recolección en esa zona -El Tejado, Colonia Barragán, Estación Camet, Las Margaritas, entre otros-. En diálogo con este medio, señalaban específicamente que los camiones obvian la recolección de bolsas a los costados de la Autovía, además de no cumplir dentro de los barrios.

“Si no está la bolsita dentro del basurín, no la llevan” confiaron vecinos, también de la zona Sur de la ciudad. Vale recordar que, por prestar todo el servicio de recolección de residuos y barrido, la empresa 9 de Julio cobra un canon mensual de 45 millones de pesos. Así y todo, cada poco tiempo, generalmente sobre el quinto día hábil del mes, los empleados nucleados en el gremio de Camioneros, disponen un sorpresivo paro de actividades porque la empresa les informa que no cuenta con fondos para depositarles los salarios.

La novela se reitera -este año van cuatro paros- y la ciudad en general y todos los habitantes en particular son afectados, con la desagradable imagen de abandono y suciedad de miles de bolsas de residuos sin levantar.

Este año ocurrió en los primeros días de enero -en plena temporada estival- y fue recordada porque incluyó la participación en las negociaciones del propio Secretario General del a nivel nacional del Gremio y titular de la CGT Hugo Moyano, como pieza clave para que se reinicien las actividades. La medida se repitió en febrero, marzo y mayo, antes de la quinta medida de fuerza, siempre en reclamo salarial, en los primeros días de este mes.

Como en las anteriores oportunidades, fueron horas de inactividad, mientras se sucedían reuniones, negociaciones y “aparecían” los recursos para afrontar los compromisos salariales.

Mientras, la ciudad y sus habitantes, volvieron a caminar entre pilas de basura, sobre todo en el centro donde, a la hora que se informa el paro, los encargados de edificios ya sacaron la basura a la calle.

Los reclamos por incumplimientos de frecuencias son prácticamente diarios en las líneas de comunicación de LA CAPITAL, especialmente el whatsapp, a través del que los lectores expresan y comparten sus preocupaciones.
En las zonas más cercanas al centro, donde la frecuencia de recolección es diaria no se nota tanto, pero en los barrios en los que el camión pasa dos o -a lo sumo- tres veces por semana, los vecinos de quejan de que, aunque la información oficial da determinada información, en la práctica no entienden qué días deben sacar la bolsa negra -residuos orgánicos o no recuperables- y cuál la verde -la de los materiales que se pueden recuperar en la planta de separación-. Asimismo, denuncian que los camiones suelen evitar levantar las bolsas verdes.

Con el paso del tiempo, los vecinos han aprendido a inferir los posibles motivos de los incumplimiento: las condiciones climáticas adversas suelen coincidir con los momentos en los que la recolección no se cumple. Eso, en los lugares más alejados no es una nimiedad, dado que, luego, pueden sumarse cuatro o hasta cinco días, sin contar con el servicio. En tanto, las líneas de información de la 9 de Julio, nunca dan respuestas satisfactorias. “Toman los reclamos, pero nunca se soluciona la situación” apuntan.

En algunos sectores, los los habitantes se organizan y trasladan las bolsas a lugares “más accesibles para los recolectores”, pero esa estrategia no es infalible. A veces, cuando se apilan las bolsas, por ejemplo, en una esquina, los equipos de la empresa suelen pasarlos de largo.

Según denuncian vecinalistas, el mal estado de las calles -es real muchas calles están en pésima situación, faltas de mantenimiento- es la explicación por el no cumplimiento de los recorridos. Pero, aunque no lo cumplan por meses -porque el estado de las calles no mejora- el canon que perciben por el servicio si lo contempla, por lo que, además, la empresa estaría cobrando un importe mayor al servicio que brinda.

El pliego de licitación del servicio contempla que, en casos de tener residuos especiales, de gran volumen, se pueda convocar a un camión almejero. Hay casos especiales en los que el servicio oficial no se ocupa y los vecinos deben contratar un contenedor, pero en muchos casos, si corresponde al oficial y, según las denuncias, no se logra que el almejero pase.

Otro de los reclamos permanentes a través de la línea de Whatsapp del diario tiene que ver con el servicio de barrido de veredas. Esto se cumple solo en las zonas del centro, macrocentro, zonas comerciales y sector costero, pero muchos vecinos aseguran que jamás lo observan.

Solo en el centro y en la costa suelen verse los barrenderos, especialmente en temporada alta, pero los comerciantes de las zonas consideran que no con la frecuencia que se necesitaría, para que la ciudad se muestre con su mejor cara.
Incluso esa falta de cumplimiento de la limpieza de los cordones cuneta, termina afectando a los vecinos y a la ciudad tras las lluvias, porque la suciedad termina tapando los pluviales y ello generando anegamientos en distintas zonas, sobre todo las más bajas.

Además de las redes sociales y las denuncias mediáticas, los vecinos intentan plantear la problemática en otros ámbitos. Por ejemplo, en la Defensoría del Pueblo, reciben un promedio de 10 denuncias por semana.

Fuente: La Capital Mar del Plata