Río Cuarto tiene 2.300 hectáreas inutilizadas, según un estudio

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Una informe de la Universidad indica que la mayoría de los nuevos barrios de la ciudad se han hecho a las afueras, desaprovechando varios espacios. Esto genera dificultades para la llegada de los servicios

Un estudio realizado por especialistas de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto revela que la ciudad tiene actualmente 2.300 hectáreas inutilizadas, debido a la existencia de una expansión urbana dispersa. El dato representa más del 30 por ciento del total de las hectáreas (7.232) que componen el ejido, por lo que los profesionales consideran necesario definir un proyecto de desarrollo con miras al año 2030.

El ingeniero Jorge de Prada, uno de los investigadores que llevó a cabo el informe, dijo a PUNTAL que el tipo de crecimiento que está experimentando la ciudad genera consecuencias que podrían evitarse.

“El trabajo desarrollado es cofinanciado por la Provincia de Córdoba y la Agencia Nacional de Ciencia y Tecnología. El objetivo es dar las bases para ordenar el territorio. Esto significa distribuir adecuadamente las actividades del hombre en el territorio, tratando de reducir los posibles conflictos como puede ser la contaminación por el uso de agroquímicos, por ejemplo. La ciudad ha ido tomando tierras agrarias y las fue urbanizando, dejando varios espacios sin uso”, explicó el ingeniero de Prada.

-¿Cómo se debería avanzar?
-Lo que se haga hoy va a impactar dentro de 10 o 15 años. Hay que tener en cuenta que, para el 2030, es probable que la ciudad cuente con al menos 40 mil habitantes más de los que residen actualmente. Si Río Cuarto quiere que se radique la mayor cantidad de gente posible, se tiene que trabajar para generar las condiciones de hábitat capaces de atraer a esas personas. Se necesitan tierras para esa población y hay que definir qué patrón seguir. O continuamos con el parámetro de la dispersión o acudimos al modo compacto.

-¿Qué diferencias existen entre uno y otro?
-El parámetro compacto es aquel en el que los habitantes se encaminan a poblar lugares contiguos a los ya construidos, sin levantar edificios en las zonas habitadas. Esto se da para no afectar la ventilación, ni la luz solar, ni la infraestructura de los sitios ya desarrollados. Por otro lado, está el patrón disperso (como el que existe en Río Cuarto) que es exactamente lo opuesto al anterior. Esta metodología está motorizada por la fuerza del mercado. Aquí se construyen edificios en lugares muy poblados, afectando a los alrededores. Este tipo de construcciones genera demanda en sectores alejados del centro, es decir, en las afueras de la ciudad. Tanto es así que se terminan ocupando lugares considerados agrarios. Esta situación ha dado origen a los barrios privados que se ubican en los límites del ejido urbano. Río Cuarto tiene barrios privados y públicos en tierras que históricamente eran de bajo valor comercial, pero que, al ir llegándoles la infraestructura básica, hoy se venden al mismo valor de los lotes que están en el centro. Los barrios alejados se ponen en contacto con el medio rural y aparecen los conflictos por el desarrollo de las actividades agrarias como pueden ser las pulverizaciones o los feedlots. Como ejemplo se puede citar lo que ocurre a los alrededores de la ex avícola La Cristina, donde hay un criadero de 200 mil pollos y las familias que viven en la zona padecen los malos olores de la actividad.

A todo esto, De Prada agregó que las ciudades más compactas están preparadas para que primero se llegue caminando, después en bicicleta, luego en colectivos y por último en autos.

“Aquí está todo dispuesto para que la prioridad sea la circulación vehicular. Es muy riesgoso ir caminando a la Universidad, por ejemplo”, agregó.

Más adelante, el ingeniero indicó que las 2.300 hectáreas que la ciudad mantiene inutilizadas no pueden destinarse a las actividades agrarias porque de ser así se profundizarían los conflictos entre los que viven a los alrededores de esas tierras.

-Ustedes han comprobado que es muy difícil llevar todos los servicios a los puntos alejados del centro de la ciudad…
-Sí, el costo para llevar los servicios es mucho más elevado. Si Río Cuarto fuera una ciudad compacta la cosa se daría de otra manera. En cambio, la extensión que tenemos hace que se complique disponer en cada sector de las redes de agua, gas, cloacas y electricidad, y de los servicios de transporte urbano y recolección de residuos. Las áreas de cobertura se empiezan a reducir (los colectivos de la SAT cubren el 70% de la ciudad). La gestión de los servicios es complicada y, cuando se consiguen, hay que cruzar varias hectáreas desocupadas con las redes para llegar a las zonas habitadas. Eso implica contar con una buena cantidad de recursos. Además, una vez que pasan los servicios, los lugares vacíos se valorizan, pero la ciudad no puede captar una renta. Es decir, se corre con un gasto y no se genera un beneficio.

-¿Cómo se puede cambiar la mentalidad vigente por estos días en la ciudad?
-Hay que definir qué ciudad queremos de cara al 2030, tenemos que ver qué se puede hacer de manera colectiva para empezar a ordenar los trabajos. Es difícil cambiar lo que ya está, por eso debemos enfocarnos en el futuro. El problema no es el edificio, sino dónde lo ubicamos. El Estado debe fijar ciertas pautas. Si seguimos actuando como hasta ahora, para albergar a los 40 mil habitantes más que vamos a tener en 2030 se van a necesitar 2.900 hectáreas más (que se sumarían a las 7.232 de ahora). En cambio, si adoptamos el modelo compacto, podemos ocupar las 2.300 hectáreas que hoy están inutilizadas. Para eso hay que modificar las conductas. También se puede avanzar hacia un sistema mixto, expandiendo la ciudad hacia el norte, sur u oeste.

-La mala proyección de la ciudad, ¿se debe a que no hubo visión de futuro o a que el crecimiento de Río Cuarto sorprendió a los políticos que estuvieron a cargo del Municipio todos estos años?
-Hay un poco de todo. Los proyectos políticos han tomado la decisión de dejar hacer. Esto en el corto tiempo funciona bien, pero a mediano y largo plazo genera complicaciones. Se ha hablado mucho respecto a los edificios nuevos que no cuentan con los servicios básicos. Esta situación da la pauta de que algo no está funcionando bien. Vemos que primero se hacen los edificios y después se ve cómo se les lleva los servicios, eso debe revertirse. Creo que tenemos que cambiar algunas ordenanzas y trabajar en conjunto para lograr mejores resultados.

-¿Es un mal único de Río Cuarto?
-La expansión urbana dispersa es un problema generalizado en casi todo el país. Surgió con fuerza en la década del 90 y se mantiene hasta la actualidad. En algunos países del mundo, como el caso de Estados Unidos, se prohíbe construir en puntos dispersos. La dispersión de las urbes es tan compleja que en ciudades importantes como París hoy hay menos habitantes que hace 100 años.

Fuente: Puntal