Río Cuarto: “Los barrios de planes sociales en las afueras refuerzan la segregación”
Joaquín Perren, especialista en Estudios Urbanos, analizó la situación de desigualdad en ciudades intermedias como Río Cuarto. Destacó que el modelo neoliberal fomenta el distanciamiento entre personas de distintas clases sociales.
19/11/2019 MUNICIPIOSJoaquín Perren, especialista en Estudios Urbanos, analizó la situación de desigualdad en ciudades intermedias como Río Cuarto. Destacó que el modelo neoliberal fomenta el distanciamiento entre personas de distintas clases sociales.
Organizado por la Universidad Nacional, se dictó esta semana un curso de posgrado a cargo de Joaquín Perren, profesor en Historia, especialista en Historia Regional, con su posdoctorado hecho en Estudios Urbanos. El mismo, destinado a graduados de diversas áreas como Geografía, Historia y Economía, entre otras, tuvo como objetivo referirse a las desigualdades en espacios urbanos.
“Es un espacio en el que convergen historiadores, sociólogos, antropólogos, arquitectos, entre otros, un campo necesariamente interdisciplinario, a diferencia de otros que pueden se unidisciplinares”, explicó Perren en diálogo con Puntal.
– ¿Cuánto aportan estos estudios para el trabajo con la historia?
– Lo interesante es el aporte que la historia hace a los estudios urbanos, porque permite pensar históricamente la producción de esa desigualdad. Cuando uno ve los estudios urbanos ve un sesgo presentista, de sociólogos, economistas, arquitectos, periodistas, que trabajan sobre el presente; los historiadores nos encargamos de pensar históricamente cómo las desigualdades tienen un origen y una evolución, con diferentes actores que modelaron esa configuración.
En El Andino se dictó un seminario intensivo en el que se abordaron diferentes modelos de estructuración socio espacial urbana, cómo se producen desigualdades en ámbitos urbanos, desde una óptica multidimensional y una mirada interdisciplinaria.
El historiador comentó que en el encuentro se exploró, entre otros puntos, el concepto de segregación, “que se viene trabajando desde hace años y que implica una desigual distribución de los grupos de población en el territorio, una de las formas en las que se expresa la diferenciación social. Es la espacialización de la estructura social”, dijo. Consideró, además, que “en una sociedad igualitaria se generan ciudades igualitarias, pero en una desigual se tiende a generar ciudades segregadas”. “Aquí pensamos en un modelo de estructuración urbana de nuestro continente”, precisó.
– ¿Hay particularidades en cada región del mundo respecto de cómo se da esta construcción?
– Totalmente. Los primeros en estudiar la estructura urbana y los patrones de segregación fueron los sociólogos urbanos de Chicago (Estados Unidos). Ellos pensaban que la ciudad se iba definiendo por una sucesión de franjas concéntricas que iban desde el centro a la periferia, con el centro ganado por la mala vida y a medida que se alejaban la ciudad ganaba en habitabilidad. Es un modelo que no sirve para explicar lo que ha sucedido en América Latina en los últimos 60 años.
Con relación a las características de Río Cuarto, con el 90% de los asentamientos ubicados a lo largo de la costa del río, es decir, el centro geográfico de la ciudad, Perren sostuvo: “Es interesante, porque son particularidades muy distintas de las que se pueden ver, por ejemplo, en Neuquén, donde los asentamientos son claramente periféricos y la distancia social se traduce en distancia espacial”.
En esta línea, explicó que en ciudades como la suya, “los asentamientos están a 5, 6, 7 kilómetros del centro. Neuquén es una ciudad que creció hacia afuera y es una especie de espejo de múltiples caras. Si a los pobres urbanos se los tiene cerca del centro, se piensa en otra cosa”, indicó.
Ciudades neoliberales
Perren pone el ejemplo de su ciudad, Neuquén, ya que cuenta con características similares por las dimensiones, en tanto es considerada intermedia. “Con la diferencia de que allá se tiene a los pobres en la periferia más profunda, enfrentando riesgos ambientales evidentes, porque los asentamientos están en las áreas de escurrimiento de las aguas, con cualquier lluvia se produce un deslave y se generan situaciones de enorme riesgo ambiental”, puntualizó el especialista.
– ¿Existe una diferencia marcada en América Latina con un salto entre quienes tienen más poder adquisitivo y los que tienen menos?
– Tratamos de hacer en el seminario un triple dislocamiento: pensar menos en las ciudades de los países del hemisferio norte y concentrarnos en las del sur; focalizarnos en ciudades intermedias y dejar de lado las áreas metropolitanas y abandonar el sesgo presentista para abordar la dimensión temporal en el estudio de lo urbano. Allí se ven muchas particularidades que hacen a la urbanización de nuestro continente, con lo que se puede historizar la producción de desigualdades. Las ciudades más antiguas, como Río Cuarto, se articulan en función de una plaza, que funciona como herencia del pasado colonial. Alrededor de ella se estructura una primera expansión en forma lineal, que puede ser con un bulevar o una avenida, algo que se ve en muchas ciudades, y luego una articulación en forma de anillos concéntricos. A diferencia de lo que ven los estudiosos de Chicago, pierde en habitabilidad a medida de que nos alejamos del centro.
Haciendo un análisis de los últimos años, con relación a las ciudades neoliberales, Perren destacó que ha habido un crecimiento de la fragmentación como principio organizador del paisaje urbano. “La polarización tan propia del siglo XX, con ricos y pobres separados, con distancia social y espacial de la mano, se complejiza y no necesariamente hay distancia social asociada a la física, y tenemos countries cerca de villas pero sin interacción entre ellas”, detalló el historiador, quien agregó que, en estos marcos, “las ciudades polarizadas se convierten en mosaicos, un organismo fragmentado, una ciudad donde se pierde la idea de totalidad y termina funcionando como una de esas frazadas hechas por las abuelas, llenas de parches”.
Señaló que, en este contexto, las villas crecen en número y en dimensión, por lo que ya no se las considera como islas de pobreza, sino que tienen gran dimensión. “Con estas características neoliberales, se tiene a personas viviendo muy cerca unas de otras, pero muy diferentes y sin interacción entre sí; se desaparecen los espacios de encuentro, como puede ser la escuela pública, algunos countries tienen escuelas dentro y puertas adentro se hacen los procesos de socialización”, manifestó Perren.
Por otra parte, señaló que en las ciudades de tamaño intermedio,, como lo es Río Cuarto, son “procesos de revalorización inmobiliaria, porque algunas zonas se ponen de moda, lo que tiende a elitizar esas áreas de la ciudad, con lo que se desplaza a los pobres urbanos que allí residían”, subrayó. En el caso de Neuquén, expresó, el centro siempre albergó a la parte con más recursos de la ciudad, pero que en términos sociales siempre fue heterogéneo, con sus espacios de encuentro. “Ese centro se vuelve cada vez más homogéneo, donde sólo viven allí los ricos, se valoriza la tierra, crecen los edificios, quienes residen allí están dispuestos a pagar más y los que antes vivían no pueden ni comprar propiedades ni alquilar y tienden a desplazarse; es un fenómeno llamado de ‘renovación excluyente’”, especificó.
Resaltó que en este fenómeno el Estado tiene mucha participación, porque construye infraestructura con lo que se valoriza la tierra y, por lo tanto, se produce el desplazamiento. “Todos pagamos por las obras de infraestructura, pero los beneficios de la misma son absorbidos sólo por un puñado de actores”, consideró.
– En tanto, los planes sociales de acceso a la tierra o la vivienda se dan en la periferia.
– Es algo que tiende a reforzar un esquema de segregación, cuando a los pobres se los pone a todos juntos y separados del resto de la ciudad se está generando una ciudad segregada, por eso creo que se debe pensar menos en el derecho a la vivienda y más en el derecho a la ciudad. Los procesos de localización a las afueras de la ciudad no ayudan, porque se generan áreas socialmente homogéneas distanciadas del resto de la ciudad, es un ghetto de pobres. Allí se reproduce intergeneracionalmente la pobreza, quienes residen allí sólo ven a la pobreza como único horizonte de expectativa, sobre esas áreas se suelen generar procesos de estigmatización. Esas políticas solucionan el tema de la vivienda pero no permiten el derecho del acceso a la ciudad, lo que es generar ciudades amigables, mixtas en términos sociales, donde se multipliquen los espacios de encuentro y no los dispositivos de separación.