Rousseff advierte sobre riesgo de un golpe de estado en su contra
14/08/2015 EL MUNDO
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, expresó su decisión de permanecer en el cargo pero admitió preocupación ante la «intolerancia» imperante que, dijo, puede recrear el clima de inestabilidad previo al fin de los gobiernos de Joao Goulart, derrocado por un golpe militar, y Getulio Vargas, que se quitó la vida.
«Existe una cultura golpista, pero no están las condiciones materiales para que eso ocurra..la intolerancia divide al país, hay un proceso de intolerancia como no se vio antes en Brasil, sino en los períodos en que se quebró la democracia», planteó Dilma Rousseff.
De todos modos señaló que no considera inminente la quiebra del orden democrático pues esto no coincide con la idiosincrasia de la sociedad brasileña.
«No creo en un Brasil fascista somos un país donde (conviven) las diferencias: indios, negros, blancos, europeos, japoneses, árabes, la sociedad brasileña no es intolerante», observó.
Rousseff aseguró que el actual ambiente político le «recuerda» al que precedió al derrocamiento de Joao Goulart en 1964, que dio paso a la dictadura que se prolongó por 21 años, durante la cual ella fue presa política.
Al hablar de la marcha por el «impeachment» convocada para el próximo domingo, Rousseff comentó: «Tenemos que ser capaces de convivir con las diferencias y las situaciones difíciles, ya no somos una democracia infantilizada; las manifestaciones son algo normal».
Con sólo 8 meses de gobierno Rousseff vio caer su popularidad al 8 por ciento y su rechazo trepar al 71 por ciento de acuerdo con una encuesta de Datafolha.
Ese instituto reportó que el 66 por ciento de los consultados en agosto avala la apertura de un proceso de «impeachment» contra Rousseff, un tres por ciento más que en abril.
«Las manifestaciones (del 16 agosto) no se pueden transformar en procesos que llevan a la violencia.» destacó en la entrevista al canal televisivo SBT, de San Pablo. Los organizadores de la movilización, como Aécio Neves, líder del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), apuestan a que ésta sea todavía más numerosa que las realizadas en marzo y abril pasado.
Rousseff opinó la hostilidad de los rivales del gobierno le traen a la memoria los ataques que, sostuvo, sufrió Getulio Vargas por parte del opositor Carlos Lacerda, durante una crisis que derivó en el suicidio del ex gobernante en 1954.
«Las elites fueron muy intolerante con Vargas, que fue un gran presidente (responsable) por la modernización del país», señaló Rousseff .
«Yo quiero recordar una frase síntesis que decía Carlos Lacerda sobre Getulio Vargas ‘no se debe elegir, si se elige no debe tomar pose, si toma pose no debe gobernar, si gobierna debe ser destituido'», dijo.
Y luego prosiguió «Yo veo una tentativa muy incipiente de crear un clima de ese tipo» como el vivido antes de la muerte de Vargas en agosto de 1954.
Ciertos sectores de la oposición han manifestado que agosto es un mes de cataclismos políticos en la historia brasileña.
En agosto de 1954 se quitó la vida Getulio Vargas y el 16 de agosto de 1992 hubo una movilización muy concurrida considerada que selló la suerte del presidente Fernando Collor de Mello, que renunció 4 meses más tarde.» «No se puede aceptar la teoría de cuanto peor mejor porque esto acaba perjudicando a la población» se quejó Dilma Rousseff, reiterando los cuestionamientos a la oposición, encabezada por el PSDB.
Durante el reportaje de ayer a SBT Dilma afirmó ser la «representante legítimamente electa por el voto popular» en las elecciones de octubre de 2014 cuando venció en segunda vuelta, por estrecho margen, al socialdemócrata Aécio Neves.
«No pienso en renunciar» sostuvo y prosiguió que el cargo de Jefe de Estado «exige respeto a la institución, un respeto fundamental no solo para mí sino para todos los presidentes que vendrán después de mí», observó.
En ese punto la mandataria recreó la tesis planteada ayer por la tarde en el Palacio Itamaraty al hablar ante los flamantes egresados de la escuela del Servicio Exterior.
«El estado nacional brasileño solo es respetado en el mundo en la medida en que en su territorio se ejerce y respeta plenamente la soberanía popular», destacó Rousseff.
Y agregó «esa soberanía significa la sumisión a la voluntad general expresada en las urnas; cada cuatro años».