San Francisco: Más familias de “clase media” piden ayuda social

El coronavirus agudiza la recesión y provoca situaciones impensadas: "los nuevos demandantes" provienen de barrios que parecían lejos de la exclusión antes que la pandemia estallara.

El coronavirus agudiza la recesión y provoca situaciones impensadas: «los nuevos demandantes» provienen de barrios que parecían lejos de la exclusión antes que la pandemia estallara. La preocupante situación de quienes se han quedado sin empleo llevó al Estado municipal a incrementar un 150 % la asistencia social.

«Estoy viviendo el día a día. Sé que hoy tengo dinero para pagar el próximo alquiler y comer. Y ya. Después de eso, no sé», le cuenta María Beatriz a LA VOZ DE SAN JUSTO.

Dos metros detrás de ella, en la fila, Roberto se lamenta: «No hay duda que al núcleo duro de la pobreza y a la recesión de los últimos meses se le sumó el impacto de la pandemia». Pertenecen a familias que tienen que lidiar con la incertidumbre de no saber si van a tener para pagar las cuentas o en casos más extremos, para alimentarse en el cortísimo plazo.

A los que por primera vez enfrentan la exclusión, eso es lo que más los angustia. Tuvieron que aprender muchas cosas este último tiempo de pandemia, entre ellas, recorrer los diferentes circuitos del asistencialismo, desde pedir bolsones de comida hasta tramitar algún tipo de subsidio, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).

Los trabajadores sociales de la Dirección de Acción Social de la municipalidad de San Francisco que realizan un importante servicio de acompañamiento de las personas en situación de vulnerabilidad ante el aislamiento obligatorio, advirtieron que con el coronavirus las problemáticas «se agudizaron», pero que también asisten a vecinos que jamás hubieran imaginado, aquellos que antes de la cuarentena eran trabajadores, emprendedores, que engrosaban la lista de la clase media.

Ahora, tras haber pasado más de un mes confinados en sus casas y sin saber cuándo podrán volver a trabajar, deben recurrir a la ayuda estatal para que el poco dinero que les queda -si les queda- les alcance para comer y cubrir otras necesidades básicas, pero pocas.

«Nuevas» familias excluidas
Los trabajadores sociales Verónica Cuello, Eduardo Mansilla, Romina Pino, Melina Colombano y María Laura Trossero se encuentran en la primera línea de atención a las personas más afectadas por la crisis social provocada por la emergencia sanitaria que caló muy hondo en el bolsillo de la gente.

La reducción de los ingresos familiares las sumerge en una vulnerabilidad impensada para algunos antes de la pandemia que cambió el mundo.

A partir de la paralización total de actividades que les permitían conseguir el sustento diario para sobrevivir, muchas personas que antes estaban en una situación más holgada ahora se han visto en la necesidad de recurrir a la ayuda social del Estado municipal.

Por ello, vecinos que viven en barrios como El Prado, Maipú, Savio y Nuevo Centro, que a priori se podrían considerar sectores alejados de la necesidad de solicitar asistencia social, se vieron obligados a visitar por primera vez las instalaciones de Av. Garibaldi al 800 -exedificio de la escuela José María Paz- para gestionar asistencia.

Se trata de vecinos que hasta el mes de marzo estaban acostumbrados a otro nivel de vida, donde su actividad laboral les permitía llegar a fin de mes abonando servicios y prestaciones a las que muchos debieron renunciar a raíz del parate que provocó el coronavirus.

La demanda creció un 150 %
La demanda social ha crecido un 150 %. Hace un año, unas 250 familias por semana solicitaban algún tipo de ayuda mientras que hoy, la llegada del coronavirus derivó en que el mismo personal deba atender a unas 2.500 familias por mes.

La coordinadora del equipo técnico del Servicio Social de la repartición municipal, Verónica Cuello, destacó que «la crisis motivó un notorio incremento de la demanda social. El cambio de gobierno nacional modificó la mirada de asistencia social a la población de todo el país. En tanto, en San Francisco nunca dejamos de trabajar y empezamos a reorganizar nuestro trabajo de acuerdo a cómo había que cuidarse, pensando cuál era el objetivo prioritario del gobierno municipal apuntando a cubrir, en primer lugar, la alimentación de la población».

El virus impone una nueva normalidad: unas 2.500 familias recurren al municipio para poder llevar alimentos y dinero a sus hogares al quedarse sin trabajo.

Por su parte, Eduardo Mansilla reconoció que el nuevo escenario planteado por la pandemia «vino a agravar» la situación de muchas familias vulnerables pero también «empezaron a llegar nuevas familias que habitualmente no asistían porque podían cubrir sus necesidades esenciales, pero ante la imposibilidad de acceder al trabajo, no les quedaba otra alternativa que acercarse a este servicio».

Más presupuesto para ayuda social
Aseguran que la municipalidad incrementó el monto vinculado con las partidas de ayuda social.

Romina Pino dijo que «desde el municipio no se ha hecho ningún tipo de recorte para atender la demanda social. Continuamos atendiendo por diferentes servicios como desagotes, módulos alimentarios, red de gas, etc «.

Los pobres son más pobres pero los «nuevos demandantes» provienen de barrios antes impensados en el asistencialismo.

Entre los pedidos también se cuentan ayudas económicas para pagar el alquiler ante un inminente riesgo de desalojo así como también para hacer frente a servicios básicos como el pago de la energía eléctrica o bien para acceder a alimentos o medicamentos, o algún trámite.

«El municipio está reforzando la atención social con más aportes al área entendiendo perfectamente lo que implica esta pandemia», explicó la profesional.

Melina Colombano coincidió: «El municipio incrementó notoriamente los fondos para la Asistencia social a través del redireccionamiento de recursos para atender estas necesidades».

También medicamentos
«Hoy tenemos otras familias que comenzaron a acercarse al servicio lo que nos llevó a ampliar los recursos para dar respuestas a cada persona que viene a solicitar ayuda», indicó María Laura Trossero.

«Esta pandemia nos dejó a todos en crisis y nos llevó algunos días organizarnos para poder responder», admitió la entrevistada, quien a su vez está encargada del área de distribución de medicamentos.

Sobre esto último, remarcó que «también hubo respuesta satisfactoria» para atender necesidades sanitarias de personas que no podían recibir la medicación requerida con la debida anticipación.

Dónde. La Dirección de Desarrollo Social atiende en el ex edificio de la escuela José María Paz (Suipacha y Garibaldi), de 7 a 12.

Asistir a los comedores barriales
Los comedores y merenderos comunitarios que funcionan en la ciudad realizan una importante tarea de contención. El covid-19 impactó también en estos establecimientos solidarios limitando la cantidad de donaciones de alimentos que reciben desde el sector privado.

En Acción Social advirtieron esta realidad y aseguran que debieron salir en apoyo de estos lugares para garantizar que sigan en marcha brindando el servicio a los sectores más desprotegidos.

Mansilla comentó que «estamos en contacto permanente» con los comedores y merenderos comunitarios ya que «ellos están atravesando por una situación muy particular. Están muy limitados en el acceso a los recursos».

«Con las restricciones que impone la cuarentena se hace muy difícil circular por lo cual aquellos que quieran donar alimentos se encuentran con estos obstáculos para acatar las normas. En nuestro caso trabajamos con un referente de los comedores a quien le entregamos los alimentos», precisó.

Fuente: La Voz de San Justo