San Juan: Vecinos de La Planta contaron a vallistas cómo se vive después de la minería
Cauceteros y vallistas se reunieron para compartir ideas y experiencias, para unir fuerzas, defender el agua y el territorio, y entre todos, decirle no a la exploración y explotación minera en las Sierras Pampeanas.
27/10/2023 MUNICIPIOSCauceteros y vallistas se reunieron para compartir ideas y experiencias, para unir fuerzas, defender el agua y el territorio, y entre todos, decirle no a la exploración y explotación minera en las Sierras Pampeanas.
Después que se supo que la empresa Minerales Camino Real, subsidiaria en Argentina de la multinacional Royal Road Minerals, comenzó a explorar en Santo Domingo, un terreno geológico que se encuentra en las Sierras Pampeanas, en el límite de Caucete y Valle Fértil, una serie de manifestaciones sociales en contra del proyecto, se empezaron a presentar en la provincia de San Juan. Luego, las declaraciones contradictorias de funcionarios municipales y provinciales, avivaron la polémica e inquietaron, aún más, los ánimos de sus pobladores, principalmente, los de vallistas y cauceteros. Y es en este marco, en el que, hace unos días, habitantes de la localidad de La Planta (Marayes, Caucete), recibieron la visita de sus vecinos de Valle Fértil. El objetivo, compartir ideas y experiencias, recorrer el pueblito que se encuentra al costado de la ruta provincial 510, unir fuerzas para defender el agua, la flora y la fauna, el ambiente y el territorio, y entre todos, decirle «no» a la actividad megaminera que se quiere desarrollar en el área natural protegida.
“Hoy hemos venido a La Planta, básicamente en plan de escucha. Porque este pueblo es el testimonio vivo de lo que sucede en una comunidad cuando una empresa minera se va, luego de haber utilizado cianuro y otros químicos contaminantes en sus procesos”, contó a DIARIO HUARPE Sofía Cuadra, nacida y criada en Valle Fértil, integrante de la asamblea “Agua Pura para el Valle”. ”Queríamos conocernos, queríamos conocer sus historias y saber cómo es vivir entre desperdicios mineros».
Sobre la Planta
Hoy, en La Planta viven alrededor de 50 familias, que hacen un total de casi 200 habitantes. Más de 70 son niños (56 escolarizados) y el resto, adultos y adultos mayores.
El pueblo se formó a finales del siglo XIX, con la instalación de una mina de oro en Marayes, y recibió su nombre, por el rol que cumplió hasta mediados del siglo XX, cuando la actividad se abandonó definitivamente: allí se encontraba la planta de tratamiento de la roca extraída.
La primera empresa minera que trabajó en el lugar, extraía oro con mercurio, y todos sus residuos los arrojó alrededor de la instalación y cerca del río que pasaba por el lugar (hoy totalmente seco).
Años después, en la década del 1970, hasta 1987, otra empresa usó los residuos dejados en el lugar y los trató con cianuro para terminar de sacar todo el oro que quedaba. Los desechos de ambas mineras, quedaron en la zona y con el tiempo, los habitantes del lugar los naturalizaron.
Actualmente, los montículos de residuos mineros son parte de la vida cotidiana de los habitantes de La Planta, poniendo en riesgo a todos sus pobladores.
Datos estremecedores
A partir de la muerte de parte del ganado de los productores de la zona, y un llamado de atención del director de la escuela (Jorge Luis Lozano), en el año 2013, se conformó un grupo de investigación, integrado por científicos de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el INTA y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de San Juan, para realizar un diagnóstico del área y avanzar en el estudio de los efectos negativos provocados por la actividad minera.
“La pluma de contaminación, se puede ver a simple vista, observando el suelo de color anaranjado, cercano a la planta de tratamiento abandonada”, detalló en el informe final Brian Young, investigador de la cátedra de Química Analítica de la FAUBA y del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMYZA), del INTA Castelar. “Se analizaron 30 metales pesados en el lugar, y trabajamos con aquellos que se hallaron en mayor concentración en los residuos mineros ubicados en los suelos de la zona, como arsénico, cobre, plomo y zinc”.
El científico dijo que, con la investigación, comprobaron que la abundancia y la riqueza de la vegetación se redujeron considerablemente. Además, que encontraron una elevada toxicidad aguda y crónica en organismos acuáticos y terrestres.
“Los resultados obtenidos”, dijo Young, “indican que existen altos niveles de contaminación en la localidad de La Planta. Los cuales representan un riesgo para la salud de las personas y el ecosistema”, sentenció el especialista.
El encuentro
El objetivo del encuentro entre las dos comunidades, tuvo que ver con la unión de los pueblos que están al pie de la sierra. Una sierra que une y contiene a todos por igual. Es decir, a cauceteros y vallistas.
“Esta sierra, es la que nos da vida, es la que cosecha el agua que bebemos todos los días las dos comunidades”, dijo Matías Sánchez, vecino y asambleísta de Valle Fértil. “Creo y estoy convencido, que los pueblos tenemos que juntarnos para ir articulando la defensa común por el agua y el territorio”, agregó.
Tras la charla en la que se compartió experiencias e información, los lugareños (Ariel Ibáñez, Sixto Romero y Ramón Saavedra), invitaron a los vallistas a recorrer el pueblo para que, con sus propios ojos, vieran lo que deja una minera cuando termina su trabajo y se va.
“Yo trabajé en la mina desde el año 84 al 87, hasta que quebró”, relató Ramón a los presentes y entre ellos, DIARIO HUARPE. “Yo trabajaba en la pileta grande echando el cianuro y todo eso. Trabajaba con 250 kilos de cianuro, como en un tanque australiano o algo así. Tenía una paleta y me ponía a revolver el agua, hasta que el cianuro se deshacía. Y ahí también trabajaba con la soda cáustica”.
El olor a azufre y otras sustancias indescifrables, es penetrante e insoportable en toda la zona. Y según los pobladores, cuando llueve, la cosa se pone peor.
“Ustedes no saben cuando acá se junta agua… no se puede estar del olor”, comentó Ariel. “Ustedes se darán cuenta de que ahora nomás, que el Sol está fuerte, el olor te hace llorar los ojos… Imagínense cuando llueve y está mojado… es peor, el olor es impresionante”.
Según Ariel, los más grandes ya están, en cierta medida, acostumbrados a convivir con el olor y los residuos mineros. Pero, así todo, nunca están tranquilos, nunca se relajan y tienen una ley que respetan a raja tabla: «ningún niño juega donde quiera en el pueblo, y si quieren salir a jugar, los más grandes tienen la obligación de controlarlos».
“A nuestros hijos les decimos que acá no los queremos ni ver”, contó Ariel en la planta donde se procesaba el material, “Es una ignorancia de uno si los deja jugar acá. Porque si a uno esto le hace daño, porque no puede ni respirar, ¿se puede imaginar a un niño?”.
Los vecinos de La Planta también contaron que si los animales toman agua del lugar, se mueren en el acto. “Inmediatamente, se hinchan como si se quisieran reventar, y uno no los puede salvar y se mueren”.
Sumidos en la pobreza
Después que la empresa minera se fue, los vecinos aseguran que el pueblo quedó sumido en la pobreza.
“Nunca tuvimos ayuda de nada, ni de nadie”, dijo Ramón. “Ni un beneficio, ¿me entienden? Quedamos en la misma rutina nomás y no nos queda otra que salir a trabajar a otro lado. A veces, para Caucete en las fincas, a veces para Chepes con el hacha», agregó. «También la luchamos para que nos pongan una salita de salud, un destacamento, que nos ayuden a hacer una canchita de futbol, pero como yo estoy conversando con ustedes, conversamos con los funcionarios y nunca nos ayudaron en nada”.
Hace tan solo 16 años llevaron la luz al pueblito, y hace dos, el agua.
“Con la luz, pudimos comprar una heladera y ver televisión”, dijo Ariel. “Y al agua, por ahora, la tomamos confiados”.
La obra del servicio de agua se inauguró en el 2016. El recurso vital se traslada por cañería, desde la zona que se conoce como la pileta del 20 (a casi 20 kilómetros al sureste del pueblo). Al agua, la extraen con una electrobomba de una perforación del acuífero Valle Fértil. Un dato no menor que, en la charla, los vecinos no pasaron por alto y lo asociaron con lo que dijo el Ministro de Minería, Carlos Astudillo, en la nota que DIARIO HUARPE le hizo hace unos días. En la misma, el funcionario provincial manifestó: “Los habitantes de San Agustín (por los de Valle Fértil) se tienen que quedar tranquilos, porque las pendientes los favorecen en relación con Santo Domingo. Si ustedes ven en el Google Maps, las pendientes van hacia el sureste”… Es decir, hacia Marayes y el acuífero de donde se extrae el agua que abastece al pueblo de La Planta.
“Ah, claro, así cualquiera”, dijo Ramón. “Si todo lo que van a hacer en Santo Domingo, se va a venir para este lado, ¿otra vez tenemos que salir perdiendo los de Marayes?”.
Conclusiones
En el cierre del encuentro, los vecinos de ambos departamentos acordaron cuidar las sierras que comparten, proteger el agua, la flora y la fauna. Y como para unir aún más los pueblos, realizar un partido de fútbol entre vallistos y cauceteros.
“Cuidar la unión y la convivencia entre las comunidades, es lo que al final nos va a sacar adelante», dijo Sofía Cuadra. Luego subrayó: «Creo que ahí está la resistencia».
Sin filtro
Ariel Ibáñez, vecino de La Planta
“Cuando la minería estaba acá, yo tenía 8 años, y no sé qué beneficio les trajo a mis papás. Ahora a nosotros, nos dejó mugre, nos dejó en la ruina… porque antes teníamos cosas mejores en el pueblito, y vinieron ellos y nos cortaron todo”.
Sofía Cuadra, vecina de Valle Fértil
“No tenemos que dejar que entre ni esta, ni ninguna otra empresa que quiera usar nuestros bienes preciados y naturales para el lucro y el enriquecimiento de los primeros mundos”.
Matías González, vecino de Valle Fértil
«La idea como asamblea es ir armando redes de confianza entre los pueblos, en donde todos podamos decir, pacíficamente, que no queremos ese tipo de emprendimiento ni en Valle Fértil, ni en Caucete»
Ramón Saavedra, vecino de La Planta
“Y sí… Acá en el pueblo le vamos a tener que decir que no a la minería. Porque es un trabajo para ellos, porque son ellos los que se llevan la plata y nosotros vamos a quedar en lo mismo, en la pobreza nomás… en la que estamos… ¿Me entienden?”.