Santa Fe: «Agregar agua a la olla para que alcance»; la dura realidad de los comedores populares

La eliminación de los módulos alimentarios nacionales, sumada a la inflación, generan una situación crítica para quienes están en territorio y se dedican a dar de comer a quienes más necesitan, como La Poderosa.

La eliminación de los módulos alimentarios nacionales, sumada a la inflación, generan una situación crítica para quienes están en territorio y se dedican a dar de comer a quienes más necesitan, como La Poderosa.

La situación de los comedores populares debido a los recortes nacionales es dramática. No solo porque ya no se cuenta con esa mercadería para volcar a las ollas, sino porque cada vez más gente se acerca por un plato de comida para poder subsistir, ante el feroz ajuste económico. El de la organización La Poderosa, de barrio Chalet, es uno de tantos ejemplos, mientras que otros directamente están cerrando.

«La situación es sumamente crítica. Venía siendo muy difícil el año pasado y desde diciembre realmente se complicó enormemente al cortarse los suministros nacionales», describió María Claudia Albornoz, en representación esta asociación civil sin fines de lucro, con presencia en todo el país y que tiene su espacio en Santa Fe.

Entre las múltiples actividades de La Poderosa, está el comedor comunitario que prepara alrededor de 4.000 raciones por mes en Chalet. Allí comen adultos, adolescentes y niños, principalmente los sábados y domingos, que son días en que no funcionan otros comedores o merenderos. También está presente en Costa Azul, un barrio de extrema vulnerabilidad en Santo Tomé donde «el hambre es crítico», aseguró Albornoz.

El Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) estimó que el 57,4% de pobreza medido en enero es el nivel más alto de la serie, desde el 2002, cuando había alcanzado el 54%. Proyectado a todo el país equivale a unas 27 millones de personas pobres y a 7 millones de ellas en situación de indigencia.

Habrá que esperar a la publicación de los datos oficiales del Indec -a fines de marzo- para conocer con exactitud los nuevos niveles de pobreza en Argentina y también en el Gran Santa Fe. No obstante, en los barrios la crisis es palpable. «El número de pobres creció enormemente en dos meses, y quienes estamos en la primera línea somos las organizaciones sociales, cuando debería ser el Estado», cuestionó la referente.

«Llenar panzas»
«Con un aumento acumulado de más del 56% en dos meses en los precios de los alimentos, obviamente que en los sectores empobrecidos, las familias no llegan siquiera a un plato de comida al día. Entonces, cada vez más gente se anota en el comedor. Y nosotros no tenemos para más, entonces ¿cómo hacemos? Y la olla se agranda con agua. Porque nosotros estamos en el territorio, o sea, es verle la cara a un vecino que te dice ‘necesito’ y vos no podés decirle que no; es tremendo», destacó.

«Hoy lo que hacemos es llenar panzas porque estamos perdiendo valor nutricional. Carne cada vez menos. Puede ser picada para el guiso, verduras, un poco de tomate, arroz y fideos. No podemos poner un plato de comida como se necesita, porque no nos alcanza», señaló.

Eliminación de módulos alimentarios
La referente social contó qué significa que el Ministerio de Capital Humano de Nación no haya distribuido los módulos alimentarios, un área sumamente sensible. «¿Qué eran esos suministros? Era mercadería que llegaba a través de un camión a las organizaciones que estábamos anotadas en un registro nacional de comedores y merenderos, el Renacom, que estaba dentro del Ministerio de Desarrollo hasta el año pasado. Entonces te enviaban todo lo que es mercadería seca; o sea, harina, yerba, fideos, arroz, un poco de leche. Con eso hacíamos bastante magia, porque lo multiplicábamos de todas las formas posibles, tratando de dar almuerzos nutritivos», explicó. Y aclaró: «No tocamos plata, eran alimentos. Nosotros no tenemos problemas de que nos auditen, pero necesitamos que la ayuda llegue».

«Ya hicimos la fila del hambre en Buenos Aires, como nos dijo la ministra Pettovello con nuestro DNI, y no nos atendieron. Después nos mandaron a llenar formularios por Internet, lo hicimos y no tenemos ninguna respuesta hasta ahora. Sólo hicieron un par de convenios con iglesias, lo cual está bien, pero hay que tener en cuenta que no están en todos los barrios. A veces son vecinas organizadas que paran la olla porque la necesidad es enorme», adujo.

Mientras tanto, el comedor de La Poderosa logra subsistir con la «tarjeta institucional» que aporta el Gobierno provincial. «Es dinero que se deposita en Billetera Santa Fe y de ahí mismo se paga a los proveedores. También vamos subsistiendo con donaciones, pero hay otros comedores y merenderos que no tienen la tarjeta institucional y tienen que cerrar», contó Albornoz sobre la dramática realidad se vive en los barrios.

Piden la «emergencia alimentaria»
Varias organizaciones sociales se manifestaron el jueves en la explanada de la Municipalidad de Santa Fe para pedir que se declare la «emergencia alimentaria».

Un día antes, el miércoles, el Concejo de la ciudad aprobó un mensaje del Ejecutivo municipal dictando la «emergencia económica» en materia de producción debido a las dificultades en las que están sumergidas las industrias y Pymes.

No obstante, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular y demás organizaciones de la ciudad, redactaron un proyecto propio de ordenanza de emergencia alimentaria, que implica varias cuestiones, entre ellas, la necesidad de abrir un Registro de Comedores y Merenderos de la ciudad de Santa Fe; la creación de la Mesa de Diálogo Social y Económico; y de generar un Fondo Alimentario tanto para alimentos como para equipamiento e infraestructura de los comedores. Es decir, es más abarcativa de la que se votó en el Concejo y sostienen que seguirán pidiendo por esta ordenanza.

«Cuando declarás una emergencia podés destinar fondos a lo puntual, y nosotros decimos que una partida del presupuesto municipal tiene que ir para los comedores», consideró Albornoz.

Fuente: El Litoral