Se dirimen cada vez más conflictos comunitarios en Rosario sin llegar a un juicio
02/06/2014 MUNICIPIOSLos centros de distrito de Rosario ayudan a resolver problemas de convivencia. En poco más de una década, Mediación municipal intervino en 7.445 casos.
Por Silvina Dezorzi / La Capital (sdezorzi@lacapital.com.ar)
Los problemas entre vecinos pueden ser muy molestos. Y no tomados a tiempo, se sabe, hasta suelen terminar mal. Por eso es tan importante el trabajo que realiza la Dirección de Mediación municipal, cuyos logros muestran un porcentaje de resolución cercano al 25 por ciento. Desde que existe el dispositivo, pionero en Santa Fe, hace ya 12 años, en Rosario hubo 7.445 intervenciones que buscaron una salida consensuada ante conflictos tan diversos como los que pueden causar ruidos molestos, autos que obturan la entrada a un garaje, perros agresivos, disputas por medianeras, obras en construcción, fábricas contaminantes, uso y ocupación de terrenos, ubicación de contenedores y otras «delicias» de la vida en común. El recurso ayuda a poner palabras al malestar y en gran medida a darle cauce: sólo en lo que va de este año, en los seis centros municipales de distrito ya se concretaron 332 mediaciones y 83 llegaron a buen puerto.
La mediación comunitaria en el ámbito municipal, gratuita y de participación voluntaria, apuesta a lograr acuerdos entre particulares o entre particulares e instituciones sin los costos en tiempo, dinero y esfuerzo que requeriría afrontar un proceso judicial. Para acceder al servicio, hay que solicitarlo en los centros municipales de distrito.
Siete personas —todas mujeres, abogadas y psicólogas— integran actualmente el equipo de Mediación que desde su creación, en 2002, decidió «volcarse a la atención de conflictos en los barrios», afirma su directora, Julia Cardozo Villa, convencida de que el recurso representa «un aporte muy valioso a la pacificación», ya que «uno nunca sabe cómo puede terminar un conflicto» si no intervienen el acercamiento y el diálogo.
Aunque existen otras instancias de mediación —por ejemplo, la prejudicial obligatoria en materia civil y comercial, la penal según el nuevo sistema, o la que instrumenta la Defensoría del Pueblo, por nombrar algunas— la que ofrece la Municipalidad, dependiente de la Secretaría General, apunta básicamente a dar cauce a problemas «vecinales» o «comunitarios» que se derivan de la simple convivencia y que ya «llevan algún tiempo».
Por eso entran en la agenda desde conflictos entre particulares causados por actitudes humanas, fallas de infraestructura, mascotas o árboles, hasta los que pueden generar talleres y fábricas (por contaminación ambiental o sonora), cultos (frecuentemente por ruidos molestos), boliches y obras en construcción, estas últimas todo un ítem especialmente en el distrito centro.
Cuando alguien se siente afectado por alguna situación de esa naturaleza, puede recurrir al centro de distrito y solicitar el servicio de mediación ingresando su pedido como «reclamo» en la oficina de Atención al Vecino.
En el plazo de un mes, la otra parte referida en el conflicto es «invitada» a sumarse a un intento de solución por vía no judicial, sin que por ello pierda el derecho posterior de apelar a esa herramienta.
«Pero la mediación siempre va ser más rápida y más barata que un juicio», explica la directora del área. Si la contraparte no asiste a por lo menos dos audiencias a las que es convocada, se sobreentiende que rechaza la mediación. Si concurre, comienza un diálogo en el que el medidor no se asume como juez, sino como referente.
La clave pasa por que cada uno «internalice» el conflicto, se ponga en el lugar del otro, conceda algo y logre «establecer un código de convivencia», afirma la funcionaria. Si eso se logra las partes «suscriben un acta» y la Dirección de Mediación realiza luego un «monitoreo del cumplimiento».
Volver a hablar
Muchas veces ni falta hace el trabajo de mediación porque el solo convite al diálogo ayuda a que se «reanude el vínculo», antes roto o suspendido. «Ya lo arreglamos entre nosotros» es una frase que escuchan los mediadores con alguna frecuencia.
Otras veces las partes comienzan a dialogar frente al mediador, pero no necesitan llegar hasta la instancia del acta de acuerdo y liman sus diferencias antes.
Pero no siempre el intento es coronado por el éxito: de hecho, el nivel de resolución ronda el 25 por ciento, lo que indica que tres de cada cuatro pedidos de mediación no logran su cometido.
Aun así, se trata de un porcentaje que Cardozo Villa define como «adecuado», teniendo en cuenta todas esas instancias previas de solución informal y el hecho de que «muchas otras veces una de las partes ni siquiera se presenta».
El año pasado en el ámbito municipal hubo 1.027 mediaciones conjuntas, de las cuales 232 terminaron con acuerdos (23 por ciento). En lo que va de este, sobre 332 demandas 83 encontraron solución (25 por ciento). El distrito sur fue el que logró la mejor performance.
Otro dispositivo que ofrece la Dirección de Mediación es la «facilitación», una instancia no prevista con antelación y por ende no citada formalmente, que promueve el diálogo en forma instantánea.