Setenta mil autos llegan a Neuquén todos los días
21/03/2014 MUNICIPIOSLa capital vive a diario un congestionamiento vehicular permanente por los visitantes que llegan de Plottier, Centenario y Río Negro.
Con las primeras horas de la mañana, esta ciudad recibe cerca de 70.000 vehículos y 30.000 motos provenientes de localidades vecinas.
Los accesos que tiene la capital se ven colmados en cuestión de minutos por un frenesí de automovilistas que llegan presurosos para trabajar, realizar compras o hacer trámites.
Todos arriban casi a la misma hora. Poco antes de que el reloj marque las 8, horario de ingresos a la mayoría de los trabajos, la apertura de la administración pública, el ingreso de los chicos a las escuelas y los bancos, la ciudad recibe una invasión de visitantes. Algunos regresan a sus destinos al mediodía; otros lo hacen cuando está por terminar la jornada.
Lo cierto es que Neuquén es un gran imán urbano que atrae a miles de personas del Alto Valle y que inevitablemente desembocan en tres embudos de ingreso: por el Norte, a través de la Ruta 7; por el Oeste, sobre la Multitrocha, y por el Este, utilizando los dos puentes que unen la capital con Cipolletti y las calles troncales que permiten la llegada a Sapere y Provincias Unidas, los primeros barrios de la ciudad desde ese punto cardinal.
La Municipalidad de Neuquén tiene cuantificado este fenómeno en cifras. Según explicó a LU5 el subsecretario de Coordinación, Francisco Sánchez, desde Río Negro cruzan 30.000 automovilistas, y desde Centenario y Plottier 40.000.
Los 70.000 autos que desembocan en horas pico se mezclan rápidamente con los que ya están radicados en la capital (unos 100.000 vehículos y 32.000 motos), con lo que el enjambre de rodados se vuelve casi incontrolable. Para Sánchez, se trata de la “complejidad” propia de una gran ciudad y los neuquinos deben acostumbrarse a los congestionamientos que se generan.
Calles complicadas
En cuestión de minutos, el amontonamiento en los ingresos se traslada hacia la zona centro y a las calles principales que atraviesan la ciudad.
La Avenida Argentina, principal arteria que divide a la capital, tampoco da abasto para contener semejante cantidad de autos. Las autoridades municipales estiman que en algún momento se planteará la posibilidad de achicar los bulevares para implementar una circulación de tres vías. Otra posibilidad es cambiar el sentido de circulación de algunas calles troncales. Todo sea para canalizar el incesante tránsito de vehículos.
De Norte a Sur se nota un fenómeno aún más complejo por la poca cantidad de arterias que comunican el Alto y el Bajo, especialmente desde la Avenida Argentina hacia el Este.
De Oeste a Este se genera el tránsito más intenso, debido a la densidad poblacional que tiene este sector, sobre todo desde la calle Chrestía hacia el Oeste. Las troncales que comunican el centro con el gran Neuquén (por ejemplo, Belgrano, Antártida Argentina, Avenida del Trabajador y San Martín) reflejan una congestión permanente, difícil de solucionar.
En horas del mediodía, ese mismo fenómeno caótico se repite con quienes regresan a sus destinos. También los lugares que eran accesos apenas unas horas antes se convierten en egresos. Y al caer la tarde se registra una situación similar con un intercambio intenso de autos en todas las direcciones.
El fin del horario comercial marca el principio del descanso. La ciudad vuelve a la normalidad, pero por poco tiempo. El inicio de un nuevo día, unas ocho o nueve horas después, se pondrá en funcionamiento el mismo magnetismo urbano que, como una rutina, genera la gran capital.