Soemga; un barrio que gestionaron los municipales alvearenses

La sexta etapa del conjunto habitacional fue entregada hace 9 años, a familias que vivían en un asentamiento.

La sexta etapa del conjunto habitacional fue entregada hace 9 años, a familias que vivían en un asentamiento.

Los vecinos recuerdan los grandes esfuerzos que tuvieron que realizar para obtener una vivienda digna.

El barrio Soemga (Sindicato de Obreros y Empleados Municipales de General Alvear) nació para albergar a familias que vivían hacinadas en un asentamiento. De origen humilde, sus vecinos apuestan al trabajo como posibilidad de progreso, sin embargo diversas problemáticas como las adicciones, la mala relación con la Policía y una mirada estigmatizante de la población atentan contra el espíritu de superación de sus habitantes.

En agosto de 2006 fueron entregadas las viviendas pertenecientes al barrio Soemga VI, fue entonces cuando muchos alvearenses llegaron a poblar uno de los predios contenidos entre calle Libertad y ruta 188. El barrio se entregó a las familias que vivían en un asentamiento en la zona de la circunvalación detrás de una estación de servicio.

Gente amontonada, colgada de la luz y provista de agua mediante una única canilla que con la extensión de una manguera se servía tanto para consumo humano como para los quehaceres cotidianos era la realidad anterior al sueño concretado de la casa propia.

Ese pasaje de una situación marcada por la precariedad al acceso de una vivienda con los servicios básicos (luz, aguas, gas natural) fue sentido por los vecinos como una forma de dignificación de sus vidas. «Tenemos agua caliente y calefacción para el invierno, antes pasábamos el frío juntando leña y con salamandra» aseguran los lugareños.

Sin embargo el Soemga está marcado como uno de los barrios más conflictivos del departamento sureño. Basta con googlear su nombre para advertir que su huella digital está signada por palabras como violencia, enfrentamiento con la policía, delincuencia e inseguridad.

Quizás porque los medios de comunicación sólo han posado sus cámaras y micrófonos cuando el conflicto emergió inevitable como cuando escapa el vapor de una olla a presión pero no acudieron nunca para contar las historias que tejen y entretejen la realidad de un territorio complejo por donde se lo mire.

«Acá somos personas como en cualquier otro lugar. La gente que mira de afuera piensa que si entra va a desaparecer y no es así». Afirma Alicia Morales desde una de las esquinas del Soemga VI.

Vivir en una casa con todas las comodidades ha sido un acceso inestimable para estas familias alvearenses pero todavía hay muchas puertas que les están vedadas. La mayoría de los vecinos viven de las changas, la cosecha, la poda, el raleo de frutas y la descarga de camiones cerealeros. El trabajo  estable y en blanco sigue siendo un deseo lejano.

Las adicciones es otra de las problemáticas centrales, tanto el consumo como la baja edad de iniciación preocupan a los vecinos. Es que muchas veces la delincuencia aparece como respuesta a una demanda de consumo que se incrementa exponencialmente.

Frente a esa dolorosa realidad Alicia Morales trabaja desde la coordinación del CIC (Centro Integrador Comunitario) en busca de una transformación que les permita a los jóvenes salir de ese flagelo.

«Yo he llegado al CIC y me he encontrado con un chico durmiendo en la puerta. Junto con la Lic. María Rosa Cabrera del CPA (Centro de prevención de Adicciones) lanzamos un proyecto de acceso al trabajo para los jóvenes. Llegamos a tener un grupo de 29 chicos con problemas de adicciones muy serios. Hablamos mucho y su principal problema es la falta de contención por parte de la familia, ellos se sienten muy solos». Comenta Alicia parte de su experiencia.

Hoy muchos de esos adolescentes han podido tener por primera vez a un trabajo que les permitió insertarse en la sociedad. Algunos tienen cuentas en comercios importantes del departamento donde van a comprar sus ropas o sus celulares.

La relación barrio-policía y viceversa es uno de temas más sensibles de su día a día. «Hay casos de personas  que han pasado un mal momento sin ninguna razón. En esta cuadra se han realizado los allanamientos más grandes donde los culpables eran dos o tres pero muchos vecinos hemos sufrido problemas de salud porque escuchábamos tiros en la noche y luego al otro día sacábamos los cartuchos de las veredas de nuestras viviendas». Afirma Alicia Morales.

«Me gustaría ver el barrio resplandeciendo y saliendo adelante con los jóvenes. Con la gente accediendo a un trabajo digno» con ese sincero anhelo cierra Alicia Morales desde el corazón del barrio Soemga VI.

Fuente: Los Andes