Tres pueblos del Litoral argentino que no te podés perder

En el corazón del Litoral hay rincones que sorprenden por su calidez y autenticidad. Estos pueblos invitan a frenar el ritmo y dejarse llevar por una forma de viajar más cercana y sincera.

El noreste argentino es como una joya todavía sin pulir, repleta de paisajes que aún escapan a las rutas más transitadas. En esta región, la naturaleza, la historia y las tradiciones se entrelazan de manera única, dando forma a escenarios que se quedan grabados en la memoria.

Si bien las majestuosas Cataratas del Iguazú y los vastos Esteros del Iberá ya gozan de fama merecida, el Litoral guarda otros tesoros más serenos, igual de cautivadores. Para quienes buscan escapar del bullicio urbano, este rincón del país ofrece un ritmo pausado, acompañado por ríos serenos, vegetación exuberante y una cultura local que se respira en cada paso.

Además de sus grandes atractivos naturales, el norte argentino está repleto de pequeños pueblos que son perfectos tanto para una escapada de fin de semana como para pensar en una vida más conectada con la naturaleza. En estas comunidades, el turismo se vive de manera amable, cercana y sustentable, con propuestas que van desde lo gastronómico hasta lo artesanal, siempre con la calidez de su gente como valor agregado.

1. Santa Ana (Misiones)
Este pueblo se encuentra a solo 45 minutos de Posadas, la capital misionera, y combina historia, naturaleza y cultura guaraní. Una de sus grandes joyas es la Reducción Jesuítica de Santa Ana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí se puede recorrer un sitio arqueológico rodeado de selva, donde se respira el pasado colonial y la presencia indígena. También se puede visitar la iglesia local y caminar por senderos que conectan con pequeños arroyos.

Santa Ana tiene además una fuerte tradición yerbatera y artesanal, lo que le da al turismo una impronta local muy marcada. Durante el año se celebran ferias y fiestas populares que atraen visitantes de toda la región. A quienes buscan tranquilidad, este pueblo les ofrece hospedajes rurales, gastronomía casera y un entorno natural que invita al descanso. La cercanía con otros puntos turísticos de Misiones lo convierte en una base ideal para recorrer la zona.

2. Goya (Corrientes)
Goya es ese tipo de ciudad con alma de pueblo ribereño, íntimamente ligada al río Paraná y famosa por celebrar la Fiesta Nacional del Surubí, un clásico de la pesca deportiva en Argentina. Su costanera invita a pasear cuando cae el sol, mientras que las travesías náuticas por el riacho Goya abren la puerta a un mundo de humedales, aves y tranquilidad. Ya sea en kayak, caña en mano o simplemente dejándose llevar, el entorno invita a desconectarse.

Aunque tiene su movimiento urbano, Goya mantiene ese aire de pueblo donde los rostros se repiten y el tiempo parece correr más lento.

Entre fachadas coloniales, plazas frondosas y cafés con mesas que miran a la vereda, el encanto se vuelve cotidiano. El turismo acá es sereno y acogedor, ideal para familias, con propuestas culturales, naturales y sabores bien locales. Su ubicación, justo entre grandes ciudades, la convierte en una parada inevitable para quienes exploran el Litoral.

3. Colonia Carlos Pellegrini (Corrientes)
En el corazón de los Esteros del Iberá, Carlos Pellegrini se presenta como un pequeño refugio natural, rodeado de espejos de agua, pastizales infinitos y el murmullo constante de la vida silvestre. Con menos de mil habitantes, este pueblo parece hecho a medida para quienes buscan sumergirse en uno de los ecosistemas más ricos de Argentina. Desde aquí parten las lanchas que recorren los esteros, las caminatas por senderos llenos de historia natural y los safaris fotográficos donde carpinchos, ciervos, yacarés y una sorprendente variedad de aves se dejan ver sin apuro.

El turismo en Pellegrini se vive con respeto por el entorno. Todo gira en torno a lo sustentable: alojamientos ecológicos, guías del lugar y propuestas que invitan a compartir, más que a consumir. La gastronomía también tiene su espacio, con sabores correntinos que llegan a la mesa en forma de pescados de río, guisos caseros o dulces artesanales. Para quienes buscan una conexión real con la naturaleza, este rincón del Litoral ofrece una experiencia tan simple como inolvidable.

Fuente: MDZ