Turquía: el presidente Erdogan deberá ir al balotaje por primera vez

Con el 99% escrutado, el mandatario no lograba llegar al 50% que le hubiera evitado la segunda vuelta. Su partido retrasaba el escrutinio

Con el 99% escrutado, el mandatario no lograba llegar al 50% que le hubiera evitado la segunda vuelta. Su partido retrasaba el escrutinio

Turquía parecía dirigirse a un balotaje, después de que el presidente Recep Tayyip Erdogan y el candidato opositor Kemal Kilicdaroglu obtuvieron menos de la mitad de los votos necesarios para vencer en primera vuelta. La segunda vuelta se considera una derrota para el mandatario conservador, reelecto en los últimos 21 años sin tener que pasar al segundo turno. Con 99% del escrutinio, Erdogan, un islámico conservador, obtenía 49,2% de los sufragios, mientras que su rival, el socialdemócrata laico Kilicdaroglu, 45%, según la agencia independiente Anka. Según la oposición, faltaban computar siete millones de votos, la mayoría de ellos favorables a Kilicdaroglu. En 2018, en las últimas elecciones presidenciales, Erdogan ganó en primera vuelta con el 52,5% de los votos. Medios oficiales daban números similares, sin conceder a Erdogan el 50% más un voto necesario para consagrarse anoche. El balotaje se hará el 28 de mayo.

Según la agencia estatal oficialista Anadolu, Erdogan encabezaba con 49,42% sobre un 96,41% escrutado. La agencia oficialista concedía al opositor Kemal Kilicdaroglu, 44,88%.

El opositor fue limando la distancia con Erdogan a medida que avanzó el escrutinio. Para asegurarse la victoria en la primera vuelta, los candidatos necesitaban superar el 50% de los votos. Las cifras aún podía cambiar, pero abrían la vía a una segunda vuelta el 28 de mayo. Durante toda la tarde, Anadolu dio a Erdogan por encima del 50%, lo que hace sintomático que tardíamente haya recortado esa distancia, aceptando tácitamente que habrá una segunda vuelta. Esta es algo sin precedentes en Turquía, país de 85 millones de habitantes que celebra este año los cien años de la fundación de su república. El partido laicista de Kemal Kilicdaroglu se referencia en el fundador de la república, Kemal Atartuk. Erdogan, en sus 21 años de gobierno crecientemente autoritario, erosionó la tradición laica en beneficio del conservadurismo islámico, y pasó de un sistema parlamentario a otro presidencial.

La diferencia de votos entre el presidente y el aspirante socialdemócrata se volvió cada vez menor a medida que avanzaba el escrutinio. “La farsa, que empezó con un 60%, ha caído ahora por debajo del 50%. Los observadores electorales y los funcionarios de la junta electoral no deberían abandonar nunca sus puestos. No dormiremos esta noche, mi gente”. Fue un tuit del candidato de la oposición, Kemal Kilicdaroglu. El líder socialdemócrata encabeza una coalición de seis fuerzas, que esperan terminar con la autoritaria era Erdogan. “Quiero hacer un llamamiento a nuestros héroes de la democracia: no abandonen bajo ningún concepto los colegios electorales hasta que se haya entregado la última papeleta firmada. La plena y correcta manifestación de la voluntad de la nación depende de vuestra determinación. Ya lo verán, valdrá la pena”, dijo en Twitter el líder de la oposición turca. “Vamos en cabeza”, aseguró. Su partido, el CHP, acusa a la agencia Anadolu de no dar datos fiables y al AKP de haber estado bloqueando el recuento de las papeletas, impugnando las actas en zonas donde la oposición es más fuerte, como se verificó en Estambul, un bastión opositor y la ciudad más importante de Turquía. El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, aseguró que miembros del partido de Erdogan, el AKP, objetaban los resultados en muchas escuelas para ralentizar el recuento. “No se cargan los datos en el sistema porque el AKP hace objeciones. Esto aumenta la manipulación”, denunció. Imamoglu aseguró que la coalición opositora “va claramente por delante” y pidió paciencia a la población. A medida que se registraba el escrutinio aumentaba la incertidumbre y presidentes de mesa en varias provincias del país, junto a observadores y partidos opositores, denunciaron retrasos.

Sintomáticamente, el partido de Erdogan interponía objeciones en las mesas para retrasar el conteo

Un tercer candidato, el nacionalista Sinam Ogan, tenía el 5,3%. Según la agencia independiente Anka, Erdogan tenía 48% y entre un 44-45% el líder de la oposición. El avance del recuento era muy diferente según las regiones, y en grandes ciudades como Estambul, Ankara e Esmirna, donde la oposición tiene apoyo mayoritario, era más lento que en el conjunto del país. El alcalde de Ankara, el socialdemócrata Mansur Yavas, aseguró que cuando se incluya el recuento total de las grandes ciudades el candidato opositor tendría la mayoría absoluta.

Elecciones parlamentarias
Más de 60,9 millones de ciudadanos turcos fueron llamados a las urnas. Además de presidente, se eligieron a los 600 miembros de la Gran Asamblea Nacional (parlamento), por representación proporcional en 87 distritos. Disputaron estos escaños 24 partidos políticos y 151 candidatos a diputados independientes. Un partido necesita al menos el 7% de los apoyos para entrar en la asamblea legislativa.

Erdogan llegó a la votación en un país golpeado por una crisis económica, con una moneda devaluada a la mitad en dos años y una inflación que superó el 85% anual. El terremoto del 6 de febrero, que derrumbó decenas de miles de edificios y causó la muerte de más de 50.000 personas y más de 3 millones de desplazados, puso en tela de juicio la omnipotencia de un presidente que centraliza todos los poderes. Erdogan ostentaba como uno de sus grandes logros la modernización de Turquía a través de la construcción. Sin embargo, el terremoto evidenció la corrupción sistemática de contratistas y autoridades, que otorgaron permisos de construcción que no cumplían las normas antisísmicas. El mandatario amplió la alianza política de su gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP), con dos partidos nacionalistas para incluir uno de izquierda y dos islamistas marginales.

En tanto, la alianza opositora promete restablecer la independencia del poder judicial y el banco central, instituir controles y equilibrios y revertir el retroceso democrático y la represión de la libertad de expresión y la disidencia bajo el largo “reinado” de Erdogan. Los opositores reivindican la tradición laicista que caracterizaba a Turquía desde la fundación de la república en 1923. Erdogan erosionó sistemáticamente esa herencia en favor de un islamismo conservador similar al que predomina en otras naciones de Medio Oriente. Turquía perdió así su identidad distintiva y su característica modernidad de costumbres.

Fuente: La Capital