Una conversación con Lula
Hacía un tiempo desde que yo no habia podido volver a conversar con Lula, hasta que lo fui a ver en el Instituto Lula.
20/10/2016 OPINIÓNHacía un tiempo desde que yo no habia podido volver a conversar con Lula, hasta que lo fui a ver en el Instituto Lula. Venía de una semana muy intensa, porque no hubo día en que la ofensiva judicial, periodística y policial no presentó nuevas supuestas denuncias en contra de él. Cuando lo encontré, la denuncia del día involucraba a unos viáticos de un viaje de unas personas que trabajan con él, que habrían sido pagadas con recursos del Partido de los Trabajadores (PT) que Lula lidera. Aún siendo una cuenta irrisoria y pagada de forma legal, sirve para mantener a Lula en las crónicas político-policiales.
Ese mismo dia Lula habia publicado un artículo en uno de los periódicos que más participó en las campañas en contra de él, denunciando la persecucion que sufre, sin que sus denunciantes hayan producuidio prueba alguna. En el artículo Lula reitera que no se trata de intentos de condenarlo sólo a él, sino a los millones que han mejorado sus vidas durante su gobierno.
Asimismo, la semana pasada volvieron a circular noticias, por internet, citando fuentes supuestamente seguras, pero no reveladas, de que el lunes por la mañana se haria una operacion para detenerlo en su residencia. Miles de personas pasaron la noche en vigília frente a su casa, hasta que esa denuncia tampoco se confirmó.
Lo encontré contento, aunque cansado, incluso porque ya conocia la nueva encuesta electoral, hecha diez días después de la gran derrota electoral del PT en las elecciones municipales. Una encuesta en que, a pesar de los ataques diarios que sufre, su nombre se aisle todavia mas como el favorito para las elecciones para presidente de Brasil, subiendo del 29 por ciento en junio al 35 ahora. Mientras tanto Marina bajo del 18 al 11 por ciento, y Aecio Neves del 17 al 15.
En la encuesta espontánea, 28 por ciento prefere a Lula, mientras Aecio Neves viene en segundo, con el seis por ciento de las preferencias. Preguntados sobre quién fue el mejor presidente de Brasil, el 42 por ciento contesta que fue Lula. Los que vienen detrás de él no superan el dos por ciento. Sobre su condicion de vida durante los gobiernos petistas, el 56 por ciento considera que su vida mejoró, mientras el 14 considera que ha empeorado.
Lula no se entusiasma mucho con los datos, pero se siente visiblemente aliviado al darse cuenta de que su imagen resiste e incluso de fortalece, aun después de dos años seguidos de acusaciones reiteradas.
Nunca en su vida Lula ha tenido un calendario tan lleno de reuniones con movimientos populares como en estos tiempos nuevos y dificiles, en los que él escucha mucho más de lo que habla. Quiere entender las señales complejas y contradictoras que emite la realidad. Grandes movilizaciones populares, resultados electorales malos, gobierno extremamente frágil, sin ningun apoyo popular, pero blindado, hasta donde pueden, por los medios de comunicación.
Lula se preocupa por los debates internos del PT y trata de apoyar los intentos de renovación de sus direcciones. Pero está más interesado en incentivar las movilizaciones populares y los procesos de debate político en la busqueda de nuevas perspectivas.
Las encuestas le refuerzan la idea de que él y el PT disponen todavía de un gran capital político, que las realizaciones de su gobierno han calado hondo en la memoria de la gente. Insiste en que hay que seguir reivindicando todas esos logros, aunque es indispensable tener nuevas propuestas para el futuro.
Uno sale de los encuentros con Lula siempre con el sentimiento de que es un líder impar, indispensable y, a la vez, absolutamente sencillo. Que reitera, como si fuera necesario, que sigue siempre firme en la lucha. Reconoce las dificultades, pero ya ha asimilado los reveses y tienen sus ojos puestos en las grandes disputas del futuro, sabiendo que gran parte de ese futuro depende de él. Lo cual no lo abruma, sino que lo compromete con las disputas que, tiene claro, definirán el futuro de Brasil por mucho tiempo.