Una laguna encantada, aguas termales y un pueblo montañés muy cerca de Las Leñas

A tan solo 18 kilómetros del centro de ski Las Leñas, vigilado por altísimos y coloridos cerros que lo rodean, se ubica el pintoresco y tranquilo pueblo de Los Molles

A muy pocos kilómetros del centro de ski del Sur de Mendoza, se encuentran atractivos turísticos dignos de visitar.

La extraordinaria Ruta Provincial 222, que lleva directo al Valle de Las Leñas, permite descubrir atractivos únicos en un entorno de montaña mágico. Estas son cuatro joyas para visitar más allá de la nieve, para dejarse atrapar por la belleza de Malargüe y relajarse en conexión con la naturaleza.

A tan solo 18 kilómetros del centro de ski Las Leñas, vigilado por altísimos y coloridos cerros que lo rodean, se ubica el pintoresco y tranquilo pueblo de Los Molles, una de las aldeas de montaña con las vistas panorámicas más sorprendentes de Mendoza.

En este pequeño destino todo es paz y se respira aire puro. En el lugar hay tres tradicionales hoteles atendidos por sus dueños y con una calidez excepcional; además hay cabañas y casas para alquilar y pasar la noche rodeado de naturaleza.

En el último año, este pueblo ha sido uno de los principales atractivos que ha tenido Malargüe, no solo durante el invierno, sino también en el resto de las estaciones.

“Es la cuarta o quinta vez que vengo a Los Molles, es un lugar mágico; el ski es un excusa para estar acá”, comentó Ignacio Tannenbaum mientras subía a la silla de Minerva en Las Leñas y agregó: “Vine por un mes y medio, disfruto mucho quedarme acá, vienen de visita en estos días amigos y familiares también”.

En Los Molles además, se puede disfrutar de relajantes baños de aguas termales, es esto lo que permitió que la actividad hotelera comenzará a gestarse en el pueblo hace más de 90 años.

Los baños termales con propiedades curativas pueden tomarse en las piscinas y recintos de cada uno de los hoteles ubicados a la orilla de la Ruta Provincial 22.

Pero esta mítica ruta no solo es el paso para llegar hasta el pueblo de montaña, a solo 6 kilómetros de allí se encuentra uno de los atractivos naturales más sorprendentes de Argentina, un fenómeno que continúa siendo para muchos un gran misterio. Se trata del Pozo de Las Ánimas, dos profundos ojos de agua dulce y cristalina.

Estas dos depresiones tienen unos 250 metros de diámetro que se angostan cómo un embudo. El lugar es realmente sorprendente y verlo rodeado de nieve es más especial aún. Acceder hasta aquí es totalmente gratuito y se encuentra a muy pocos metros de la ruta, un imperdible para sumar al safari fotográfico por los atractivos naturales de Malargüe.

A muy pocos metros de allí, se encuentra otra de las maravillas naturales que atrae a cientos de visitantes. Una laguna de agua verde esmeralda con una atrapante historia de amor que tiene como protagonistas a los pueblos originarios que vivían en estas tierras.

La Laguna de la Niña encantada se ubica en la Ruta Provincial 22. Foto: Sofía Crescitelli, instagram @soficrescitelli
Luego de cruzar el río salado, que es atravesado por el puente de Elcha, uno se encuentra con este espejo de agua de 80 metros de diámetro, con paredes de rocas y sedimentos volcánicos, cuyas formas han dado lugar a innumerables leyendas.

Esta es una laguna natural, alimentada por aguas subterráneas en un flujo lávico con morfología, en bloques de composición  andesítica – basáltica, que en sectores alcanza espesores cercanos a los 30 metros, asociada a efusiones en el Pleistoceno Superior, explican desde Turismo de Malargüe.

A la belleza inigualable del lugar se le suma la historia mágica que todo visitante quiere escuchar al llegar hasta el lugar. Según los relatos que han ido pasando de boca en boca durante cientos de años, la zona de la laguna era habitada por un pueblo originario que vivía en paz. Sin embargo, un día llegaron los Pehuenches, conocidos por ser un pueblo muy aguerrido, con intenciones de invadir y conquistarlos.

Para frenar el enfrentamiento, los caciques de ambas tribus dialogaron y acordaron que sus hijos se casarían y, así, ambos pueblos quedarían hermanados.

Elcha (espejo) era la hija del cacique del pueblo pacífico y no quería casarse con el hijo del cacique de los Pehuenches. En verdad, estaba enamorada de un joven de su propia tribu. Sin embargo, él no tenía un lugar jerárquico en el grupo; por ello, su relación no fue aceptada y decidieron huir para vivir libremente su amor.

Los jóvenes corrieron hacia el norte por la montaña y fue allí cuando se encontraron con la laguna. Tras ellos, corrían las tribus, al no tener escapatoria, se fundieron en un abrazo y se arrojaron al agua, quedando los dos en el fondo de la laguna.

La leyenda cuenta que los caciques de ambas tribus comenzaron a insultar y a maldecir a sus hijos, ya ellos se sumó la bruja del pueblo, quien al asomarse en el agua fue alcanzada por un violento rayo y quedó petrificada para siempre junto a  la laguna. Lo

Desde ese día, dicen que en las noches de luna llena, la bruja convertida en piedra observa hacia la laguna buscando a los enamorados. Mientras que el reflejo de Elcha se puede contemplar en el agua cristalina del espejo de agua.

Fuente: MDZ