Unidos y solidarios: una Argentina con coronavirus e implosionada

Cuando la pandemia era sólo un brote, el país era un edificio que se veía bien por fuera, pero estaba arrasado por dentro.

Cuando la pandemia era sólo un brote, el país era un edificio que se veía bien por fuera, pero estaba arrasado por dentro.

Como muy bien señaló un alto funcionario, cuando las nuevas gestiones nacionales, provinciales y municipales se hicieron cargo del poder en el mes de diciembre pasado, cuando el coronavirus era apenas un brote sin demasiada importancia en China, la Argentina estaba en todas partes económicamente implosionada, era un edificio que se veía bien por fuera, pero estaba arrasado por dentro.

No caben dudas de que la situación económica del país era y es grave. Sin coronavirus, la tarea de reflotar el país iba a demandar tiempo, con coronavirus las cosas se hacen más complicadas. Todas las instituciones públicas y también las privadas afrontan hoy un doble desafío: por un lado, cuidar la salud de las personas adoptando medidas para protegerlas de un virus que contagia y puede causar estragos. Por otro lado, hacer lo imposible para que la situación económica y social no decaiga a límites peligrosos. Es una tarea titánica, sí, pero no imposible, y demandará la aplicación de medidas que requieren la comprensión y la solidaridad de cada uno.

En el caso del virus, el aislamiento es necesario para impedir que ese enemigo invisible y peligroso se propague. Es necesario además tomar conciencia de que la situación no es anecdótica, puede llegar a ser grave y es imprescindible que el sistema sanitario no colapse. Respetar las indicaciones de las autoridades, cumplir con la cuarentena en los casos requeridos y observar el aislamiento es determinante.

En el caso de la situación económica, el momento demanda comprensión y un esfuerzo de quienes más tienen, de quienes más pueden soportar una situación crítica.

Este escenario que se le presenta hoy al país debe hacernos comprender que estos dos enemigos invisibles que han implosionado el edificio nacional, dejándolo de pie por afuera pero arrasado por dentro solo pueden sucumbir con las armas de la unidad y la solidaridad. Argentinos, unidos y solidarios.

Fuente: La Capital