Vaqueros marca su impronta con las ferias de los sábados

Cientos de vecinos invaden los puestos atraídos por los precios de productos artesanales y de la canasta familiar.

Cientos de vecinos invaden los puestos atraídos por los precios de productos artesanales y de la canasta familiar.

De 9 a 15, la Feria Vaquereña convoca a gran cantidad de gente para ofrecer una variedad de productos. Jan Touzeau

Desde hace cuatro años en la localidad de Vaqueros funcionan dos ferias por las que desfilan cientos de personas. Ambas están abiertas al público los sábados, de 9 a 15.

La primera está habilitada dentro del predio municipal y se extiende hasta ambas veredas de la ruta que atraviesa el pueblo. Allí venden verduras, frutas, lácteos, pollos, huevos, artículos de limpieza y otros. Los propietarios de los puestos son todos vecinos de Vaqueros.

La otra está metros más adelante, en un predio que pertenece a la Provincia y en la se encuentra una canchita de fútbol. Se trata de la Feria Vaquereña, una organización integrada por medio centenar de artesanos y productores del departamento La Caldera. «Somos un grupo que busca el bien común y está integrado por familias que elaboran productos regionales y que cultivan la tierra», expresó Olga Lubel, una de las impulsora de la creación de esta feria. En ella se destacan la venta de quesos, leche, dulce, plantas y artesanías elaboradas con material de la zona. «Una de las particularidades de esta feria es que funciona sin intermediarios; es decir que todos los productos que se venden son fabricados por las familias que integran esta organización», dijo Lubel. Y agregó: «Con este método se evitan los intermediario, lo que posibilita que todos los productos se vendan a precios accesibles», señaló. Otra de las particularidades es la de mantener vigente el trueque, esa forma primitiva de intercambio comercial. «Al término de la jornada, cuando ya el público se retira, nos juntamos todos y ponemos en práctica el trueque de los productos», señaló la emprendedora, cuya familia se dedica a la agricultura familiar en el pueblo de Vaqueros.

«Aquí en lugar de una marca hay una cara, de manera tal que los que vienen a comprar se encuentran con el que fabrica los queso, los dulces, las artesanías y eso permite que pueda interiorzarse cómo se elabora cada cosa», destacó Lubel. Su familia elabora quesos de cabra, yogures, mermeladas y productos medicinales, particularmente del yacón. «Esta es una planta típica de la zona y a nivel mundial es muy recomendada para controlar los niveles de azúcar de los diabéticos», aseguró.

Matías Sandullo es un experto en cactus, esa planta milenaria que sobrevive en cualquier clima y sirve para purificar el aire y para despojar el ambiente de las ondas magnéticas. «A la gente le gusta porque ahora el cactus está de moda», destacó el joven. Por su parte, María Julia Peralta, otra de las impulsoras de esta feria contó: «Somos un grupo con ideas comunes y eso nos convierte en una gran familia». Su grupo familia se especializa en la elaboración de arropes de chañar, de algarroba, de galletas de avenas y de una variedad de dulces artesanales. «Al margen de la actividad comercial que desarrollamos, dictamos muchos talleres culturales y clases abiertas al público», dijo.

La otra feria, la que funciona en el predio de la Municipalidad de Vaqueros tiene otro matiz. Viene marcando su impronta desde hace cuatro años, cuando se pusieron en vigencia “los precios cuidados”.
Allí concurren los vecinos para proveerse de mercadería durante la semana. Por su cercanía con muchos barrios de la zona norte de la capital salteña, como Ciudad del Milagro, Castañares, El Huaico y otros, la feria vaquereña se ha convertido en una suerte de mercado donde los vecinos pueden proveerse de los productos básicas de la canasta familiar, como verduras, lácteos, pollos, etc. Daniel Moreno, el intendente municipal, sostuvo que el éxito de la feria está basado en dos ejes fundamentales: precio y calidad.
Los dichos del jefe comunal se vieron reflejados en un recorrido que El Tribuno efectuó por los distintos puestos. Así se pudo comprobar que los tres kilos de papa cuestan 25 pesos; dos kilos de cebolla, $15; el kilo de queso cuartirolo, $80; la docena de huevo $22; el litro de aceite de oliva a $130. Dentro del rubro limpieza, los bidones de 5 litros de lavandina, desodorante y detergente, a 45 pesos, y el papel higiénico grande a $70. “Cualquier producto de nuestro rubro está entre un veinte y un treinta por ciento por debajo de lo que vende cualquier supermercado”, resaltaron María Marchena e Iván Costello. La pareja sostuvo que “la gran convocatoria que tiene esta feria se sustenta, sin duda, en los precios”.
En muchos puestos la gente tiene que hacer colas para comprar. Este es el caso de la verdulería y frutería de don Fernando Castro. “Tenemos precios para todos los gustos, pero nunca de baja calidad y por eso mi puesto todos los sábados se llena”, ponderó. La especialidad de la familia del joven Ezequiel Echazú son dulces, las frutas secas y aceite de oliva. “Estamos en este rubro hace diez años y venimos a esta feria porque la gente siempre nos compra porque ofrecemos calidad y buen precio”, afirmó.

“Para la gente es un gran paliativo”

El intendente de Vaqueros, Daniel Moreno, destacó que desde que se puso en marcha este emprendimiento los feriantes han marcado su territorio pensando en la economía familiar. ”La feria fue concebida con la idea de dar trabajo a los vecinos y ofrecer a las familias productos por debajo de los precios de los supermercados”, afirmó el jefe comunal. Señaló que con esta consigna “esta actividad logró afianzarse no solo por la calidad de los productos sino por los precios“. Dijo que a partir de un convenio con una empresa láctea se logró que esta “expendiera sus productos a precios accesibles”.
Explicó que los puesteros solo pagan un canon de 20 pesos para las tareas de limpieza. “Para muchos vecinos de Vaqueros la feria es un gran paliativo y el éxito que tiene se ve reflejado en la gran cantidad de gente que desfila por los puestos que están dentro del predio y afuera”, sostuvo Moreno. Debido a la gran concurrencia el municipio dispuso que personal de tránsito efectúe un estricto control para evitar accidentes. Ocurre que las dos ferias están ubicadas al costado de la ruta nacional 9 que conduce a la provincia de Jujuy, donde el tránsito es muy intenso, sobre todo los fines de semana.
Además del puesto de lácteos, otro muy concurrido es el de venta de huevos. Omar Mamaní comentó que vende más de cien maples todos los sábados. “En cualquier almacén, la docena de huevo cuesta treinta y cinco pesos y en algunos casos hasta cuarenta y aquí el vecino la puede adquirir a veintidós”, dijo. Y cerró: “Esa es la diferencia y eso se puede comprobar con otros productos, como los lácteos, la verdura y los artículos de limpieza”.
Las personas consultadas coincidieron en que los precios son accesibles y abogaron para que las ferias se mantengan.

Fuente: El Tribuno