Cada vez menos Made in Argentina

El Indice Hecho en Argentina, nuevo indicador elaborado por la Universidad de Quilmes, tuvo la caída más fuerte en doce años. En los primeros nueve meses de este año, descendió 8,3 por ciento en relación con igual período de 2015.

El Indice Hecho en Argentina, nuevo indicador elaborado por la Universidad de Quilmes, tuvo la caída más fuerte en doce años. En los primeros nueve meses de este año, descendió 8,3 por ciento en relación con igual período de 2015.

La demanda de productos industriales de fabricación nacional en el mercado interno acumuló entre enero y septiembre una caída de 8,3 por ciento en relación al mismo período el año pasado. Los datos corresponden al Índice Hecho en Argentina (IHA), un nuevo indicador elaborado desde la carrera de Economía del Desarrollo de la Universidad de Quilmes. El IHA difiere de las estadísticas públicas y privadas para el consumo ya que no contempla las importaciones ni las exportaciones y ofrece así una estimación para el consumo interno de “productos nacionales”. La caída observada durante los primeros tres trimestres de 2016 se presenta como la más significativa de los últimos doce años.

Como para su elaboración se utilizan las bases oficiales es posible estimar su desempeño desde 2004. Si la trayectoria observada durante los primeros nueve meses del año se confirma, la merma del consumo superará con amplitud los otros dos episodios de contracción recientes: en 2009 el consumo de bienes nacionales retrocedió 5,4 por ciento y durante 2014 la contracción llegó a 4,6 por ciento.

El informe del MideAR-UNQ advierte además sobre el incremento en la participación de los bienes importados en el consumo nacional. De acuerdo a los investigadores, el “coeficiente de importaciones” llegó a 20,3 por ciento, un aumento de 1,8 puntos porcentuales en relación al mismo período el año anterior.

El consumo privado es el principal componente del PIB. Alcanza las tres cuartas partes del Producto mientras que la porción restante se divide entre los otros componentes de la demanda agregada: el gasto público, la inversión y las exportaciones netas. Ese protagonismo del consumo expone que, más allá de las iniciativas oficiales para “volver al mundo” (exportaciones) y “seducir al capital” (inversiones), el crecimiento depende de una expansión del mercado interno liderada por la mejora en los salarios y los niveles de empleo.

Los últimos datos publicados por el Indec mostraron una contracción del PIB del orden del 1,7 por ciento durante el primer semestre en relación al mismo período el año pasado. Al analizar el desempeño de cada uno de los componentes del PIB, las estimaciones oficiales arrojaron que un aumento del 0,7 por ciento en el consumo privado.

Ese comportamiento expansivo contrasta con toda la información desagregada y sectorial publicada en lo que va del año por el organismo estadístico oficial, consultoras privadas y cámaras empresarias.

El IHA ofrece una herramienta alternativa para dimensionar el rol del consumo en la dinámica recesiva. La caída de la demanda doméstica de bienes de fabricación nacional alcanza a todos eslabones del entramado industrial. De acuerdo con las estimaciones realizadas en el marco del “Mapa de indicadores del desarrollo de la Argentina” (MideAR-UNQ), los sectores con peor desempeño acumulado durante los primeros nueve meses del año fueron: metales comunes (-16 por ciento), minerales no metálicos (-10), maquinaria y equipo (-9) y alimentos (-9).

Las estimaciones del equipo coordinado por el economista German Herrera Bartis de la UNQ no solo son indicativas de la capacidad de consumo de la población sino que ofrecen una evaluación del contexto productivo ya que, en promedio, el 85 por ciento de la producción manufacturera se destina al mercado doméstico. En ese sentido, el primer informe del IHA advierte que “la producción industrial nacional enfrenta una situación crítica en la que se conjugan dos elementos negativos: por un lado, la fuerte contracción en la capacidad de consumo de la población en un año en que los salarios y las jubilaciones quedaron relegados en relación a la evolución de la inflación y, a la vez, la creciente participación de los bienes importados en el mercado doméstico”.

A nivel general el alza de la participación importada alcanzó al 1,8 por ciento pero fue mayor para algunos sectores como autos y autopartes  donde el incremento llegó a 6,0 puntos, los textiles con un alza de 2,7 puntos y maquinaria y equipo donde la suba alcanzó los 2,3 puntos. Esa cifra expone la dimensión del proceso de apertura comercial que promovió el incremento en las importaciones de bienes de consumo medidas en cantidades como mecanismo para disciplinar los aumentos de precios por la vía del ingreso de productos a precio de remate y la reducción del poder de negociación de los asalariados. “En un contexto de reducción del mercado interno el sostenido incremento en las importaciones de bienes de consumo implica que los productores nacionales están perdiendo ‘cuota de mercado’”, explicó Herrera Bartis en diálogo con PáginaI12.

Para dar cuenta de ese comportamiento los docentes de la carrera de Economía del Desarrollo ofrecen algunos ejemplos. Estimaron que si las importaciones de galletitas consumían 145 dólares cada mil habitantes en 2015 ahora demandan 265 dólares al año, un aumento del 83 por ciento. En cerdo y pollo las compras externas pasaron de insumir 1394 a 2178 dólares cada mil habitantes con una variación anual del 56 por ciento. Por su parte, entre los aparatos de línea blanca la escalada en las importaciones representa un aumento en el de 6476 a 8841 en el consumo de divisas cada mil habitantes.

Fuente: Página 12