Un grito silenciado

La comisión que trata la violencia de género quedó paralizada luego de que Cambiemos designara allí a Julián Dindart. Había dicho que las mujeres pobres se embarazan por los subsidios.

La comisión que trata la violencia de género quedó paralizada luego de que Cambiemos designara allí a Julián Dindart. Había dicho que las mujeres pobres se embarazan por los subsidios.

La multitudinaria marcha del 3 de junio, con las consignas Ni Una Menos y Vivas nos Queremos, se realizó frente al Congreso de la Nación. Sin embargo, desde el año pasado, la Cámara de Diputados retrocedió en su trabajo para prevenir y erradicar la violencia de género. Al frente de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia fue designado Julián Dindart (foto), tildado de misógino por organizaciones de mujeres, después de declaraciones despectivas sobre las motivaciones de las mujeres humildes para convertirse en madres.

Pero, además, desde su gestión se paralizó la actividad legislativa. Desde el inicio de 2016 hasta el 3 de junio, la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia –que tiene que tratar y dar el primer visto bueno a los temas respectivos a violencia machista– se reunió una sola vez, el 29 de marzo. Los asesores de diputadas y diputados tampoco le pusieron marcha a su trabajo. Se juntaron, también, en una sola ocasión, el 11 de mayo. Ni siquiera los abogados/as o sociólogos/as que elaboran la letra chica de los proyectos de ley se encuentran activos e intercambiando ideas de nuevas soluciones a un problema que mata a una mujer cada treinta horas.

La diferencia de ritmo y dedicación a los problemas de género es notable. En 2015, los diputados/as se reunían una vez cada quince días y sus asesores todas las semanas. La lentitud no parece vislumbrar un futuro alentador para que el Congreso de la Nación escuche el reclamo de las 150 mil personas que se juntaron frente a sus escalinatas para pedir que se terminen las diversas formas de violencia hacía mujeres y niñas. Hay muchos proyectos que están frenados y otros que no encuentran lugar para poder ser impulsados. Por ejemplo, en diciembre pierde estado parlamentario el proyecto para quitarle la patria potestad (o responsabilidad parental en los nuevos términos jurídicos) los femicidas que mataron a la madre de sus hijos, como es el caso de José Arce, que tiene la tenencia de sus dos hijos a pesar de estar condenado por el femicidio de Rossana Galiano.

Además, tiene que ingresar el proyecto de Ley Brisa, para que exista una subvención económica a las más de dos mil chicos y chicas que se quedaron sin madre como consecuencia de los femicidios y hoy se encuentran desamparados frente al Estado. Otros proyectos sustanciales son el de licencia laboral por víctimas de violencia de género (que ya lograron en paritarias trabajadoras de subtes y docentes en algunos lugares del país), la ley de traslado laboral para víctimas (para que puedan alejarse de su agresor y conservar el trabajo), las multas y penas para quienes ejercen acoso callejero y la norma que impondría prisión preventiva a quienes incumplan las medidas cautelares por violencia de género, entre otros muchos proyectos.

La Comisión de la Mujer, en realidad, lleva el nombre de Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, con un concepto añejo que carga todas las responsabilidades familiares en las mujeres y que sostiene que mujer es sinónimo de madre. Por eso, la diputada Victoria Donda ya presentó un proyecto de resolución para que las dos temáticas se dividan y que los proyectos de género no queden diluidos. “Es un proyecto de resolución que debe aprobar toda la cámara para que se divida la Comisión de Familia y Niñez de la de Mujer porque son problemáticas diferentes”. Pero, además, es muy crítica del rol ejercido por el actual presidente de la Comisión: “Dindart, evidentemente, tiene una inaptitud manifiesta para dirigir una comisión con treinta mujeres de diferentes espacios políticos pero con una voz propia. El es un hombre que lo primero que dijo es que el presidía la comisión porque conocía mucho a las mujeres porque era pediatra”, subrayó Donda.

La relación entre la pediatría y las mujeres muestra un imaginario en donde un médico encargado de la salud de niños y niñas entendería los derechos políticos de las ciudadanas resumiendo sus intereses en los de madres que deben seguir indicaciones. Dindart fue ministro de Salud de Corrientes. Y, desde ese momento, despierta críticas en el movimiento de mujeres. En marzo de 2012, en el contexto de la difusión de un embarazo de riesgo de una nena de diez años, declaró: “Algunas se embarazan porque tienen un recurso económico como premio”. El mismo funcionario que calificó de especulación financiera la maternidad ahora es el presidente de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia en la Cámara de Diputados de la Nación. Y arroga su condición de pediatra como garantía de derechos.

Los avances legislativos quedaron paralizados y sin respuestas frente a la nueva marcha de Ni Una Menos. De hecho, el Colectivo de Mujeres Organizadas, ConGénero, Movimiento Barrios Unidos y La Colectiva, de Corrientes, piden que se lo saque de ese lugar de decisión en el Congreso de la Nación: “El actual diputado Dindart culpabilizó a las niñas víctimas de abuso deslindando responsabilidades que le cabían como funcionario de salud pública y trasluciendo además su visión clasista y misógina”. Laurana Malacalza, coordinadora del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires también objetó: “Designar al frente de esta Comisión a un diputado como Julián Dindart es un claro gesto político que parece burlar el masivo reclamo de miles de mujeres para que haya un Estado presente frente a la violencia de género y una agenda legislativa que promueva los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres”, sostiene.

Fuente: Página 12