Córdoba: “Las medidas contra los jubilados demuestran una gran insensibilidad del Gobierno”

La Nueva Mañana dialogó con el vicario de Villa María y presidente del Consejo de Educación Católica de Córdoba, Alberto Bustamante, sobre los crecientes niveles de pobreza y el trato del gobierno de Milei para con los adultos mayores.

La Nueva Mañana dialogó con el vicario de Villa María y presidente del Consejo de Educación Católica de Córdoba, Alberto Bustamante, sobre los crecientes niveles de pobreza y el trato del gobierno de Milei para con los adultos mayores.

En el transcurso de la semana el arzobispo de Córdoba, el cardenal Ángel Rossi, realizó una serie de declaraciones públicas -en diversos medios- que han alertado y reclamado por el desamparo mortal en que el gobierno de Milei va sumiendo progresivamente a los jubilados -esta vez al recortarle los medicamentos que les entregaba PAMI-. Una de sus expresiones puntuales fue: «Esa miserabilidad que estamos viviendo, en la que nuestros abuelos, nuestros viejitos, sufren, a veces, una especie de ‘eutanasia disimulada’, como dice el Papa Francisco” . Tomando como punto de partida la irrupción en escena del arzobispo y el alcance de sus declaraciones LNM dialogó con el vicario de Villa María y la región -y presidente del Consejo de Educación Católica de Córdoba-, Alberto Bustamante,  sobre la mirada de la iglesia católica acerca del padecimiento de los jubilados,  del crítico estado de situación social actual y sobre el impacto de la corrupción –que irrumpió nuevamente esta semana con el caso Kueider- en el deterioro de la calidad de vida de los ciudadanos.

La pobreza y “el trabajo”.
¿Cuál es la mirada que tienen desde la Iglesia sobre el actual crecimiento de la pobreza?

-En primer lugar quiero decir que si al recuperarse la democracia había un 7% de pobres y hoy  hay un 50% -o más- es que el proceso empobrecedor no ha surgido de la noche a la mañana. Esto viene incrementándose,  aunque algunas administraciones hayan mermado un poco el crecimiento de pobres y hayan atendido más a sus urgencias. Hoy se nota una profundización del proceso empobrecedor.

-¿Qué análisis se hace acerca de la crítica situación social actual en cuanto a pobreza y desempleo?

-Para abordar el tema de la pobreza es imprescindible pensar y hablar sobre “el trabajo”. Considero que ha habido una falta de inteligencia en todo este tiempo para generar acuerdos entre los actores del mundo del trabajo -empresarios, Estado, mundo obrero- para pensar con lucidez sobre 2 categorías: “el trabajo del futuro” y “el futuro del trabajo”. Estas son dos categorías ineludibles hoy si queremos pensar en recuperar fuentes laborales dignas, en el sostenimiento de las mismas, en su viabilidad, en la formalidad, en el  trabajo registrado. Si los sectores del mundo del trabajo no se sientan a hablar sobre el tema seriamente se corre el riesgo de, metafóricamente hablando, pelear por sostener el mantenimiento de una fábrica de pasacasetes -que ya no existen-. A su vez el desempleo, o empleo informal -junto a la baja tasa de natalidad-, conspiran contra el sistema jubilatorio.

Jubilados condenados.
El arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, ha declarado -recogiendo una expresión de Francisco- que se está llevando adelante –por parte del Gobierno nacional- una «eutanasia encubierta» con los jubilados. ¿Cuál sería el alcance de este concepto?

-Las palabras del cardenal Ángel Rossi aluden -a mi entender- a la intempestiva medida tomada por PAMI de recortarles los medicamentos a los jubilados. Y lo ha expresado en virtud que la medida adoptada es un desatino mayúsculo -que demuestra una insensibilidad inconmensurable-.

Rossi también ha declarado que quienes han implementado las medidas de recortes en los medicamentos a los jubilados «no han pisado el suelo» ¿Cómo se debería interpretar esta expresión? ¿Qué tipo de juicio valorativo establece acerca de los funcionarios involucrados en  la misma?

-El no tener “los pies en tierra” habla de un distanciamiento de los funcionarios con la realidad, y de un desconocimiento total y absoluto de lo que es para este grupo de personas -los jubilados comunes- el tránsito por la ancianidad, de sus frustraciones, su limitaciones, sus fragilidades físicas y sicológicas. Digo así porque de haber resultado inevitable el tener que realizar modificaciones en el sistema debió haberse hecho con mesura y serenidad, con el suficiente tiempo de antelación -y al ritmo temporal de los jubilados ancianos- para que esta gente no quede desamparada de un día para el otro en cuanto a su salud. Los tiempos que corren demandan intervenciones -en el ámbito social- hechas con bisturíes y no con motosierras.

Sistema educativo y su alcance en la sociedad.

-¿Cómo analiza -en tanto presidente del Consejo de Educación Católica de Córdoba- el actual estado de situación en el sector?

-En la educación hay un déficit muy grande -más allá de los esfuerzos por dar obligatoriedad inclusiva hasta los niveles del secundario- del cual somos responsables todo el mundo adulto. Y digo mundo adulto queriendo decir: estado, docentes y familia. El Estado porque debe brindar las condiciones de posibilidad para que el sistema educativo funcione; los docentes porque debiéramos tener una mayor contrición al desempeño de nuestra tarea -garantizando continuidad pedagógica-; y las familias porque deben garantizar que los alumnos asistan a los establecimientos educativos en buenas condiciones: con  el descanso adecuado -8 horas de sueño, por lo menos-, en buenas condiciones higiénicas, habiendo hecho las tareas y estudiado en sus casas, y con la formación en el respeto a la escuela y a los docentes. Siendo -como lo es- el lenguaje la principal herramienta con la que cuentan los individuos para desarrollarse hay un dato que alerta: de las 95mil vocablos que existen en nuestra lengua-el español- un alumno abanderado del secundario solo se maneja con 600, y uno alumno común domina solamente entre 200 y 300 palabras. O sea que el “universo” de ese chico -que está íntimamente ligado a las palabras con las que puede construirlo- se circunscribe a una ínfima parte del “todo”.

Iglesia en acción.
-¿De qué modo está actuando la Iglesia Católica como institución -a nivel nacional y provincial- ante la crítica situación de muchos de sus feligreses? ¿Cuáles medidas específicas se están implementando a fin de socorrer a los más necesitados?

-A nivel nacional la principal acción que está llevando la iglesia es la de intentar -por todos los medios- el hacer escuchar su voz de atención sobre los daños y perjuicios que están padeciendo los sectores más vulnerables de la población argentina, reclamando que se considere especialmente la situación de los jubilados –tal cual lo ha hecho el arzobispo Rossi-. Luego, en distintas diócesis, se están fortaleciendo los dispositivos existentes que -a través de Cáritas-, esto implica un fortalecimiento en comedores para niños que dispone, y ahora, en alguna Diócesis -también mediante Cáritas- funcionan hogares de día destinados a los adultos mayores. Además, en algunos casos, Cáritas tiene algún que otro depósito de remedios -una suerte de banco de medicamentos- para paliar alguna demanda particular en concreto.

La corrupción y sus consecuencias sociales.
Esta semana ha tenido lugar un escándalo de corrupción que tiene como protagonista a un senador que votó en favor del gobierno nacional respecto a la ley bases, la cual ahora podría -investigación mediante- quedar anulada por compra de votos. ¿Se podría encontrar algún tipo de vinculación entre la corrupción y el constante perjuicio a los sectores más desfavorecidos de la sociedad?

-La corrupción está en las raíces de la coyuntura actual. Y yo noto que poco y nada se expresa sobre la misma como una de las causas fundantes de la situación actual. Ya en los albores del retorno a la democracia la Iglesia sacó dos documentos que advertían respecto al daño mortífero para los pueblos que implica la corrupción -Iglesia y comunidad nacional y Dios, el hombre y la conciencia-. En el segundo de dichos documentos la Iglesia ya decía que la corrupción se extendía en Argentina como un cáncer que hacía metástasis. La corrupción trasciende a cualquier proyecto político, modelo de país, modelo cultural, o modelo social por el cual se luche; porque con la corrupción la persona humana pierde centralidad. A esto no hay que olvidar sumarle el profundo proceso de desinstitucionalización de las instituciones -dejando a la sociedad en estado de orfandad- pilares del sistema democrático. Si la Justicia, el Parlamento, el Ejecutivo, el mundo empresarial -y/ o el sindical-, el mundo profesional, el eclesiástico, se han deteriorado de modo irrecuperable no habrá posibilidad de atender y resolver las distintas demandas sociales.

¿Qué quiere decir con esto último?

-Me refiero a que el papa Francisco insiste constantemente en la necesidad de recuperar la centralidad de persona humana en todas las políticas -sociales, evangelizadoras. Y poner a la persona humana en el centro significa poner la vida en y para el otro -a la solidaridad-, en su cuidado y protección; y la corrupción lo que hace es sacar a las personas humanas del centro para colocar en ese lugar a uno mismo y a la bajeza de sus pasiones.

Fuente: La Nueva Mañana