Más que rescate, un buen negocio
La Casa Blanca sostuvo que el swap con Argentina fue una operación rentable para EE.UU. y le aportó tiempo a Milei para sus reformas
20/11/2025 El PaísLa Casa Blanca sostuvo que el swap con Argentina fue una operación rentable para EE.UU. y le aportó tiempo a Milei para sus reformas
La Casa Blanca salió a respaldar con fuerza el acuerdo de swap por 20.000 millones de dólares que el Banco Central firmó con Estados Unidos. Lejos de la narrativa del “rescate”, el gobierno norteamericano presentó la operación como una jugada financiera favorable para Washington y como un instrumento para sostener el programa económico de Javier Milei sin costo político interno.
La secretaria de Prensa de la administración de Donald Trump, Karoline Leavitt, difundió un artículo de la economista Sarah Katherine Sisk en el que se define al intercambio como un “ejemplo paradigmático de diplomacia”. El texto, publicado originalmente en un sitio conservador, sostiene que el swap no implicó transferencias unilaterales de recursos sino una “maniobra rentable a corto plazo”, que incluso habría generado ganancias para el Tesoro estadounidense.
Sisk describió al acuerdo como un “win-win”: apuntó que fortaleció la posición internacional de Estados Unidos, generó retornos financieros y permitió a la gestión Milei ganar margen para sostener sus reformas. Según la economista, parte de los fondos —unos 2.700 millones de dólares— se habrían utilizado para devolver intervenciones cambiarias previas realizadas por Washington en el mercado argentino. La autora sugiere que, si existieron ventas de pesos estadounidenses con ganancia, eso terminaría de desmontar la idea del “rescate”.
La Casa Blanca también resaltó el rol de Donald Trump como “negociador hábil” y buscó diferenciar este swap de otros programas de asistencia. “Trump no le inyectó dinero a un Gobierno en quiebra”, indicó Sisk. En cambio, planteó que acompañó a un aliado político que, asegura, intenta restaurar la disciplina fiscal y estrechar vínculos con Washington.
Días atrás, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ya había ofrecido una lectura similar. En una entrevista televisiva confirmó que la Argentina activó un primer tramo del swap y lo expresó con inusual franqueza: “El gobierno de Estados Unidos ganó dinero. Le prestamos a un gobierno para estabilizarlo durante una elección, uno de nuestros grandes aliados en Latinoamérica”. La explicación contrastó con el silencio local: el ministro Luis Caputo había evitado hablar del tema alegando la existencia de acuerdos de confidencialidad.
La intervención pública de Bessent también reavivó el debate sobre el rol de Washington en los anuncios económicos argentinos. No es la primera vez que el funcionario se adelanta: a fines de septiembre había anticipado que se trabajaba en el regreso de las retenciones a las exportaciones, una medida que el Gobierno terminó impulsando.
Consultado sobre si el swap constituía un rescate, Bessent respondió: “¿Por qué lo llamás rescate? En la mayoría de los rescates no ganás dinero”. Desde su perspectiva, la asistencia a la Argentina sirvió para preservar estabilidad en un año electoral y asegurar la continuidad de un aliado estratégico en la región.
El respaldo explícito de la Casa Blanca se suma así a una serie de señales que buscan consolidar el alineamiento político entre Milei y Trump. Para la economía local, la cuestión central sigue siendo si el swap ofrece un puente temporal o si puede contribuir efectivamente a recomponer reservas en un contexto donde la capacidad de acumulación continúa siendo el principal punto débil del programa.