Argentina bajó la mortalidad infantil en la última década junto a Brasil y Uruguay

Avance. Argentina redujo la mortalidad infantil un 33 por ciento

Avance. Argentina redujo la mortalidad infantil un 33 por ciento

El país, junto a Brasil y Uruguay, son los que más redujeron sus indicadores en la última década, según un estudio internacional.

La Argentina, Brasil y Uruguay fueron los tres países de la región que más fuertemente redujeron sus indicadores de mortalidad infantil en la última década, destacó un informe del Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular (Geenap) en base a datos estadísticos oficiales de cada nación, según publicó el diario Tiempo Argentino en su edición digital.

De acuerdo al Geenap, «en la última década existió un importante proceso de reducción de la mortalidad infantil en los países de Sudamérica».

El análisis destacó «el caso de Brasil que redujo 38 por ciento dicho indicador entre 2003 y 2012», no obstante lo cual aclaró que el principal socio del Mercosur «aún con este importante desempeño, presenta en términos relativos altas tasas de mortalidad infantil, de 16 por mil». El estudio puntualizó que «al interior de la región, Chile, Argentina y Uruguay se presentan como los países de menor mortalidad infantil de la región».

En el caso de Argentina, «la reducción de la mortalidad infantil entre 2003 y 2012 fue de 33 por ciento, siendo el actual ratio de 11 por mil».

Sin embargo, remarcó que «de estos tres países, Chile mantuvo el mismo ratio durante los diez años registrados», es decir, tiene el nivel más bajo de la región, de 8 por mil, pero no lograron mejorarlo en nada durante la última década.

En cambio, el Geenap puso de relieve que «en Argentina y Uruguay se produjo una importante reducción de más del 30 por ciento».

En el caso de Argentina, «la reducción de la mortalidad infantil entre 2003 y 2012 fue de 33 por ciento, siendo el actual ratio de 11 por mil».

Asignación

Mucho tuvo que ver en esto la Asignación Universal por Hijo y Embarazo (ver aparte), que desde 2008 otorga una pensión a cambio de contraprestaciones que las madres deben comprometerse a realizar, como controles médicos de rutina para ellas durante la gestación del bebé, y para los niños una vez nacidos, además de cumplir con la escolaridad de los chicos.

«Dada la centralidad que presenta para el gobierno nacional las políticas sanitarias para la primera infancia, se ha presentado como objetivo para este año reducir la mortalidad infantil a 9,8 por mil», señaló el informe.

Para el economista indio Amartya Sen, Premio Nobel 1998, «la inversión en la niñez representa una parte fundamental en el proceso general de desarrollo de un país. De allí la importancia de la inversión estatal en políticas destinadas a la niñez». Para el Geenap, «el primero y más inmediato vínculo entre la inversión en niñez y el desarrollo responde a las políticas destinadas a reducir la mortalidad infantil». «Este indicador refleja las defunciones de niños de cada mil nacimientos registrados. En este sentido, las inversiones públicas en programas de nutrición, inmunización, cuidado infantil, reducen de forma radical la tasa de mortalidad infantil», afirmó el análisis.

La Asignación Universal por Hijo fue clave

La principal herramienta distributiva que entró en vigor durante los últimos años ha dado muy buenos resultados a los sectores de menores ingresos, según un informe periodístico de la agencia de noticias Télam. De acuerdo a este trabajo, el poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH) creció más del 40 por ciento desde el comienzo de su aplicación a fines de 2009 hasta ahora, período en el cual superó a la suba de precios y permitió a las familias comprar cada vez una mayor cantidad de alimentos de la canasta básica.

La principal herramienta distributiva que entró en vigor durante los últimos años ha dado muy buenos resultados a los sectores de menores ingresos, según un informe periodístico de la agencia de noticias Télam. De acuerdo a este trabajo, el poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH) creció más del 40 por ciento desde el comienzo de su aplicación a fines de 2009 hasta ahora, período en el cual superó a la suba de precios y permitió a las familias comprar cada vez una mayor cantidad de alimentos de la canasta básica.

En 2009, cuando el Congreso de la Nación votó la iniciativa enviada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la AUH se inició con una asignación de $ 190 por cada hijo. Durante 2010, esa cifra pasó a $ 220, lo que representó un incremento interanual de 22,2 por ciento; al año siguiente se ubicó en 270 con un aumento de 22,7; y en 2012 fue de $ 340 y una suba de 25,9 por ciento.

Este año, la Asignación Universal por Hijo está en $460, registrando el mayor aumento interanual desde que la iniciativa se puso en marcha: 35,3 por ciento.

En capacidad adquisitiva, esta asignación aumentó en un 42 por ciento en los principales productos que conforman la canasta básica alimentaria. Así surge de los precios al consumidor recabados por la agencia de noticias oficial de anuncios publicados entre 2009 y 2013 en los diarios Clarín y La Nación, y de estadísticas del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (Ipcva), del Centro de la Industria Lechera (CIL), del Defensor del Pueblo de Córdoba y del Mercado Central. Así, en sólo cuatro años, la AUH pasó de poder comprar 61 litros de leche a 77; de 9 kilos de asado a 13; de 72 paquetes de azúcar a 82; de 24 docenas de huevos a casi 30; y de 38 botellas de aceite a 56 unidades. También logró incrementar su poder de compra del pollo, de 19 a 25,5 kg; del queso fresco de 10 a 16,5 kg; del tomate, de 28 a 50 kg; y de la yerba, de 10 a 15 paquetes.

Sólo dos productos registraron alzas de precios tan elevadas, producto del abuso en la posición dominante de la industria y de la reticencia de los comerciantes a convalidar valores accesibles al consumidor. Se trata de la harina y del pan, cuyos incrementos afectaron también el poder de compra de los salarios de los trabajadores y las jubilaciones. En este caso, con la Asignación Universal se pasó de comprar 112,5 kilos de harina en 2009 a 66 en 2013; y de 33 kilos de pan a 31. De todos modos, en el global del consumo de los productos correspondientes a la canasta básica, queda un saldo netamente favorable al beneficiario de la Asignación Universal que pudo año a año incrementar la cantidad de alimentos en la dieta de la familia.

Fuente: La Capital