La inversión rueda barranca abajo
El relevamiento de la Fundación Germán Abdala refleja una aceleración de la caída en los niveles de inversión. En el primer semestre la baja fue del 7,4 por ciento. La construcción es uno de los sectores más afectados.
04/08/2016 El PaísEl relevamiento de la Fundación Germán Abdala refleja una aceleración de la caída en los niveles de inversión. En el primer semestre la baja fue del 7,4 por ciento. La construcción es uno de los sectores más afectados. También decaen las expectativas empresarias.
Ante la fuerte contracción del consumo, el pobre desempeño exportador y el ajuste del gasto público desde que asumió Mauricio Macri, la apuesta oficial es que el impulso al crecimiento económico provenga de la inversión privada. Los datos del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala revelan que ni el supuesto shock de confianza ni la transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados permitieron recomponer la formación bruta de capital: en junio el Indicador Mensual de la Inversión (IMI) registró una contracción interanual de 10,7 por ciento. Así, la caída acumulada durante el primer semestre del año llegó al 7,4 por ciento. Los datos reflejan una aceleración de la tendencia de caída. La construcción pública y privada, uno de los componentes más relevantes de la inversión en Argentina, sufrió el peor retroceso desde la crisis internacional de 2009. Sin la posibilidad de confiar en una revitalización de la inversión privada –local o extranjera– y en ausencia de un programa estatal de infraestructura que permita dinamizar la actividad, la verdadera apuesta del Gobierno reside en el ingreso de capitales financieros, el endeudamiento externo y la apertura comercial.
“El Gobierno busca apoyarse en un fuerte proceso de inversión por parte de los privados pero el propio sector público contrae sus planes. La obra pública, tanto nacional como provincial, es uno de los principales rubros de ajuste”, señaló a este diario Leandro Ottone, del ITE. De acuerdo a los datos elaborados por el instituto, la caída en la inversión durante junio está explicada principalmente por el descenso de 19,6 por ciento en la construcción. Ese desempeño contractivo fue apenas amortiguado por el crecimiento de 0,1 por ciento en Equipos Durables de Producción. “Lejos de ser el motor del crecimiento para 2016 como se pronosticó al lanzar el Plan Belgrano, la baja ejecución está generando severas complicaciones en las cadenas de pagos del sector de la construcción, donde también se advierten niveles récord de destrucción de puestos de trabajo”, explicó el economista del instituto que depende de ATE Capital y la Unión de los Trabajadores de la Educación.
La inversión registra un retroceso generalizado en toda América del Sur pero desde el Gobierno enfatizan que los “cambios estructurales” y la “apertura al mundo” serían señales suficientes para promover la postergada lluvia de desembolsos de empresarios locales y extranjeros. Las transformaciones propuestas por la Casa Rosada para volver al mundo forman parte del decálogo de exigencias del manual internacional de buenas prácticas neoliberales. Sin embargo, la historia argentina revela que la inversión privada destinada al abastecimiento del mercado interno no se reactiva en contextos de contracción de la demanda como el generado por la caída en el poder adquisitivo de los trabajadores. El empresariado local invierte cuando tiene perspectivas de incremento de la demanda; una relación causal opuesta a la postulada por el macrismo.
A su vez, el comportamiento anémico del comercio internacional junto con la profunda recesión y crisis política de Brasil generan un marco poco estimulante para la inversión privada de aquellos sectores industriales y agropecuarios orientados hacia los mercados externos. Si bien se realizaron anuncios aislados de inversiones de multinacionales (muchos reconfirmando proyectos lanzados en los últimos años), según la CEPAL los flujos de Inversión Extranjera Directa registran una tendencia a la baja en toda la región. La continuidad de la crisis internacional no sólo afecta a los flujos financieros sino también a la localización de inversión de riesgo en las economías emergentes.