Una nueva muestra del negacionismo PRO
El funcionario afirmó que los centros clandestinos eran “lugares descentralizados”. Recibió críticas desde todos los sectores de la oposición e incluso de aliados de Cambiemos.
31/01/2017 El PaísEl funcionario afirmó que los centros clandestinos eran “lugares descentralizados”. Recibió críticas desde todos los sectores de la oposición e incluso de aliados de Cambiemos. Los organismos de derechos humanos reclamaron su renuncia. Para el Gobierno, fue “una opinión”.
El director de Aduana, Juan José Gómez Centurión, negó que existiera un plan sistemático de desaparición de personas durante la última dictadura y calificó de “22 mil mentiras” la cifra de 30 mil desaparecidos. El ex militar desató una nueva polémica que amenaza con eclipsar la que había provocado el actual director del Teatro Colón, Darío Lopérfido. Los planteos de Gómez Centurión, que desconocen fallos judiciales y el informe del Nunca Más, fueron cuestionados por los aliados radicales y lilitos de Cambiemos y por la oposición, que le pidió al presidente Mauricio Macri que lo separe del cargo. Además, los organismos de derechos humanos reclamaron su renuncia. Desde el Gobierno, intentaron hacerlo pasar como una “opinión personal” y confirmaron a PáginaI12 que por el momento sigue en el cargo. Gómez Centurión salió a pedir disculpas “si alguna persona pudiera haberse sentido ofendida”, pero no dio marcha atrás. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que la acumulación de casos de negacionismo indica que el que piensa así es Mauricio Macri.
Cuando en el Gobierno estimaban que habían desactivado la polémica por el feriado del 24 de marzo, Gómez Centurión metió la lengua. En el programa televisivo de América TV Debo Decir, que conduce Luis Novaresio, el director de la Aduana comenzó a discutir con la periodista Romina Manguel: “En tu visión militante, vos estás diciendo que fue un plan genocida. No comparto esa visión”, aseguró Gómez Centurión, quien luego se explayó cuando le recordaron que existían fallos judiciales que probaban que hubo un plan sistemático. “Algunas sentencias sí, otras no, y la mayoría están sin sentencia”, retrucó. “Creo que fue una reacción absolutamente desmedida combatiendo un plan de toma de poder. No creo que el gobierno de facto haya sido un plan sistemático. Si no salimos del relato, es muy difícil entender qué nos pasó. A toda una generación le estamos enseñando por consignas”, aseguró Gómez Centurión.
Torpeza genocida
“Condeno el golpe como condeno el proyecto del terrorismo de tomar el poder. No hay nada que reinvindicar ni de un lado ni del otro”, ahondó el ex militar carapintada, que participó del levantamiento de Semana Santa contra el gobierno de Raúl Alfonsín. Sobre esto último, sostuvo que no fue contra la democracia. “Semana Santa fue un planteo contra los mandos, que se lo vendieron al Gobierno como un golpe de Estado”, aseguró. “No estoy diciendo que esté bien o mal”, aclaró, antes de seguir negando que haya habido un genocidio organizado desde el Estado. “Plan sistemático es un adjetivo. Objetivamente, la realidad es otra. No creo que haya sido un plan para hacer desaparecer a las personas. Fue un torpísimo golpe de Estado tomando el poder y lidiando contra un enemigo que no sabían como manejarlo y que habían arrancado en el 75 con una orden constitucional de aniquilamiento”, aseguró el funcionario macrista, en un remedo de la teoría de los errores y los excesos, que ahora sería reemplazada por la “torpeza”.
“Desde el punto de vista histórico, no es lo mismo ocho mil verdades que 22 mil mentiras”, continuó Gómez Centurión ante la mirada pasmada de los participantes del programa. La ex senadora Chiche Duhalde intervino para advertirle que estaba cayendo en el mismo “error” de Lopérfido. Impertérrito, Gómez Centurión sostuvo que las miles de desapariciones no fueron sistemáticas porque “depende de cómo se hayan producido”. “Es un caos, no es sistemático. Sistemático fue Auschwitz. En la descentralización de la lucha lo que generó fue un plan caótico”, sostuvo el director de la Aduana, obviando los documentos de la dictadura que dividían el país en zona, subzona y área para organizar la represión ilegal. También insistió en que la ESMA o La Perla fueron “lugares descentralizados”.
“Galtieri es un protagonista más. No tengo ningún sentimiento. Es un personaje de la historia que nadie lo va a recordar”, sostuvo el veterano de la guerra de Malvinas, quien también respondió cuando le preguntaron por los estaqueos de conscriptos. “Nunca fue una política… Sé que hubo casos. Una causa que se trató de armar en Tierra del Fuego. Nunca prosperó. Cuando usted mete la política en el medio de la Justicia…”
Opinión personal
Si la idea era unir a los Argentinos, Gómez Centurión unificó a oficialistas y opositores en el cuestionamiento a sus palabras. También se ganó el pedido de renuncia por parte de distintos organismos de derechos humanos y hasta intervino un representante de la ONU para condenar sus dichos. En el Gobierno, buscaron hacer control de daños: tanto un comunicado de la Secretaría de Derechos Humanos, que conduce Claudio Avruj, como un pedido de disculpas por escrito del ex carapintada apuntaron a circunscribir lo ocurrido a una “opinión personal”, separándolo así del ámbito de las decisiones públicas que sigue ocupando. De esta forma, el oficialismo buscó pasar por alto que lo planteado por Gómez Centurión perfora un piso de consenso democrático.
En el comunicado de la secretaría de Derechos Humanos expresaron que “esas opiniones son a título personal, no son compartidas desde ningún punto de vista y no pueden ser tomadas como representativas del pensamiento del Gobierno”. “Tal como quedó demostrado por la acción de la Conadep, los Juicios a las Juntas y los juicios que se siguen desplegando, el terrorismo de Estado instalado desde las cúpulas militares se sostuvo en un plan sistemático de desaparición de personas, robos de bebés, asesinatos, expoliaciones y detenciones arbitrarias”, indicaron. “El comunicado deja en claro la posición del Gobierno. Fue un momento muy doloroso de la historia que de ninguna manera vamos a cuestionar”, aseguró la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, al tiempo que el de Interior, Rogelio Frigerio, afirmó que “es un tema muy sensible para la Argentina. Lo que tenemos que hacer es mirar adelante”.
A esa aclaración oficial le siguió un comunicado de Gómez Centurión que parecía escrito con la misma consigna: “Esas opiniones son de carácter absolutamente personal y no implica en forma alguna la forma de pensar del Gobierno”, aseguró. “Ofrezco una sincera disculpa a cualquier persona que pudiera haberse sentido ofendida por lo expresado o las interpretaciones derivadas de ella”, indicó el funcionario, quien no se retractó de sus dichos, que remedan no sólo los de Lopérfido en 2015, sino la polémica que generó en 2009 el efímero ministro de Educación porteño de Macri, Abel Posse. Aquel olvidado funcionario PRO había dicho que estaban “ilegítimamente encarcelados los militares que lograron el cometido de aniquilar a la guerrilla en sólo diez meses” y que los ex detenidos-desaparecidos eran un “residuo de subversivos”.
El comienzo
La estrategia del Ejecutivo llegó luego de una andanada de críticas, que parecen ser sólo el comienzo de esta renovada polémica. La UCR afirmó en su cuenta oficial de Twitter: “Durante la última dictadura militar existió un plan sistemático de desaparición de personas. Así lo determinó la Justicia”. El presidente del bloque de Diputados de Cambiemos, Mario Negri, indicó: “Discrepo totalmente con Gómez Centurión. La sentencia del Juicio a las Juntas Militares que llevó adelante el gobierno de Raúl Alfonsín, la Conadep y el Nunca Más, las declaraciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son muestras contundentes sobre el terrorismo de Estado, la desaparición forzada de personas, el robo de bebés y la tortura”. Desde una posición más crítica dentro de Cambiemos, Ricardo Alfonsín destacó: “Lo mínimo que puede reclamar la ciudadanía es tener funcionarios consustanciados con la verdad, la Justicia y la defensa de la democracia”. Fue el único en Cambiemos que se animó a sugerir que de un paso al costado.
En tanto, la Coalición Cívica –cuya líder, Elisa Carrió, había defendido a Centurión cuando fue separado por Macri por un presunto caso de corrupción– también rechazó “enfáticamente” lo planteado por el ex militar. “Durante la última dictadura, en la Argentina sufrimos un plan sistemático llevado a cabo desde el Estado, para matar, secuestrar, torturar y robar bebés. Negarlo es no reconocer el mayor logro de nuestra democracia en materia de derechos humanos”, sostuvieron.
Desde los organismos de derechos humanos no sólo cuestionaron lo planteado sino que pidieron la renuncia del funcionario. “Esto se enmarca en una política clara de querer borrar la historia. No solamente deberían sacarlo de la gestión, sino que la Justicia debería analizar si no es apología del delito”, advirtió la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. “Lo que está haciendo este gobierno es querer demoler todo lo que es la memoria y la política de derechos humanos”, indicó el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Inclusive se involucró el Representante Regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, quien dijo: “Lamento los dichos de Centurión. Relativizar las graves violaciones a los derechos humanos en dictadura contradice los informes de la ONU y de la Justicia argentina”.
En tanto, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner consideró que “la reiteración de estas manifestaciones entre funcionarios de un mismo gobierno demuestra que no es Gómez Centurión: es Macri” e indicó que hubo apología al delito. De paso, afirmó que el Gobierno “tiene entre sus funcionarios a los civiles que se enriquecieron con la dictadura y nunca fueron juzgados, entre ellos la familia presidencial”. Por su parte, la líder del GEN, Margarita Stolbizer, destacó que “sus palabras expresan ignorancia y provocación. No merece ser parte de un gobierno democrático”. Por ahora, el Gobierno intenta que el tema se diluya. “No creo que el Presidente le pida la renuncia”, dijo la vicepresidenta Gabriela Michetti.
La lógica es: si pasa, se queda.