Los ecoladrillos de Alta Gracia fueron premiados en México

La Fundación EcoInclusión ganó la Competencia de Talento e Innovación de las Américas en el rubro de proyectos ecológicos.

La Fundación EcoInclusión ganó la Competencia de Talento e Innovación de las Américas en el rubro de proyectos ecológicos. Desarrollan ladrillos sobre el reciclado de envases plásticos, que varios municipios destinan a ampliación de viviendas de familias vulnerables.

Alta Gracia. La Fundación EcoInclusión, que en Alta Gracia produce ladrillos a partir del reciclado de envases plásticos, ganó en la categoría Eco-Reto de la 12ª edición de la Competencia de Talento e Innovación de las Américas (TIC Américas), que se llevó a cabo del 17 al 19 de junio en México.

Desde hace un tiempo, los jóvenes que como voluntarios comandan el proyecto –Fabián Saieg, Leandro Lima y Leandro Míguez– reciclan el plástico Pet de las botellas descartables, y en su pequeña planta del barrio Villa Camiares de esta ciudad lo transforman en ladrillos ecológicos para la construcción.

El destino final del producto es la ampliación de viviendas para familias de bajos recursos y para obras de proyectos comunitarios.

La fundación fue finalista de una competencia de proyectos que se llevó a cabo entre 3.491 propuestas desarrolladas por jóvenes de 40 países.

EcoInclusión fue la única organización de Argentina en la competencia latinoamericana. De hecho, al conocerse su participación en el certamen, en mayo fue distinguida por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. También fue reconocida por la Legislatura provincial y la Municipalidad de Alta Gracia.

Los ladrillos que fabrica obtuvieron el certificado de aptitud técnica que otorga la Subsecretaría de Hábitat de la Nación. El sistema y la maquinaria, que se utilizan también en otras ciudades argentinas, fueron desarrollados y patentados por el Ceve (Centro Experimental de la Vivienda Económica), con apoyo y aval del organismo científico nacional Conicet.

“¡Estamos felices! EcoInclusión ganadora en la Competencia de Talento e Innovación de las Américas en la categoría Eco-Reto. Única organización argentina en la competencia latinoamericana”: ese texto difundieron los jóvenes en sus redes sociales, acompañando al texto con una foto del lauro recibido y otra imagen, la del secretario General de la OEA visitando su stand .

El evento ofició de antesala de la 47ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que lo promovió.

Voluntariado

La Fundación EcoInclusión actualmente trabaja en colaboración con los municipios de Alta Gracia, de Malagueño y de Villa Los Aromos, además de algunas empresas de Córdoba que recolectan botellas de plástico y las envían a su pequeña planta, donde son recicladas. Allí, en vez de convertirse en un desecho, se transforman en un nuevo recurso.

“Para nosotros, la basura no es basura sino materia prima”, plantearon los tres jóvenes voluntarios que sostienen el proyecto, cuando se conoció la nominación para este evento.

Ahora apuestan a colocar más canastos de recolección de botellas en Alta Gracia y a extender la red de colaboradores.

El emprendimiento es aún de muy baja escala. Tras ser triturados, los envases recolectados se mezclan con cemento y se vuelcan en moldes.

El costo no es más bajo que el del ladrillo tradicional, pero genera un beneficio ambiental adicional.

El destino que le dan los municipios con los que tienen acuerdos es la ampliación o la mejora de casas de familias vulnerables.

La máquina con la que cuentan en Alta Gracia tritura sólo 30 kilos de plásticos por día. Con 20 botellas de gaseosas de dos litros se puede hacer un ladrillo. La tarea la hacen entre voluntarios de la fundación.

Un primer paso. El proyecto de los ecoladrillos parte de la acción de voluntarios de una fundación de Alta Gracia. Aún es de muy baja escala, aunque con potencial de crecimiento y de multiplicación en otras ciudades.

Tras ser triturados, los envases de plástico recolectados se mezclan con cemento y se vuelcan en moldes. El costo no es más bajo que el del ladrillo tradicional, pero genera un beneficio ambiental adicional.

Los municipios que los adquieren los destinan a proyectos sociales de ampliaciones de viviendas.

Fuente: La Voz