Sampacho: Tierra de nadie, se multiplican los asentamientos en terrenos ferroviarios

En la región, cada vez más familias se refugian en estos predios. Algunos hasta levantan construcciones. Lo mismo ocurre en otras poblaciones. Por ser propiedad de la Nación, los municipios no pueden intervenir

En la región, cada vez más familias se refugian en estos predios. Algunos hasta levantan construcciones. Lo mismo ocurre en otras poblaciones. Por ser propiedad de la Nación, los municipios no pueden intervenir

El déficit habitacional golpea de lleno a cientos de familias en toda la región, y en los últimos años muchas poblaciones vienen observando el crecimiento de asentamientos en terrenos ferroviarios, y hasta utilizando las casillas o los vagones abandonados como viviendas.

Estos espacios, por estar bajo la órbita nacional, carecen de control alguno, y los municipios poco pueden hacer para evitar el uso de estos predios.

Las realidades son duras. Soportando las frías madrugadas, hay familias numerosas que cambiaron las paredes de ladrillos por biombos de nylon donde se cuela el frío en cualquiera de las heladas invernales que hoy están tan vigentes.

Los terrenos ferroviarios son campo propicio para iniciar una construcción precaria, sin tener que erogar dinero alguno. Cada jefe de familia ni siquiera pide permiso. Toma posesión de estos predios a sabiendas de que hoy estos lugares son “tierra de nadie”, ya que por la falta de recorrido de trenes -salvo los cargueros-  las vías están olvidadas.

Sobre las vías

El tren hacia Río Cuarto dejó de correr desde Sampacho en 1979.
Las vías cubiertas por las malezas y la tierra sólo hacen recordar un tiempo inolvidable en que los convoyes eran sinónimo de crecimiento para tantas urbes del interior. Hoy todo es despojo y abandono.

«El ferrocarril fue una obra proyectada y creada para 200 años, pero por culpa de pésimos gobiernos los argentinos la destruyeron en cien», dicen antiguos ferroviarios.

Ya no se siente el traqueteo de los boggies de los vagones sobre los rieles, ni el silbato de una locomotora. El paisaje permite observar la columna de humo de alguna chimenea alimentada con restos de leña de poda y trozos de madera de cajón de verduras con las que se calefaccionan las familias, y hasta el histórico edificio luce enfrente la parabólica de un servicio de televisión.

Si bien siguen perteneciendo al Estado nacional, en los predios ferroviarios nadie controla absolutamente nada y cualquiera, con algo de materiales, levanta  sus casas pegadas a las vías.

Hace poco tiempo visitó Sampacho uno de los funcionarios del ferrocarril e hizo una evaluación óptica de los asentamientos. Al Municipio de Sampacho se le dio la palabra de que iba a contar con el poder de policía para controlar el incremento de viviendas precarias.

Jorge Devalle, intendente de esta localidad, manifestó que en efecto se le brindó una autorización verbal pero aún no cuenta con la debida constancia como para erigirse en contralor de los asentamientos habitacionales que preocupan.

Hace escasas semanas, la jefa comunal de Washington advertía sobre la precariedad en la que vive una decena de familias en las casillas del ferrocarril. Y así ocurre en otras poblaciones del sur, donde aún hay vecinos que habitan terrenos ferroviarios.  Tiempo atrás, en La Carlota, un grupo de familias pretendió tomar un predio del ferrocarril, pero la acción de la policía impidió que se levantara otro asentamiento. No obstante, también  aquí hay habitantes que ocupan precarias instalaciones a la vera de las vías.

Los servicios

Consultado Paul Medeot, presidente de la  Cooperativa de Servicios Públicos de Sampacho, indicó que las familias que ocupan estas casas lograron que un órgano oficial como es el Ersep (Ente Regulador de Servicios Públicos) les otorgue una autorización para que puedan contar con el servicio eléctrico y de agua potable.

Medeot explicó: «Consideramos  conexiones ‘precarias’ dichas instalaciones, lo que equivale a decir que en cualquier momento el convenio puede darse por finalizado. Se recuerda que ninguna de esas viviendas tiene escrituración porque están en terrenos del Estado».

El dirigente agregó: «Mientras tanto, los jefes de familia deben construir el pilar para instalar el medidor, contar con una buena instalación eléctrica que no sea peligrosa y mes a mes ellos abonan el costo del servicio, al igual que el agua corriente».

Sampacho llegó a ser una de las poblaciones más importantes del exferrocarril San Martín. Por lo tanto, posee dos playas de grandes dimensiones. Una de ellas se encuentra en el ramal Río Cuarto-Villa Mercedes, es decir en orientación norte hacia el sur-oeste con la gran estación central e isla de desembarco actuales.

La otra es el ramal Sampacho – Coronel Moldes-Vicuña Mackenna hacia el sur. Se trata de otra playa de maniobras de la vieja empresa Buenos Aires al Pacífico BAP, con los restos de su antigua estación y diversas construcciones.

Se calcula que entre las dos playas hay alrededor de 80 hectáreas de terrenos inactivos. En el sector norte, hacia Río Cuarto, ya hay un fuerte emplazamiento. Hubo otros intentos de radicaciones pero las autoridades las neutralizaron.

La tragedia de Villa Valeria

La precariedad de un lugar donde vivir tocó fondo en la noche del 29 al 30 de mayo de 2007. Un grupo de familias foráneas, provenientes de San Luis y Mendoza, vivían en un viejo vagón ferroviario construido íntegramente en madera. Nunca se supo cuál fue la causa por la que en una fría madrugada este vagón fue devorado por las llamas, dando muerte a 8 personas entre mayores y niños. Fue un shock emocional para todo el departamento General Roca, pero al parecer no hubo hasta el presente soluciones de fondo, y la imperiosa necesidad de una vivienda es una de las mayores falencias que presentan los distintos gobiernos en las últimas décadas.

Fuente: Puntal