Polémica por fumigaciones: Dique Chico, conflicto grande

Un pequeño pueblo cercano a Alta Gracia muestra un fuerte enfrentamiento entre sus pocos vecinos y productores rurales. Es otra controversia en Córdoba por el uso de agroquímicos en campos pegados a zonas urbanas

Un pequeño pueblo cercano a Alta Gracia muestra un fuerte enfrentamiento entre sus pocos vecinos y productores rurales. Es otra controversia en Córdoba por el uso de agroquímicos en campos pegados a zonas urbanas, que se discute aún en muchas regiones.

Tras un año de reclamos de vecinos, la comuna de Dique Chico –cercana a Alta Gracia y a 50 kilómetros de la capital provincial– está a punto de dictar una norma que prohíba las fumigaciones agrícolas en los campos pegados a su sector urbano. No será la primera: en los últimos años, más de 25 pueblos y ciudades de Córdoba han dictado ordenanzas en esa dirección.

Sin embargo, en este caso la controversia ha sumado condimentos. Porque al ser una localidad muy pequeña torna complejo el enfrentamiento entre vecinos que se conocen y por las reacciones asumidas en los últimos días.

El jefe comunal Nilo Pérez (Unión por Córdoba) admitió que analiza el texto de una resolución que prohibiría las pulverizaciones terrestres a dos mil metros de las viviendas. “No queremos equivocarnos, ni dañar intereses de nadie por errores. Estamos esperando que vuelva de viaje nuestro asesor letrado para revisar que la ordenanza cubra toda la problemática, priorizando la salud de la gente”, señaló el jefe comunal.

En los últimos días, productores rurales de esa zona se manifestaron frente a la comuna con camiones, tractores y camionetas para reclamar en sentido contrario: que no haya normas más restrictivas para sus trabajos. El lunes pasado incluso varios se encadenaron a la sede de la comuna, en el marco de un acampe de protesta.

Alejandro Dalmasso, productor de la zona, destacó que entregaron un petitorio a la comuna y gestionaron un encuentro con funcionarios del Ministerio de Agricultura.

La polémica tomó fuerza el año pasado, cuando varios vecinos denunciaron pulverizaciones en campos pegados al acotado casco urbano. El temor central que manifiestan es por los efectos en la salud. Marcaron que se fumiga incluso “a metros de la escuela”.

El tema volvió a la agenda estos días, cuando –a la vuelta del calendario de siembra– se presentaron en la comuna cinco recetas para autorizar aplicaciones en campos.

“Hemos decidido darle todo el apoyo al jefe comunal para que tome esa decisión que queremos todos los vecinos”, señaló Esteban José, vecino que sugiere una reconversión agroecológica de los campos periurbanos.

El grupo Vecinos Autoconvocados por Dique Chico expresó en un comunicado su deseo de “una situación de paz y entendimiento que nos permita liberarnos de los agrotóxicos que arrojan en nuestras narices”, y plantearon que “esas tierras no dejarán de ser productivas, sino que es una oportunidad para que puedan trabajarlas con otros métodos de producción, sin perjudicar nuestra salud”.

En el marco de la ley

En la otra vereda, el productor Dalmasso detalló que para cada pulverización rural presentan las recetas fitosanitarias y cumplen todos los requisitos que exige la ley provincial. Tras considerar que “hay organizaciones de activistas que presionan a los vecinos”, subrayó: “Tenemos todo en regla y cumplimos la ley de agroquímicos. Pero tenemos que aguantar que nos digan envenenadores y nos toquen hasta nuestra dignidad”, protestó Dalmasso, uno junto a los encadenados de la protesta, en la que piden que la Provincia intervenga en el asunto.

Restricciones

Desde 2004, la ley provincial de agroquímicos fija condiciones y límites para fumigar al lado de áreas urbanas: no permite aplicaciones terrestres a menos de 500 metros con algunos productos, pero esa restricción desaparece para otros considerados de bajo riesgo por el ente nacional Senasa (entre los que está incluido el glifosato, el más usado de todos). Eso, mientras se cumplan varios requisitos y se presenten recetas previas con autorizaciones del municipio o comuna para cada pulverización, bajo ciertas condiciones climáticas y con máquinas habilitadas. Para fumigaciones aéreas, en cambio, el límite es de 1.500 metros. Algunas localidades dictaron normas con más restricciones.

Fuente: La Voz