Panorama incierto: Con la mirada en Europa, el biodiesel argentino camina por la cornisa

El comercio exterior de biodiesel argentino vive estos días un panorama incierto, inmerso en un ajedrez interminable con las grandes potencias compradoras.

El comercio exterior de biodiesel argentino vive estos días un panorama incierto, inmerso en un ajedrez interminable con las grandes potencias compradoras. Si bien los fabricantes venden al mercado europeo a buen ritmo, existe la posibilidad de nuevos litigios desde el viejo continente.

El comercio exterior de biodiesel argentino vive estos días un panorama incierto, inmerso en un ajedrez interminable con las grandes potencias compradoras, que interponen constantes barreras paraarancelarias, en el marco de un creciente giro hacia políticas de corte proteccionista.

El negocio del biodiesel en nuestro país genera divisas por un valor cercano a los 1.600 millones de dólares anuales, y de la mano del polo de molienda de soja más eficiente del mundo, es uno de los principales exportadores del planeta. Así, hasta el año 2013 el 90 por ciento de la producción local de este producto se comercializaba en Europa, a razón de 1,5 millones de toneladas anuales

En esos días, la Unión Europea aplicó elevados aranceles de exportación, bajo el argumento de dumping. Cuatro años después, y con un fallo favorable  de la Organización Mundial de Comercio (OMC), desde el viejo continente  disminuyeron los aranceles de importación. Pero fue una medida aceptada a regañadientes, y los europeos hicieron lo imposible por dilatar las compras del biodiesel elaborado en nuestro país.

En este período en donde el gobierno argentino recorrió los tribunales internacionales, apareció el mercado norteamericano, que se erigió como el principal comprador, con cifras similares a las europeas. Pero a mediados de este año, y con el respaldo del cada vez más evidente proteccionismo de la Casa Blanca, los fabricantes de biodiesel pusieron el grito en el cielo y el Departamento de Comercio norteamericano hizo el resto: nuevas acusaciones de dumping para este producto.

Este revés llegó en pleno operativo seducción del gobierno argentino con los estadounidenses, que en principio planeaban exportar a ese destino limones y carne bovina.  La realidad –al menos al momento de escribir estas líneas- indica que los limones y el biodiesel siguen sin salir, mientras los americanos nos venderán carne de cerdo.

Con su acostumbrado pragmatismo, el presidente Donald Trump zanjó rápido esta cuestión, e impuso al biodiesel argentino aranceles que rozan el 60 por ciento, situación que hace inviable cualquier operación comercial. Y mientras los negociadores argentinos ofrecía vender a Estados Unidos un monto fijo a un valor a designar, llegó el golpe de gracia: el gigante del norte argumentó que la producción de aceite de soja –insumo vital para la elaboración del biodiesel- se encuentra subsidiada por el Gobierno nacional.

Consultados por Infocielo, desde las entidades vinculadas al sector reconocieron que este mercado “se encuentra absolutamente cerrado desde hace un mes”. En este escenario, las investigaciones para determinar las acusaciones de los norteamericanos finalizará en enero de 2018, fecha en la que Argentina recién podrá citar ante los organismos internacionales la jurisprudencia a su favor, que es fallo de la OMC contra Europa.

Hasta ese momento, el mercado de Estados Unidos estará fuera de juego. Con la mirada puesta en Europa, los fabricantes argentinos no perdieron el tiempo, y ya enviaron a España y Holanda cerca de 400.000 toneladas. Pero más allá de este viento a favor, los europeos están preparando su contraataque, y en los próximos días es probable que protesten en relación a los subsidios recibidos por la industria aceitera argentina.

Si esto ocurre, y con el mercado de Estados Unidos bloqueado, los fabricantes locales de biodiesel estarán en un callejón sin salida, porque ningún país en el mundo puede absorber un volumen de compra cercano al 1,5 millón de toneladas.

Fuente: InfoCielo