Escenas de un país en riesgo
Despidos, remarcaciones, desabastecimiento, aumentos. La economía real: más y peor de lo mismo. Internas en el Gobierno, desazón presidencial. Rectores azorados. Remembranzas mezcladas: el 89 y De la Rúa.
03/09/2018 OPINIÓNDespidos, remarcaciones, desabastecimiento, aumentos. La economía real: más y peor de lo mismo. Internas en el Gobierno, desazón presidencial. Rectores azorados. Remembranzas mezcladas: el 89 y De la Rúa.
Hay vida más allá de la City y de las calificadoras de riesgo. Echemos un vistazo, salgamos del microclima. Mientras el Gabinete se reúne en Olivos para discurrir sobre las próximas “negociaciones” con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el ministro de Agroindustria Miguel Etchevehere echa a más de 500 laburantes, casi todos de Agricultura Familiar. Despedirlos a fin de mes es maniobra patronal para ahorrarse un sueldo. Consumarlo un viernes, ese viernes, exceso de sadismo. Le hace sistema el despliegue represivo de la Guardia de Infantería.
Grandes productores de alimentos retraen entregas, laboratorios de primera línea interrumpen la distribución de remedios. La experiencia alerta porque se conoce cómo funciona eso. Calculan cuanto y cuando remarcarán… en el ínterin desabastecen. Hospitales públicos del Conurbano no pueden reabastecerse.
Se suspenden prestaciones médicas otrora gratuitas, hasta servicios de diálisis, porque el Estado lleva meses de mora. Fundaciones que combaten enfermedades con apoyo público se paralizan porque el Estado nacional no les entrega los fondos comprometidos. No todas lo denuncian por temor a las represalias de un gobierno despiadado.
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Remarcar la desigualdad: Especulan los que pueden, quienes son fuertes. El resto analiza el modo de perder menos. Cualquier ferretero de barrio cavila, desguarnecido. ¿Le conviene vender, reponer a precios siderales a riesgo de quedarse sin caja y sin clientes? ¿O semiparalizar el boliche para no descapitalizarse? Encrucijada sin salida virtuosa para quien no atesora dólares ni tiene reservas. Necesita flujo diario, sostener el negocito. Inviable la subsistencia en una economía que solo trabaja de contado rabioso, a puro cash. O cash en dólares para ciertas transacciones. Sin posibilidad de descontar documentos, de pedir créditos por corto o mediano plazo, se rompen eslabones de la cadena de pagos, los contratos quedan en suspenso.
La desazón llega a las familias. Un hilo enlaza a lo público y lo privado. El programa acordado con el FMI agrede especialmente a la educación, la salud y las prestaciones sociales.
El valor adquisitivo de los ingresos fijos se licúa y cualquier trabajador debe jugar a la especulación microscópica. Ni hablamos de comprar divisas sino de salir corriendo al supermercado o al “chino del barrio”para cambiar pesos por mercaderías.
Los argentinos que llegaron a la mayoría de edad durante el kirchnerismo desconocieron zozobras parecidas. Esa etapa tan denigrada se caracterizó por una estabilidad ahora quimérica.
El gobierno hiberna paritarias del sector público ¡en septiembre! con una perspectiva de inflación anual superior al 40 por ciento, siendo optimistas o cándidos.
La Marcha Universitaria desafía al temporal con frío polar (un día macrista, pongalé). Estudiantes, docentes, graduados, personas del común confluyen, una muchedumbre. Se trata de”kirchnerotroskistas” para el ministro Alejandro Finocchiaro. El neologismo apesta a rancio: macartea a quienes piden una actualización salarial, la ejecución plena del devaluado presupuesto 2018, actualización de becas para estudiantes (ver recuadro).
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Recuerdos del pasado: Este cronista insinuó anteayer que la catástrofe (social, laboral, económica financiera y política) tiene más reminiscencias de 1989 que de 2001. Lectores de este diario aportaron vivencias ilustrativas (ver recuadro aparte).
Extrañamente –o quizá no tanto– la gestualidad y el vocabulario de Macri remiten más al ex presidente Fernando de la Rúa durante la agonía de la Alianza. El mensaje en cadena del miércoles fue un calco del célebre “¡qué lindo es dar buenas noticias!” de “Chupete”.
Solo un enemigo avispado (o un asesor destruido) pudo sugerir reflotar la expresión “Déficit cero”.
La comunicación oficial trastabilla porque no es posible mentirle a “a la gente” sobre su propia cotidianeidad. La torpeza añadida revela el estado de ánimo del equipazo.
Los grandes manipuladores de opinión macristas dejan la impresión de saber que están a bordo del Titanic, tal vez en la proa.
La clave, sugieren en Palacio, es sumar al peronismo racional o federal o pro-gobernabilidad. Algunas propuestas incurren en comicidad involuntaria. Anotan en el libro de pases al embajador en España Ramón Puerta, misionero, amigo personal de Macri. Por ser presidente provisional del Senado, le cupo ejercer la presidencia argentina tras la renuncia de De la Rúa. Le entregó la banda a Adolfo Rodríguez Saá y cuando este dimitió, Puerta hizo lo propio fugándose en un avión particular a Punta del Este. El hombre tiene aeropuertos y aviones particulares en su provincia. No parece ser la persona indicada por perfil, aficiones y pasado. La remembranza añade el enésimo déjà vû disfuncional.
Un pacto de gobernanza con el peronismo es inviable si se sostiene la política económica: un convite al fracaso, una instigación al suicidio.
Los gobernadores no oficialistas (llamar opositores a todos sería un exceso) piensan en clave de defensa propia. Por otra parte, es ilusorio dibujar un presupuesto para 2019 con todas las variables en estado de demencia.
Dirigentes peronistas reflotan la figura del ex ministro de Economía Roberto Lavagna. El candidato que está solo y espera que lo vayan a buscar, por idiosincrasia y autoestima.
En medio de las turbulencias tormentosas, todo es posible pero el armado opositor (el panperonista en especial) transita más lento que la crisis, hasta hoy.
La calamidad permanente más exige que propone la convergencia de un espacio justicialista amplio, que fortalezca la perspectiva de alternancia. La protesta social va más rápido que los reflejos políticos, otro signo o síntoma de la etapa.
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Distintos usos de la pala: En Olivos proyectan restablecer retenciones y suprimir ministerios o secretarías. Cuando Macri llegó a la Casa Rosada dispuso precisamente lo contrario.
Aplicar retenciones es un destello de sensatez, tardío porque la pérdida de ingresos fiscales produjo un tendal. La Mesa de Enlace clama al cielo: disminuyen, un cachito, su rentabilidad extraordinaria. Los grandes productores se enriquecieron desmedidamente durante la gestión Macri incluyendo a los dos ministros de Agroindustria: Etchevehere y su precursor Ricardo Buryaile. Praxis execrable moralmente, extendida en las primeras figuras del gobierno que son más millonarias que cuando arribaron. Funcionarios de primer nivel enterraron el futuro de millones de argentinos mientras ellxs, sus familias, sus actividades, sus empresas se la llevaron con pala. Diferentes usos de la herramienta, que acrecentaron la desigualdad.
Los recortes en el Estado se emprenden sin racionalidad de gestión, solo pensando en los gastos. Cercenan áreas enteras desmantelando programas o reparticiones expandidas en las provincias. Se truncan así políticas de alcance nacional.
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Del baldío a Washington: El ministro de Economía, Nicolás “baldío” Dujovne, se apronta para viajar hacia Washington. Lo anticipa en una pseudo conferencia de prensa que causaría pena si no diera bronca: titubea, deja la impresión de estar aturdido o mal medicado. Las imágenes, a menudo, no mienten. Valen más que veinte palabras musitadas con tono tartajeante.
Llegará a destino, se hincará ante Lagarde. Contra los derechos y los intereses de la mayoría de los argentinos acentuará el ajuste recesivo.
Alfonso Prat Gay y Carlos Melconian sueñan con un regreso glamoroso: serruchan el piso sobre el que patina Dujovne.
“La solución es política” mitifican opineitors descarados suponiendo que relevar al Jefe de Gabinete Marcos Peña frenará la inflación, aumentará el consumo, activará la gigantesca capacidad ociosa de fábricas y comercios.
El Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y la gobernadora María Eugenia Vidal piden bajo el cono del silencio la cabeza de Peña. Una tendencia hobbesiana recorre Cambiemos.
Los combustibles ya aumentaron, el trasporte lo seguirá, la recesión (socia del FMI y el modelo macrista)avanza.
Sin sensibilidad social ni funcionarios idóneos el Gobierno ahonda todos los problemas que causó. La coyuntura angustia, el futuro mete miedo. La obtusa tozudez de Macri agrava las preocupaciones. Lo peor, aunque duela admitirlo, todavía no llegó.
Por Mario Wainfeld