El Central baja la tasa a paso de tortuga
La primera rueda tras el anuncio de la letra chica del acuerdo con el Fondo Monetario no fue optimista. La Bolsa cayó 1,2 por ciento y el riesgo país subió a 670 puntos. Las tensiones externas complican el panorama. El BCRA redujo un punto la tasa.
31/10/2018 El PaísLa primera rueda tras el anuncio de la letra chica del acuerdo con el Fondo Monetario no fue optimista. La Bolsa cayó 1,2 por ciento y el riesgo país subió a 670 puntos. Las tensiones externas complican el panorama. El BCRA redujo un punto la tasa.
El Banco Central inició su quinta semana de política monetaria contractiva. La entidad redujo cerca de un punto la tasa de interés respecto del viernes pero sigue sin poder disminuirla por debajo del 70 por ciento. En la licitación de Leliq de ayer se ofreció una tasa máxima de 71,029 por ciento, al tiempo que la promedio fue de 70,626 por ciento. El viernes estas cifras habían sido 72,498 y 71,756 por ciento, respectivamente. El rendimiento que ofrece la autoridad monetaria es inferior respecto al pico de 72,881 por ciento que se llegó a pagar en promedio en la tercera semana del programa, pero sigue por encima del 67,710 por ciento con que arrancó el plan en octubre. En el mercado cada vez son más los economistas que reconocen un problema de consistencia monetaria. En el Central, de la misma forma que ocurría con las Lebac, niegan tensiones e indican que la estrategia no genera conflictos de mediano plazo.
La incertidumbre del mercado interno se potencia con el panorama internacional. Los conflictos entre Estados Unidos y China siguen sin resolverse y las bolsas en el mundo muestran episodios de fuerte fluctuación. El Nasdaq marcó ayer un retroceso del 1,6 por ciento, en tanto que el indicador VIX, que mide el nivel de volatilidad en Wall Street, anotó un salto del 2,2 por ciento. La suba refleja un mayor nerviosismo. En la bolsa porteña hubo efecto réplica y el Merval sufrió una caída del 1,3 por ciento. Nuevamente los bancos y las empresas energéticas registraron los mayores retrocesos. Grupo Financiero Galicia cayó un 2,6 por ciento y Transportadora Gas del Norte lo hizo un 1,2. Otras pérdidas importantes fueron de Tenaris (-3,0 por ciento) y Petrobras (-3,9). La primera rueda bursátil tras el anuncio con el Fondo Monetario no fue optimista. El riesgo país volvió a subir tres puntos por la caída de los bonos y se ubicó en lo 670 puntos básicos.
El dólar cerró en 37,76 pesos, al disminuir 9 centavos. El mayorista, en cambio, se ubicó en 36,90 pesos, con un incremento de seis centavos. Este tipo de cambio con el que operan los bancos, los grandes inversores, exportadores e importadores marcó alzas en las últimas tres jornadas hábiles. El volumen operado fue de 439 millones de dólares, una caída del 22 por ciento. En el mercado de futuros, mientras tanto, se negociaron contratos por el equivalente a 960 millones de dólares. El 55 por ciento se operó para el final de octubre y noviembre, con precios de 37,07 y 38,69 pesos.
Por el momento la estrategia de reducción del circulante de pesos y tasas de interés en moneda local muy elevadas es efectiva para contener el valor del dólar en la zona de no intervención. La banda cambiaria ya se ubica entre 35 y 45 pesos. Esto se debe a que en el Central decidieron aumentar el piso y el techo de cotización un 3 por ciento al mes a partir de finales de septiembre. El problema es que la menor volatilidad del dólar ocurre junto con un incremento exponencial de pasivos monetarios. La acumulación de deuda del Central se concentra en las Leliq. Estas letras de corto plazo que sólo compran los bancos suman 600 mil millones de pesos y pagan tasas de interés por día equivalentes a 1000 millones de pesos (27 millones de dólares diarios).
La contraparte de las Leliq son los plazos fijos del sector privado depositados en los bancos. Las entidades bancarias están ofreciendo tasas del 48,98 por ciento para los plazos fijos minoristas y de 53,81 por ciento para los mayoristas. Los bancos aumentan el rendimiento de los depósitos para capturar pesos y poder colocar Leliq a tasas de más del 70 por ciento, que paga el Central. La tensión que genera este esquema es que las expectativas y decisiones de los privados no son sencillas de manipular. En el momento que no quieran renovar sus plazos fijos, los bancos se verán obligados a transformar los pesos invertidos en Leliq en emisión para pagar a sus clientes. El resultado, al igual que ocurrió con las Lebac, es la volatilidad en el mercado de cambios.