Treinta días con la pelota como idea fija
12/06/2014 OPINIÓNLa mayoría cree que los choques políticos se calmarán o pasarán a un segundo plano mientras se juegue el Mundial. Una de cada tres personas piensa que la Argentina será campeona. Relación de amor-odio con Brasil.
Por Raúl Kollmann
Cualquier campaña antimundial está condenada al fracaso: sólo dos de cada diez personas afirman que no les interesa la Copa del Mundo, mientras que el resto tienen mucho o bastante interés en lo que pasará en Brasil 2014. Esto incluye hombres y mujeres: hoy en día, siete de cada diez mujeres dicen que el Mundial les interesa bastante o mucho. En paralelo, la mayoría piensa que habrá una especie de tregua en el mes de la competencia, porque cree que los choques políticos se calmarán o pasarán a un segundo plano: “Mientras dura el Mundial, los argentinos nos olvidamos de los problemas y nos sentimos más unidos”, opina un abrumador 70 por ciento. El optimismo existe, pero tampoco es desbordante: una de cada tres personas cree que la Argentina será campeona, pero en el pronóstico aparece Brasil muy cerca, como segundo favorito. La relación con los vecinos verde-amarelos es de amor-odio: cuando se le pregunta a los argentinos quién quieren que salga campeón, si no es Argentina, el primero de los que aparece es Brasil: uno de cada cuatro quiere que salgan campeones los vecinos. Ahora, cuando a los argentinos se les pregunta quién no quieren que salga campeón, casi la mitad menciona a Brasil. El segundo lugar de los enemigos lo ocupa, como era casi cantado, Inglaterra. Las conclusiones surgen de una encuesta exclusiva realizada para Página/12 por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que conduce Roberto Bacman. En total, se entrevistaron a 609 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
Un punto llamativo es el nivel de interés que existe de cara al campeonato que empieza hoy. El 41 por ciento de los entrevistados dice que tiene mucho interés y el 36 por ciento bastante interés. Y esto se refleja a todo nivel. Es cierto que hay un 83 por ciento de los hombres con pasión por el Mundial, pero el porcentaje entre las mujeres es alto: 69 por ciento. Seguramente, la misma encuesta hace veinte años hubiera dado un muchísimo menor interés por parte de las mujeres.
“No queda duda alguna de que para los argentinos el Mundial es otra cosa –analiza Bacman–: un verdadero evento social de amplio alcance y poder de convocatoria. Atraviesa las edades, el género y las clases sociales y se constituye en una de las mayores atracciones a nivel planetario que nos atrapa a todos.”
El impacto del campeonato llega al ámbito de lo político y lo social. Una alta proporción (70 por ciento) se manifiesta de acuerdo con la frase “mientras dura el Mundial, los argentinos nos olvidamos de todos nuestros problemas y nos sentimos más unidos”. Y también hay una mayoría que dice que el clima político se calmará durante del Mundial.
“El campeonato abre una especie de prueba –afirma Bacman–. Las cosas no se definen por el deporte, sino por la economía y la política. Por ejemplo, el Mundial ’86 y el título de la Argentina abrió un compás de espera, una tregua, pero después, cuando crujió el plan económico de Raúl Alfonsín, el oficialismo de aquel entonces perdió las elecciones de 1987. También influyeron Semana Santa y las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Por eso, lo decisivo no es lo deportivo. Ahora se abre un período en el que habrá menos choque, hay una especie de vivir juntos el Mundial, pero después las cosas nuevamente dependerán de lo político y económico. Algunos podrían pensar que es una especie de pensamiento mágico creer que durante el Mundial los problemas políticos van a desaparecer. Es una opinión y por supuesto válida. Sin embargo, es evidente que más allá de los habituales temas que nos suelen dividir y distanciar, el Mundial es una gran oportunidad para compartir, juntarnos socialmente y disfrutar en torno del deporte, el más lindo de todos, sin temor a equivocarnos.”
En el terreno estrictamente futbolístico no hay un optimismo desmedido ni un diagnóstico triunfalista. Un medido 33 por ciento, es decir uno de cada tres compatriotas, dice que la Argentina será campeona. Parece cantado que tiene que existir ese optimismo por el nivel del equipo nacional y los nombres de los jugadores que lo integran, “pero además se dibuja la idea de un Maracanazo, un hecho épico”, evalúa Bacman. Al mismo tiempo, hay un respeto, también razonable, por la potencia del conjunto local, Brasil: el 27 por ciento de los argentinos piensan que los vecinos, aprovechando la localía, se llevarán el título y el listado sigue con nombres lógicos, Alemania, España, Italia.
Cuando entran a jugar las pasiones, hay datos que asombran. Ante la pregunta quién quiere que salga campeón si no es Argentina, sorprende el primer lugar en la tabla: Brasil. Nada menos que uno de cada cuatro encuestados quiere que los brasileños den la vuelta olímpica, algo que puede tener relación con el espíritu de unidad latinoamericana o la formación en estas últimas décadas del Mercosur y Unasur. Hasta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Twitter (ver aparte) y el técnico argentino, Alejandro Sabella –en diálogo con la revista La Garganta Poderosa–, hablaron de “La Patria Grande”. Detrás de Brasil, están los que hinchan por España, seguramente por razones de descendencia o por el fútbol de toque que desplegó en los últimos años. En un destacado tercer lugar aparece Colombia. Debe tenerse en cuenta que en los dos equipos más populares, Boca y River, hubo pasos importantes de jugadores colombianos. Los millonarios tuvieron tres hombres clave en sus filas en el campeonato que acaban de ganar.
El CEOP también formuló la pregunta que está en la otra cara de la moneda: ¿cuál es el equipo que a usted no le gustaría que salga campeón? Y ahí parece primar la rivalidad con los vecinos brasileños. Hay un 42 por ciento de los encuestados que ubica a Brasil en el primer lugar de los que no quieren que salgan campeón. En la segunda ubicación de los menos queridos aparece Inglaterra, tradicional adversario desde la época de la guerra de Malvinas. Tercero figura Alemania por potencia futbolística y cuarto Chile.
“Se evidencia en las dos preguntas la ya clásica relación de admiración y rivalidad con Brasil –redondea Bacman–. De alguna manera el amor y el odio están presentes cada vez que se piensa en nuestros vecinos verde-amarelos. Si bien les reconocemos el buen juego y que fueron cinco veces campeones del mundo, de buenas a primeras también les deseamos el fracaso. Por lo menos, eso quiere una porción importante de los hinchas. Más allá de que está la expectativa de que la copa quede para los argentinos.”
La expectativa, el lugar que ocupará en los medios, los posibles festejos en el Obelisco y en las plazas centrales de cada ciudad después de cada partido, crean un clima festivo que, al menos por un tiempo, saca a la política y a la economía del centro de la escena. “La palabra adecuada es tregua. Ninguna de las cuestiones en debate desaparecerá, pero es un tiempo de vivir una fiesta más bien juntos”, concluyó el titular del CEOP.